Después de escuchar sobre las "lindas ordenanzas" que anunciaba la presidente del Concejo Municipal, nos fuimos a las calles para ver cómo se están ejecutando y poniendo en práctica. Y, ¡oh, sorpresa! comprobamos que también es linda la actitud de la policía que, en gran número, se desplazó por calles y avenidas, en grupos de 6 y hasta una docena o más; aunque hemos comprobado que nada hacían, aparte de caminar; porque continúan los estacionamientos de vehículos de alquiler o particulares o aquellos que reparten mercaderías en las tiendas, como leche, pan, gaseosas, etc., y pese a que existe una vieja ordenanza que dispone que dicho reparto no se haga entre las 8 y las 18 horas del día.
No hay pues lindas esperanzas que la medida llegue a solucionar o paliar, cuando menos, la penosa actitud de muchos ciudadanos, incluidos los policías, que no acatan las disposiciones, que se guían por intereses personales, que se estornudan en el bien común, ordenanzas, leyes y reglamentos.
Y, como si fuera poco, hay que ver como un chiste de pésimo gusto que la Alcaldía, mientras pide que se evite el estacionamiento en las calles del centro, permite que los comerciantes de piratería y contrabando continúen con sus puestos en las calles Jordán y Sucre, tomando más de un carril del tránsito urbano y, lo que es lo mismo, vendedores de baratijas tomen casi toda la extensión de las aceras de la calle Ayacucho entre Gral. Achá y Heroínas sin que haya paso expedito ni para los peatones.
Aunque tienen razón, en parte, algunos transportistas, hay que destacar que en el tema hay muchos puntos de vista que cuestionan las "lindas ordenanzas" porque, primero, no se ha incluido a los explotadores del transporte urbano que se quejan por una supuesta merma de ingresos; pero que, al tener no una ni dos sino muchas movilidades, es como quitarle un pelo al gato; aunque tampoco hay que perder de vista que esos mismos explotadores tienen también buses, micros, minibuses, camiones o taxis, con placa de tal o particular, que están dentro del mismo negocio. Segundo; mientras los conductores del transporte público y privado sigan parando donde les place, cambiando de carril como se les ocurre o ignorando olímpicamente el reglamento, ninguna solución puede tener éxito. Tercero, desde que la institución policial ha perdido el control de la extensión del carné de identidad y las licencias de conducir su accionar parece excesivamente lento, sin interés, como sin querer involucrarse en su propia misión: la seguridad pública y es decepcionante ver cómo muchos de ellos, como los "varitas" o "agentes de parada", se limitan a la contemplación o tocar su pito en las esquinas pero sin cumplir su papel de regular el tránsito y velar porque el reglamento pertinente se cumpla.
¿Qué haremos con lindas ordenanzas y linda policía? ¿Quién nos salva de estas lindezas? ¿Dónde está el sentido común?
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