Íbamos a escribir sobre esa guerra entre manipuladores que se está dando so pretexto del TIPNIS; pero preferimos que quien quiera ver, vea y quien quiera escuchar escuche. Y cambiando de tema hay que referirse a esa excusa tan manida de la falta de personal que se escucha regularmente por todos lados.
En el Reino Unido, los policías andan desarmados, no son los suficientes pero tienen un alto grado de eficiencia; lo que nos demuestra que más vale la calidad que la cantidad y eso es lo que habría que buscar también en nuestras instituciones: que cada uno cumpla su papel y se haga digno del salario que gana. Por eso es que al ver las noticias de los diarios que informan sobre una buena cantidad de infractores en el primer día del control del estacionamiento y lo que vimos personalmente; podemos imaginar que ese número pudo muy bien haberse triplicado o cuadruplicado si se hacían las cosas sin la excusa de la falta de personal porque hubiese bastado que todos quienes salieron a las calles, cumplieran el objetivo trazado. No fue así y no hay que engañarse al respecto; todavía muchos policías actúan como floreros y son pocos los que cumplen su función por vocación o por servicio a la comunidad y hay que darles el mérito respectivo. Y, como si fuera poco, cuando se les reclama porque están haciendo la vista gorda ante infracciones evidentes o miran con indiferencia las cosas, se molestan y hasta amenazan.
Todos nuestros males los debemos a la falta de eficiencia y eficacia; tanto en el sector público como privado lo primero es el salario, sea suficiente o no, y después el hacer que se trabaja. Esto es lo que nos diferencia de otras culturas en el mundo y cuya identificación no sólo con su propio salario sino con su empresa es tal que los resultados, a mediano plazo, son los que vemos en la industrialización de algunos países asiáticos y que habría que emular. Japón, Corea, China y otros más.
De otro lado, esa tendencia derechista, en el sentido de simplemente hacer ver los derechos pero sin querer ver los deberes, acentuada por un sindicalismo partidista que hace tiempo dejó en el olvido su propia lucha y postulados, es otro factor de distorsión sobre la realidad de las cosas y la importancia de la calidad ante la cantidad. El secuestro en que se mantienen sectores estratégicos del Estado boliviano, como la educación, la salud, la administración de la justicia y otros es, no únicamente curioso sino hasta paradójico pues nos muestra facetas de total hipocresía, como la de los trotskofascistas que pescan en río revuelto y hacen exactamente lo que critican: servir a los enemigos del pueblo, de la democracia y la libertad. Y si quieren comprobarlo, vean sus actuaciones del presente en torno a los salarios, al TIPNIS, la educación y la salud y ninguna venda voluntaria o forzada podrá esconderles esta verdad.
Mientras no tengamos como objetivo imponer la calidad ante la cantidad; seguiremos siendo dependientes, subdesarrollados, del tercer mundo o colonias ideológicas del sofisma y la hipocresía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario