Comentábamos, a propósito de la visita de Francisco al Brasil, que, aparte de sus mensajes a la juventud, había dejado otros suculentos al propio clero; al que no quiere con boato, privilegios o alejado del pueblo mismo.
Pero lo que llama la atención es que casi todas estas facetas de su estadía han sido, prácticamente, eliminadas por el sensacionalismo que se le da a lo que dijo sobre la homosexualidad y, también, a lo que no dijo.
Esto nos confirma que la desinformación pasa muchas veces de información y el acaparamiento de los medios de comunicación en el mundo, tiene objetivos bien definidos que casi nunca están de acuerdo a los intereses de los habitantes del planeta. Verbigracia, ¿cuántos saben exactamente a qué se debieron las guerras denominadas mundiales? ¿Lo de las torres gemelas fue una suerte de autoatentado? ¿Por qué las invasiones a Afganistan o Iraq? ¿Qué pasa realmente entre las tribus africanas? ¿Quiénes financiaron la creación y crecimiento de lo que fuera la URSS? ¿Por qué se vino abajo?
No vivimos pues en un planeta donde la información esté destinada a elevar el nivel cultural de los hombres sino a, simplemente, manipularlo en función de dos tácticas: el darwinismo y el maltusianismo y, los así (des)informados, estamos obligados a tomar posición respecto no sólo al crecimiento de la población y la falta de alimentos, que son acaparados por pocos, sino también en cuanto a "opciones sexuales" a las que se ha convertido en razón de Estado, sin tomar en cuenta la información que se debiera difundir desde la anatomía, la fisiología, fisiopatología, la psicología o la psiquiatría.
El aborto, por ejemplo. ¿se maneja como una estrategia de derecho o de equilibrio maltusiano de la población? ¿La guerra, tiene que ver con el derecho? ¿Los gobiernos realmente gobiernan?
Cada uno puede llevar las aguas que quiera a su molino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario