Hace ya rato que las denominadas reuniones "cumbre", se convirtieron más bien en simas o hendiduras profundas que, aparte de no solucionar nada, no sólo que postergaban los problemas sino que los agudizaban. Lo mismo a nivel internacional que interno.
La última cumbre de la OEA no ha salido pues del esquema y la posición adoptaba por algunos mandatarios de no asistir a otra donde no se resuelvan los conflictos y estén todos, en realidad, no es rara sino producto de esas circunstancias de confundir cimas por simas.
Claro que alguien puede preguntar¿Y cuándo algún organismos internacional ha servido para arreglar impases internacionales o nacionales? Y la respuesta es difícil porque desde la Liga de Las Naciones hasta la OEA y pasando por muchas otras la humanidad no ha tenido la oportunidad de aclarar sus problemas y solucionarlos de acuerdo los lineamientos de la paz y la concordia. Todo lo contrario, si analizamos las guerras llamadas mundiales y percibimos cómo fueron manipuladas o las actuales invasiones en nombre de esto o lo otro con el patrocinio o no de la ONU, tenemos que llegar a la conclusión que no todo lo que brilla es oro y que detrás de bambalinas siempre hay quienes cambian guiones y escenarios. Y, como si fuera poco, hay organismos internacionales que son francamente violatorios de los derechos humanos o internacionales de los Estados y hay una larga lista para comprobar este extremo tanto en la América Latina como el África, Asia o la misma Europa.
Las cumbres se han desgastado por su manipulación aviesa y no es ningún mérito de los actuales gobernantes de este lado del río Bravo que pretendan rectificar las cosas; porque hace ya bastante tiempo que otros debieran haber hecho lo mismo si, como teorizaban, defendían los intereses nacionales y de la integración.
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