Al parecer estamos condenados a sufrir otra crisis más en la politiquería nacional, porque a la sustitución de los partidos por movimientos sociales, resulta que éstos se han convertido en lo mismo y han rifado una buena oportunidad de cambiar algo. Todo ha quedado en la simple sustitución de unos sinvergüenzas por otros y en la prepotencia sectaria que hace rato cansa al ciudadano común.
En este ambiente lo más lamentable es la falta de lideres y liderazgos, aparte del actual presidente no hay otro y ni buscando con lupa se encontraría porque la cantinela es la misma: ramplonería de la cabeza y del corazón.Lo peligroso es que este entorno puede servir también para instalar usurpadores e impostores, como ya está sucediendo, y está poniendo en riesgo el sistema democrático con su estupidez, bloqueos y exigencias que se han hecho inaguantables y, para peor, son los sectores que más están al margen de la ley los que quieren imponer sus intereses bastados; es el caso de los explotadores del transporte público o los llamados "gremialistas" que no son sino contrabandistas y lavadores de dinero. Si habría que hablar de seguridad pública, estos dos sectores son los más subvertores porque introducen factores estructurales en la distorsión de la economía y, con ella, una puñalada trapera al Estado.
La crisis de la politiquería no está pues sólo en la falta de líderes sino en el daño estructural que se está produciendo a la república y que algunos no quieren ver porque les interesa más ser pescadores en río revuelto que seguidores de cualquier ideología.
No hay comentarios:
Publicar un comentario