domingo, 20 de abril de 2014

EL "BIG ONE"

Ayer hablábamos sobre la era de la angustia y, en verdad, da mucha tela para cortar porque hay infinidad de temas que son parte de ese fenómeno y muchas veces no logramos identificarlos así.
Es el caso del gran terremoto que se viene anunciando desde hace tiempo y que causaría mucha destrucción a lo largo y ancho de varios países y se extendería desde EEUU hasta Chile. Puede que sea así pero sobre lo que hay que admirarse es que, contrariamente a los oropeles de la ciencia y la técnica, no sepamos casi nada sobre la vida en el planeta.
Para los mayas y los tiwanakotas, que fueron capaces de hacer calendarios cuya precisión asombra y desconcierta a los "científicos", la tierra es parte del universo y, como tal, sujeto a una serie de cambios y variaciones que se dan cada cierto número de años, independientemente de lo que haga el hombre. La tierra ha cambiado su polaridad varias veces, lo mismo que el sol, y tiende a hacerlo una vez más; pero como no entendemos estos ciclos los achacamos y calificamos como "desastres naturales". Una gran contradicción pues siendo un fenómeno que trae mucha destrucción se lo achacamos a la naturaleza pero no porque sea natural sino porque no entendemos realmente las cosas y sospechamos que no sea natural.
Pero esta era de la angustia no sólo se refleja en eso o el temor a una nueva y última guerra sino en esa tendencia consumista que se ve por todas partes pues, al parecer, todos hacen práctica de aquello que vivir es gozar, es decir, comer, beber, tener sexo indiscriminado. Lo que nos aleja del verdadero desarrollo y evolución del planeta y del hombre ya que mientras pensamos en comer y beber, dejamos de pensar en la trascendencia, en la misión, en el destino del hombre como tal y como especie.
Y, lógicamente, las facetas negativas de esta actitud se hacen más patentes; a tal punto, que, curiosamente, los socialistas son los más fanáticos liberales o individualistas porque, por ejemplo, propugnan la "diversidad sexual", que cada quien puede entender como quiera y a su manera, pero sin entender que contribuye a destruir el núcleo de la sociedad y, por ende, del socialismo: la familia. Lo mismo que la insurgencia de sindicatos en las FFAA donde lo único que se ve es que todos quieren ser capitanes y ya no soldados, como apuntara Ortega y Gasset en su "Rebelión de las masas".
Hay pues signos, síntomas, que nos dan cuenta de la era de la angustia y es bueno reflexionar sobre ella porque mientras más la ignoremos, más nos alejaremos de la evolución y del conocimiento.

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