El principal defecto de las estadísticas es que saca promedios, es decir, la media y ella puede más esconder que revelar. Por eso es que cuando se publican uno no sabe si le están dando gato por liebre o se acercan a la verdad, independientemente de lo que dijera Churchill al respecto, que él no creía en las que no manipulaba personalmente.
Un signo de estos, de los escondidos, se acaba de revelar en Chile como consecuencia del sismo sufrido en su territorio y que también se sintió en algunas ciudades bolivianas: el saqueo. Pues, aunque no se crea, empezaron cuando las alarmas advertían sobre el fenómeno natural y la posibilidad de un tsunami y que hizo que la presidenta ordenará inmediatamente la intervención de las FFAA.
Tampoco se tiene en cuenta, a la hora de presentar estadísticas de propaganda, la situación de la educación en ese país ya que se ha privatizado de tal modo, que sólo los que tienen el suficiente dinero pueden tener acceso a un sistema más o menos eficaz; los demás, o se lo pierden o no pueden aspirar sino a la mediocridad.
No es pues suficiente manipular los resultados de las estadísticas sino que también se pueden tener o no en cuenta ciertos signos, por muy evidentes que ellos sean. Es como cuando se califica a los países como subdesarrollados, en desarrollo o cualquier otro eufemismo, por no calificarlo de colonial específicamente.
Lo malo es que la gente se deja llevar por títulos, estadísticas o eufemismos. Es lo que está pasando en nuestra tierra donde la aspiración de cambio se ha trocado en sustitución y donde los sectores privilegiados de ayer han sido reemplazados por otros: los mineros "cooperativistas", los cocaleros, los del "instrumento político" o los del entorno de tal o cual alcalde, gobernador o ministro.
Pero si se pregunta sobre la democracia, los propagandistas dirán que marcha viento en popa, lo mismo del oficialismo que la oposición porque viven del mercado que ella genera; aunque desplace de manera lamentable la ideología, el programa o, finalmente, las ideas.
Y la situación es similar aquí como en EEUU, Inglaterra o Cuba porque a nadie se le ocurre ver mejor cuáles pueden ser los signos de esto o aquello y se contenta con lo que otros prefieren o muestran.
Es lamentable el terremoto producido en Chile, con todas sus consecuencias; pero es más lamentable que la gente tenga que acudir al saqueo, apenas ve la oportunidad de tener algo en la despensa.
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