Algo que muchos no logramos entender ni tolerar es eso de "cultura popular" que ha creado algunos departamentos, incluso, dentro de la administración de las universidades y que se extiende ominosamente en muchos lugares y hasta se ha convertido en un tótem.
Porque la cultura es siempre popular pues no es divina ni monárquica ni oligárquica porque la forma de enfrentar la naturaleza, es un reto para todos. Pero lo curioso es que bajo esta excusa, se ha proscrito, excomulgado, desterrado, puesto en picota a los genios de la música, la pintura u otras artes y se ha optado por poner al alcance "del pueblo" sólo las subculturas, trátese del rap, el hip hop o la caricatura de otras ramas; como si el pueblo no tuviese derecho o no estuviera al alcance de un Bach, para citar un ejemplo, o de un Manet; como si no tuviera vuelo en el espíritu que, curiosamente, es lo que más le caracteriza y de ahí sus indudables éxitos en folclore, leyendas o usos que se han extendido hasta los espacios urbanos, alienados a la alienación, fuerza es reiterarlo.
Y existen ejemplos increíbles de hombres, pueblos o naciones que han demostrado una simpatía y preferencia por la música, la pintura, las letras de los grandes genios aunque, aparentemente, pasen desapercibidos o prejuiciosamente calificados como locos y de esto en Bolivia hay muchísimos y sólo para citarlos necesitaríamos varias páginas.
De esta manera, eso de "cultura popular" no es más que la demagogia seudo socialista e izquierdista que se ha impuesto en los predios de la universidad y se ha extendido a otros lugares, por el prejuicio y el menosprecio de lo verdaderamente popular.
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