Es curioso pero se vuelven a poner de moda las solicitudes para que nuestras naciones no impidan las acciones para ejecutar la política de "suelo arrasado" que caracterizó la política de hegemonía del Norte, con la complacencia y hasta gratitud de los gobiernos intermediarios que no tenían el menor empacho en bajarse los pantalones ante la corte del Embajador.
Lo que está sucediendo con la Argentina y España, REPSOL mediante, es una clara muestra de ello y que se puede completar con el pedido de algunos con alma de esclavo que creen que hay que "garantizar" la inversión privada e internacional y que tanto daño ha significado para las economías latinoamericanas especialmente.
Es que, una y otra vez, o no conocemos nuestra historia o la ignoramos olímpicamente y dejamos que las cosas sigan como antes, con regímenes coloniales y saqueadores, por mucho que se hable de revolución, de igualdad de derechos, de organismos internacionales para esto o lo otro. Hay alguna gente que no quiere que las cosas cambien y, para ello, no dudan en vender su alma, aunque sea de esclavo.
Si hiciésemos un inventario de cuánto fue la "ayuda" exterior a nuestras naciones o, más concretamente, a nuestros gobiernos títeres y con cuánto contribuimos a engordar el monstruo de la desigualdad, el saqueo y la explotación, las cifras que dan algunos autores como Henrique Cardozo, ex del Brasil, Bairoch, Ruiz García o el mismo Galeano, no serían más que pálidas caricaturas porque, en verdad, el "alma de esclavo" ha hecho mucho más daño que las invasiones de nuestros países a lo largo y ancho del río Bravo a esta parte, hayan sido cínicas y armadas o encubiertas y arteras, como fueron la mayoría de esas acciones para condicionar el "suelo arrasado" para el ingreso a paso triunfal de las transnacionales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario