Al parecer, todavía un tiempo más seguirán las reacciones al cuasi secuestro de Morales por parte de organismos, dizque, de inteligencia y que revelaron, una vez más, cómo se manejan las cosas en el mundo.
La oposición en España no sólo ha solicitado que se presenten las disculpas correspondientes al presidente boliviano sino a los bolivianos en general y que se informe e investigué por qué un funcionario diplomático resulta chivato de otros gobiernos y, por su parte, han presentado ellos mismos sus excusas a los bolivianos por el incidente vergonzoso que tuvieron que sufrir y que no termina aún de ventilar algunas cosas.
Si bien las respuestas han sido contundentes de parte de organismos regionales, los europeos han optado por la indiferencia; no otra cosa significa que, por ejemplo, las resoluciones de UNASUR, la OEA o el MERCOSUR no hayan tenido eco en las informaciones del viejo continente, no porque existan temas más urgentes como la corrupción política o los tejemanejes del poder para seguir con sus recetas liberales, sino porque el amo mismo no quiere verse en la necesidad de explicar las acciones de sus organismos de "seguridad", como la NAS y otros que andan haciendo aguas por todas partes y amenazan con sacar a luz las sombras en que se mueve el poder del dinero.
En todo caso, quiérase o no, el imperio se tambalea ahogado por sus propias contradicciones, amagado por su indiferencia ante el planeta y el mundo y perdido en un materialismo que lo hace extremadamente circunstancial.
Todavía puede dar para algo más el episodio de la vergüenza europea y recordarnos algunos pasajes de la historia universal.
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