Como un "lapsus mail" han calificado algunas personas el correo electrónico del PP, en España, que por error se envió no a los "opinadores" de la nómina, sino a otra dirección y que daba cuenta de los temas sobre los que podían opinar, cuáles argumentos presentar y cómo enfrentar determinadas cuestiones.
Muchas veces nos desgarramos las vestiduras cuando vemos que alguien llama la atención sobre la libertad de expresión y se pregunta si efectivamente existe; para quienes conocemos el medio no es una novedad que haya reporteros, columnistas u "opinadores" comprometidos con ciertas empresas, tendencias o politiquerías en general porque lo primero que uno debe aceptar es la realidad. Y, en verdad, eso de la libre expresión es más que algo concreto una aspiración sobre la que hay que trabajar muchísimo todavía no sólo en cuanto a información misma sino también en medio de las propias simpatías o antipatías, naturales al ser humano.
El mismo hecho que los principales medios audiovisuales se hayan vuelto una simple rama del consumismo y sean más que informadores vendedores de tal o cual tendencia; es ya un desmentido al ideal de la libre expresión y de la verdad.
El "lapsus mail" pasará como una anécdota más dentro de los propios medios de comunicación si no aceptamos que, esos mismos medios, tratan de aliernarnos a las conveniencias y el "modernismo" y eso de que tanto se habla pero poco se analiza: los medios alternativos, que también tienen opinadores y sobre lo que volveremos en otra ocasión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario