Desde hace décadas vivimos una suerte de tiempo del no tiempo maya y cíclicamente porque, durante varias semanas, los dirigentes profesionales y los gobernantes no tanto, se enzarzan en discusiones en torno a supuestos que, finalmente, a nada conducen.
Desde que la COB fue creada a impulso del gobierno de la "revolución nacional" con una tendencia más bien indefinida, pese a hacer suya la tesis de Pulacayo, y pese también a que en la primera manifestación de descontento frente a ese mismo régimen, el "libertador económico" les mandó a pedir aumento de salarios al embajador yanki porque era él quien gobernaba realmente, los conflictos se han hecho anuales en cuanto al mismo tema: salarios.
Se manejan varios sofismas en la cuestión, desde los puramente economicistas, como el aumento en porcentajes increíbles, hasta la denominada "canasta familiar con escala móvil", de la misma raíz, que nos llevó a la udepización y la hiperinflación que dio paso al neoliberalismo que entró arrasando todo. Pero lo cierto es que nunca, o casi nunca, se ha pisado el suelo para plantear mejoras en la retribución al esfuerzo del trabajador.
Y, como si fuera poco, siempre se han tenido cartas marcadas en la manga; ya sea de parte del gobierno o de los "sindicalistas" que las más de las veces actuaron como cofradía o en función de intereses que nada tienen que ver ni tenían con los trabajadores. Resultado: Hay muchos "nuevos ricos" a los que habría que preguntarles cómo es posible que, con los salarios de hambre que denunciaban, pueden hacerse las fortunas que ellos hicieron y sin trabajar, con ostentación de casas y movilidades que, lógicamente, no sólo causan envidia sino disputa por la "dirigencia sindical".
No hay pues nada nuevo bajo el sol y actualmente aunque tenemos que soportar los ruidos de esta contienda penosamente sectaria y que apunta también a crear otro "instrumento político" para terciar en las elecciones que muchos dan como seguras para el actual mandatario, por la ausencia de líderes, ideologías y sentido común; no podemos esperar nada bueno para nadie porque, para los liberales, el aumento no será mucho y siempre será insuficiente y para los sofistas siempre habrán traidores que, igual, seguirán de dirigentes marxistas, trotskistas o lo que fuere; al final se ha liberalizado tanto el sindicato, que es una pieza más de la ocupación por el neoliberalismo; aunque hayan algunos que quieran desgarrarse las vestiduras como los judíos.
Los tiempos de demagogia significan también esos tiempos del no tiempo del calendario maya y son una flagrante violación del ama sua, ama kella y ama llulla del Incario.
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