Como ya muchas veces ha sucedido, los que manejan el mundo, no prestan atención a los pedidos urgentes de diferentes pueblos del planeta. Así se trate de Afganistan, Francia, España, Portugal o Chile, nadie hace caso a las solicitudes por soluciones estructurales.
Además, como siempre, se vuelve a usar de la corrupción no únicamente para distraer la atención de los hambrientos o los marginados sino también para seguir lucrando con el hambre, la pobreza, la pésima atención de servicios básicos y muchos otros problemas.
Es increíble cómo, en España, por ejemplo, mientras se descubren cuentas fantasmas o en paraísos fiscales y se da a conocer gobernantes que están comprometidos con sobornos, especulaciones y otras yerbas malas, no se atiende las necesidades básicas del pueblo que quiere más empleo, mejor educación y una atención de salud eficiente.
Y lo mismo pasa en muchos pueblos del mundo aunque se vayan conociendo los tejemanejes de la política internacional con filtraciones, espionajes, traiciones y, fundamentalmente, corrupción que nadie puede detener porque ventilar algunas cuestiones en los entornos del poder, es como tratar de tejer una red de araña, siendo elefante.
El distraccionismo es tal que ya se ha descubierto que, incluso, en los "deportes profesionales" se tejen también tramas de corrupción y explotación que nadie supone exactamente sus alcances verdaderos, aunque las últimas manifestaciones en el Brasil han intentado hacer que se despejen algunas incógnitas sobre los "Estados impunes" que existen en algunas disciplinas supuestamente deportivas.
La política de oídos sordos vuelve a ejecutarse en el planeta y, nada raro, se llegue incluso a escenificar una nueva "guerra mundial" para no perder el poder del vil metal, que es lo que atormenta a la humanidad hace siglos.
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