sábado, 28 de abril de 2012

ASÍ ENTRAS; ASÍ SALES

Esto de la entrada fraudulenta de algunos postulantes a lo que fuera la Academia de Policías es verdaderamente preocupante; que no es la primera vez, es cierto; pero por ello mismo se debe analizar la cuestión y proceder de acuerdo a un programa de reestructuración que no puede seguir postergándose.
Porque, como dijera cínicamente Sánchez de Lozada, si el gasto más que eso es una inversión; entonces, hay que reconocer que deben haber fuentes de usufructo, de devolución de lo invertido, de rentabilidad. Y no es ilógico pensar que esa forma de retorno tiene que hacerse corrupción mediante; desde el propio ingreso de postulantes a la institución, hasta el cobro de coimas y tantas formas de "mordidas" que se conocen, especialmente, entre los del "verde olivo". Con razón algunos oficiales cuando se les asigna algunos puestos o postas, no tardan en reclamar su cambio porque "no hay movimiento".
Lo triste y, a la vez, sorprendente, es que hayan padres que no sólo se presten al fraude y el engaño sino que, incluso, amenacen con inmolarse o con medidas de presión para conseguir sus ilícitos e inmorales fines; también que las instancias encargadas del proceso de investigación y aplicación de las leyes, hasta ahora, marchen con tal desgano o con tantas contradicciones que es lícito pensar que no se quiere hurgar el avispero.
Si así entras; así sales. Habría que decir y no puede ser que en una entidad encargada de la seguridad ciudadana y del cumplimiento de las leyes, hayan "inversionistas" que sólo se ocupen del retorno de sus capitales de inversión que, en este caso,sería de hasta 10.000 dólares; lo que hace insignificante y hasta risible cualquier petición sobre salarios, aumento de ellos o falta de infraestructura o número. ¿Para qué aumentar la cantidad de "inversionistas" con tan dolosas formas de retorno?
Hace apenas unos días hablábamos de la "linda policía" y los hechos están justificando cualquier crítica aunque es también justo salir en defensa de las excepciones; de aquellos que sí tienen vocación, de los que no necesitaron hacer inversiones para su ingreso y que se mantienen dentro del margen de la ley, aunque sea difícil diferenciarlos del resto que, en lugar de honrar su uniforme, lo denigran en calles y avenidas y ostensiblemente.
Algo hay que hacer con la institución "del orden" porque así no puede seguir y, esta vez sí, caiga quien caiga porque del árbol podrido sólo pueden caer frutos podridos. Y la reestructuración tendrá que hacerse en todos los campos, en todas las asignaturas y, si es preciso, volviendo a la escuela básica policial para evitar esas ínfulas universitarias tan comprometidas con los escándalos que no dejen a de destaparse ya sea con ingresos indebidos o con policías que nadie sabe hasta dónde lo son y desde dónde y cuándo hacen de ladrones.

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