miércoles, 31 de julio de 2013

FRANZ TAMAYO

Hace l33 años nació el hombre que dio prestigio a las letras, a la política y a la opinión, en general, pero que, como es casi normal en nuestro medio, no recibe los homenajes merecidos y adecuados sino esporádicamente.
A Tamayo hay que leerlo no sólo en su prosa sino también, y particularmente, en sus versos. Si bien su "Creación de la Pedagogía Nacional", es poco menos que un clásico, aunque muchos no lo hayan leído ni entendido; sus versos es por donde mejor se mira su interior y todo ese ambiente que se abre a sus letras y que muy bien puede situarse en Grecia como en el altiplano boliviano, sin que haya mella en ello ni signos de dominio o preferencia.
Y es que, ante todo, Tamayo es un mestizo. No por que sus padres hayan sido de diferentes razas o nacionalidades sino porque su pensamiento, sentimiento y conocimiento es la expresión de esa mezcla que, como decía un mexicano, se dio en la tierra por la guerra y en los corazones por el amor. Pues en sus versos vemos transplantado el misticismo o la mitología griega sin desprendernos para nada del suelo y el cielo perfectamente bolivianos y donde, además, se funde el tiempo en pasado, presente y futuro. "Un encantado arcano/ me halaga y me despierta/ Soplo de un mundo ignoto/ y afán de nuevo cielo/ es un ansia infinita/ y un anhelo invencible/ sobre mis ojos vívidos/ es un soñar obsesor". ¿Y quién de nosotros no tiene estos sueños donde se funde el pasado arcano y el futuro promisor en una obsesión por expresarse a través de los intrincados caminos de la mezcla de sueños y de arcanos? ¿No es acaso esta la nueva personalidad que apunta hace mucho pero que no se la quiere entender?
Hay todavía mucho por encontrar en las letras y el legado de Tamayo; si el "checacho urpilay/ ripusaj ninki/ caru llajtata, manan kutigña", de Juan Huallparimachi, nos traslada mágicamente a otros tiempos y otras vivencias; es lo mismo cuando leemos a Don Franz y sentimos sus: "montes graves, graníticas hazañas/ como inmóvil galope de montaña/ No pasaréis aunque la tierra pase/ Yo os llevo para siempre en mis entrañas". Porque los mestizos nacimos para no morir.

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