Aunque debe darse también en otras partes, hay algunas peculiaridades que muchos no conocen. Por ejemplo, la intermediación. Como en el cine, si usted no cuenta con intermediarios para llegar al mercado no importa la calidad de su producción. Lo mismo pasa con locotos, papas, tomates, lechugas.
En los mal llamados mercados "campesinos", a varios kilómetros fuera de la ciudad, se produce la primera intermediación donde los "transportistas" que han acaparado la producción de los campesinos venden a los primeros intermediarios, llamados "mayoristas", que se trasladan unos kilómetros más hacia el centro para hacer lo mismo; conformando una red que acaba en los puestos de venta en la ciudad a precios realmente increíbles. Verbigracia, el precio de una arroba, de un producto determinado, es el precio de una carga (8 o más @) en el "mercado campesino"; más claro si compra una arroba de acelgas, por decir algo, con ese mismo dinero podría haber comprado 8 o más arrobas.
Se ha hecho poco menos que imposible el encuentro entre productores y consumidores; hay en la ciudad algunos mercados que se dicen, mal, campesinos; pero que no son tales ya que los impostores e intermediarios se han apoderado de ellos.
Hace varios años, con unos amigos de cierto diario, intentamos restablecer las cosas en las provincias alrededor de la capital; estas ferias que tenían el propósito de rescatar el encuentro entre productores y consumidores iban acompañadas de otras actividades como la recuperación de folcloristas, folclore, instrumentos antiguos, como la concertina, y coloquios respecto a ellos. Al principio fue todo bien y de acuerdo a las expectativas; hasta que los intermediarios y comerciantes de la ciudad capital empezaron a infiltrarse en las ferias y distorsionarlas. A tal punto, que hoy se han convertido en simples y vulgares mercados donde nadie controla nada y menos los precios. Una vez más, los verdaderos actores del mercado, productores y consumidores, han sido desplazados por los especuladores intermediarios.
Aparte, pues, de clicés, como eso de si busca un calzado "de vestir" o, me imagino, "de desvestir", hay "sutilezas" que hacen del mercado valluno algo que hay que conocer para enmendar lo que haya que enmendar.
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