¿Cuáles fueron los mensajes dejados por Francisco en América Latina? Seguramente que muchos dirán las palabras que dedicó a los jóvenes; otros intentarán leer entre líneas para tratar de captar los posibles subliminales. Pero de una cosa, si se analiza friamente, no hay duda: es, en cierto modo, anticlerical; al menos en lo que conocemos y soportamos como clero en muchas partes; o sea, la "dignidad de los príncipes", su boato, sus privilegios, sus andanzas en nombre del Señor.
Porque el clero, como parte de la Iglesia, es lo que más ha estado en controversia desde hace décadas, si no siglos, desde el momento mismo en que se instituyó el Papado.
Porque lo que falta a la mayoría de quienes visten la sotana es humildad, servicio, fervor religioso, que suele distorsionarse en ostentación, uso de privilegios y, más que nada, boato que se siente hasta en la misma vestimenta.
No le falta pues razón al Papa argentino, acostumbrado a trasladarse en servicio público, a salir del templo para conocer su feligresía y a osar en la interpretación del evangelio, es decir, la novedad, la buena nueva. Algo que, en verdad no es la costumbre pues se impone el dogmatismo, la "palabra de Dios", curiosamente traducida por evangelistas fuera del tiempo y se deja al creyente; más que con certezas, con dudas.
Por lo demás, hace bastante tiempo que las críticas se dirigen más bien al clero, a los curas, obispos y arzobispos que, en los hechos, demuestran una sociedad de castas donde ellos gozan de privilegios. El primer intento de frenar estas malas conductas, se puede adivinar en la teología de la liberación que, en cierto modo, asignaba tareas más reales a los sacerdotes y el pueblo en general; por lo que el jalón de orejas del visitante en Río tampoco debe sorprender.
La crisis de la religión en general; está más en el clero, sea de la religión que sea, que en la fe misma, en la creencia o, incluso, en las escrituras que son altamente controvertidas.
Claro que hay excepciones; pero son eso.
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