miércoles, 6 de marzo de 2013

VIVIR Y MORIR

Desde los tiempos míticos la vida y la muerte han estado unidas y hay todo un rosario de formas de vivir y de morir; lógicamente, también de matar. Desde el acónito, el curare, el arsénico, el plutonio, la estricnina hasta el atentado directo conforman una batería de pócimas y elementos que se pueden usar por los enemigos y los organismos de "inteligencia".
Son varios, muchos habría que decir, los personajes que han muerto no por causas naturales sino por conspiraciones; Pablo, Jesús, entre los más conocidos y, en los últimos tiempos,Yasir Arafat al otro lado del océano y Frei, más cerca; aunque los magnicidios más conocidos de la historia son el de Lincoln y Kennedy que no han sido completamente aclarados e investigados y donde es posible encontrar las tramas de manejos a cual más siniestros.
Hay también varios que han entrado en los hospitales o los quirófanos por un control de "rutina" o una intervención menor y no han salido por sus propios pies, víctimas de infecciones increíbles o inesperadas; como hay los que tuvieron que pagar con sus vidas su traición o su doble actividad de espías y el de un ruso, muerto por radiación, es el más conocido de que se tiene noticia.
 En Bolivia en el período conocido como el "doble sexenio" hay muertes, suicidios y desapariciones que todavía no se han investigado a conciencia y donde podemos encontrar, quizás, muchas sorpresas; así como otras vinculadas a la guerrilla que tampoco se han dilucidado convenientemente y se manejan de acuerdo al color del cristal con que se mira.
La sospecha sobre las verdaderas causas de la muerte de Chávez no son pues simples especulaciones y la tecnología para deshacerse del enemigo es grande; por mucha inocencia que se proclame. Ya el tiempo nos dirá, tal vez, su sentencia. No hay que olvidar que muchas "revoluciones" sirvieron también a otros gobiernos para sus propios fines de hegemonía y control y en América Latina tenemos varios ejemplos.


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