Si bien da lástima la actitud grosera y de simple estulticia del alcalde cruceño que todavía debe creer en feudos y propiedades oligárquicas y latifundistas; da más pena todavía que la víctima trate de salir por peteneras y no admita lo que todo el mundo vio en las imágenes.
Y es triste porque se ve que todavía algunas mujeres, y hombres, no han cambiado de mentalidad y se han anquilosado en épocas pretéritas y cuestionables, donde la ley de la pernada o del sirvinaku tenían plena vigencia y nadie las discutía.
Pero más allá del simple hecho de acariciar las nalgas ajenas, lo que hay que analizar es la mentalidad del burgomaestre que no está de acuerdo ni con la democracia ni con la institucionalidad y debería bastar para defenestrarlo definitivamente. Ahora lo único que falta es que diga que es "persecución política" y la gente le crea; aunque habría que contar con eso pues la gente cree lo que le conviene.
Aparte del daño a la personalidad de las autoridades, hay un daño más grave todavía a la identidad regional; tanto entre los que tratan de excusar el abuso como de quienes, ahora sí, no dicen nada y se mantienen en silencio, como el comité cívico, la gobernación, las oficinas de las ONGs y otras instancias; lo que nos puede estar revelando que la hipocresía sigue de moda y es la razón de ser de la politiquería.
Decir que el que esté libre de culpa, tire la primera piedra puede traerse a colación, pero muy de los pelos y justo cuando empezamos a recordar la Semana Santa, especialmente entre quienes se consideran católicos aunque sus propias actitudes lo desmientan; ergo, hay que estar preparados para ver la comunión contrita del burgomaestre para las cámaras y con la venia de la jerarquía respectiva en todos los ámbitos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario