Al parecer, y definitivamente, la democracia no es el mejor camino para el gobierno de representación popular y la superación de las deficiencias o ausencias de los otros regímenes,. No por fallas ideológicas sino por ignorancia y manipulación.
En el mundo muchos se preguntan: ¿Quién elige nuestros gobernantes? Porque está visto que no son las urnas si nos atenemos a los ejemplos de EEUU, que se considera líder del sistema; pero que ha mostrado reiteradas veces que, como dijera Clinton, hay un gobierno dentro del gobierno y es tan evidente que la Reserva Federal, que emite su moneda y dispone su economía, no es un organismo público sino de carácter privado, lo mismo que su Consejo de Relaciones Exteriores. En el caso de los países latinoamericanos, hasta hace un tiempo, los gobernantes se elegían por la Embajada, para que sean votados de acuerdo a las leyes del mercado y la distribución de regalos, promesas de usufructo de la burocracia o, en general, del erario nacional.
En cuanto a la ignorancia, es otro factor que distorsiona el sistema de representación no únicamente porque, como sucede actualmente, hay una "oposición" insufrible y majadera sino porque no faltan los que están "molestos" por tal o cual cosa y amenazan hacer de las suyas para usurpar la propiedad
ajena, feudalizar la pública o agudizar todos los problemas sociales y económicos en su propio beneficio. Son los dirigentes "sindicales", "vecinales," "partidistas" y hasta "cívicos" que creen que la democracia es sectarismo.
Y, como si no fuera suficiente, no faltan los gobernantes que amagan con adoctrinamiento y erradicación de la libertad de pensamiento o que creen que tiene facultades divinas como para resucitar muertos.
Entre todas estas contradicciones, se nos va la democracia sin darnos cuenta que estamos tentando la tiranía; que no es lo mismo que la dictadura, como algunos creen.
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