La presidente del Concejo Municipal del Cercado (Cochabamba) sorprendió, en un programa de tv, diciendo: "Tenemos lindas ordenanzas", aunque tuvo que admitir que no se cumplían. La cuestión es pues, no que sean lindas, feas o más o menos sino prácticas y que se cumplan.
Por que, ¿de qué sirve tener muchas leyes, a veces, hasta una maraña difícil de resolver, si no se las cumple o se las hace cumplir? Y es esto lo que pasa y está causando conflictos en varias de las ciudades bolivianas; mientras los concejales se dedican a lanzar ordenanzas que se convierten en "ordeñanzas" o simples saludos a la bandera, no hay quién las haga cumplir y el pueblo muchas veces ni siquiera se entera de las mismas.
Pasa con la invasión de calles, avenidas y aceras por toda suerte de comerciantes, especialmente, de piratería y contrabando; pasa con el tráfico vehicular que no respeta la señalización ni el Reglamento de Tránsito y también pasa por los encargados de hacer cumplir esos instrumentos, los policías, que están más dedicados a charlar, comer su platito o buscar entradas extras, que en conocer lo que tienen que velar por que se cumpla.
Pero la declaración es también, en cierto modo, un reflejo de nuestras instituciones que, independientemente de la realidad y la necesaria coordinación de esfuerzos, tratan de hacer ver que hacen algo aunque no sirva para nada. Hablar de muchos concejales es como para llorar por su falta de conocimiento e información sobre la realidad local, nacional o internacional; lo mismo con otras autoridades que no saben dónde están paradas ni cuáles son sus funciones y si las mismas se pueden delegar, renunciar o dejar en manos de entidades particulares o sectarias; como el Alcalde de este municipio que, lo dijimos hace unos días, renunció a sus funciones constitucionales y las delegó, todo Pancho, en una entidad sindical que no las puede asumir legalmente porque no sólo está en contra del bien común sino de la economía jurídica vigente.
Lo de: "tenemos lindas ordenanzas" es pues, a la vez, reflejo del despiste y la desorientación porque bastaría con alguna que efectivamente se cumpla para rescatar ese principio de autoridad que, ahora, no existe porque se quiere distorsionar la democracia con sofismas de "consenso" y otras lindezas de las que habría que hacer inventario para introducirlas en la antología del absurdo.
Y, como si fuera poco, la misma autoridad, como quien chantajea, advierte: "si el pueblo no quiere, no hacemos pues"; cuando lo que el pueblo pide es coherencia, inteligencia y racionalidad; para no entrar en la demagogia o en la discriminación odiosa que se quiere imponer, por ejemplo, a través de "lindas ordenanzas" que no solucionan los problemas estructurales, que crecen a la par de la indiferencia o la ignorancia de quienes fungen de autoridades.
También tenemos lindos concejales.
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