A propósito de la designación de Carlos Meza como un asesor más de nuestra demanda ante La Haya sea para lo que fuere, ha habido diversidad de respuestas no tanto de acuerdo a la realidad sino a las miradas de cada quien.
Un ex presidente francés, afirmaba que de las mujeres y de los asesores es de lo que Dios debía salvar a los gobernantes. Y la historia lo ha reafirmado una y otra vez, por mucho que alguno de ellos alcanzó nombradía universal, no por ello ha dejado de ser cuestionado y hasta vituperado; en el caso boliviano, quizá la presencia de prestigiosas personalidades junto a mandatarios, no tanto, como Tamayo y Melgarejo, sea emblemático aunque también sujeto a interpretaciones.
Pero el caso de César y Bruto puede ser el que mayor trascendencia ha tenido en la historia, tanto por la muerte de uno en manos del otro sino por lo que significó y significa a través de la narración y su interpretación.
En América Latina han sido más bien funestos los asesores pues entre ellos se han colado los miembros de logias y hasta de mafias y una de las consecuencias profundas de nuestra hasta ahora no obtenida integración es su resultado. En el caso de la Confederación Perú-Boliviana hay que aceptar que fueron intereses externos, comandados por los miembros de la oligarquía chilena sirviente, que dieron al traste con el intento del Mariscal de Zepita. También en la generación, desarrollo y posteriores consecuencias de la denominada Guerra del Pacífico, se han movido en las sombras, detrás de los mandatarios, una serie de personajillos que no respondían ni al interés de los chilenos ni de los bolivianos; lo que ha hecho que no únicamente perdamos la contienda sino que nos veamos enclaustrados dentro de una geografía antinatural y antihistórica. Sólo en los últimos decenios este "asesoramiento" de logias y hasta mafias se ha reducido por la presencia de "la embajada" que ha tenido que transar con ellas de acuerdo a beneficios que se les ha ido concediendo en la posesión de tierras o de créditos que ha hecho que, aunque reducidas, sigan manteniendo cierto poder tras bambalinas de la politiquería criolla.
Los únicos gobiernos a salvo de este tipo de "asesorías" son los gobiernos aristocráticos, no monárquicos, por la misma forma de su composición; pero como han resultado anacrónicos por confusión o desconocimiento se nos ha privado de ellos y seguimos en manos de asesores y "asesores".
Reflexiones y noticias desde un ángulo absolutamente personal y que no compromete a nadie sino a mí mismo. Puede ser ampliado con fotografías sobre la actualidad; no siempre esas "importantes" sino de la vida cotidiana.
miércoles, 30 de abril de 2014
martes, 29 de abril de 2014
INFORMACIÓN, MANIPULACIÓN, ENCUESTAS
Quien afirme que la información no se manipula, miente descaradamente o es un ignorante supino y voluntario. Por eso es que resulta cómico que un sujeto, que, dizque, tiene "doble nacionalidad", pretenda sorprender la buena fe de las personas denunciando que hay manipulación en la información oficialista. No es primera vez que el diablo quiere aparecer como ángel o que se desgarren las vestiduras los hipócritas. Tendríamos que retrotraer la historia hasta Pilatos para saber qué es la verdad y qué significa eso de lavarse las manos.
En la primera mitad del siglo anterior, el XX, ya Ortega y Gasset mostraba su preocupación por esta manipulación de la información y por el hecho de que la comunicación había "achicado" el mundo; ¿Qué podríamos decir ahora, que las agencias internacionales han crecido y que se ha descubierto que hechos como los de Pearl Harbor o las Torres Gemelas fueron, en realidad, casi. casi autoatentados? Y tampoco se crea que las "redes" han mejorado la situación. No, contribuyen a la manipulación no únicamente por la banalidad que en la mayor parte se percibe sino porque un desinformado no puede informar.
Y como, además, vivimos una democracia que es fundamentalmente de mercado, es lógico que las "encuestas" se muestren en las vitrinas pues representan la forma rediviva del antiguo mercader; del que nos decía: "barato casero, esto es casimir inglés" y nos metía gato por liebre. Ahora la producción china se esconde con etiquetas italianas, alemanas o lo que fuera; pero no por eso alcanza calidad. Lo mismo vemos en la oferta para la nueva cita a las urnas; ya nadie puede asegurar que lo que se ofrece esté de acuerdo a la realidad o que muestra calidad o virtud alguna. Ergo, los votantes, una vez más, tendrán que votar de acuerdo a los réclames del mercado y no los intereses de la patria. El mercado lo absorbe todo y lo contamina y, en lugar de desgarrarse las vestiduras por la manipulación o la desinformación, habría que discutir sobre estos males, buscar remedios y no hacer coro a los manipuladores; a los que quieren mostrarnos lo que hacen otros pero esconden lo que hacen ellos mismos.
La única forma de combatir esta manipulación es atendiendo a la realidad, a lo que uno percibe con sus propios ojos y no los ajenos, es decir, creer en lo que vio y no acudir a las páginas de los diarios para enterarse del partido al que sí asistió, que es una de las formas más nocivas en que uno cae sin pensarlo.
En la primera mitad del siglo anterior, el XX, ya Ortega y Gasset mostraba su preocupación por esta manipulación de la información y por el hecho de que la comunicación había "achicado" el mundo; ¿Qué podríamos decir ahora, que las agencias internacionales han crecido y que se ha descubierto que hechos como los de Pearl Harbor o las Torres Gemelas fueron, en realidad, casi. casi autoatentados? Y tampoco se crea que las "redes" han mejorado la situación. No, contribuyen a la manipulación no únicamente por la banalidad que en la mayor parte se percibe sino porque un desinformado no puede informar.
Y como, además, vivimos una democracia que es fundamentalmente de mercado, es lógico que las "encuestas" se muestren en las vitrinas pues representan la forma rediviva del antiguo mercader; del que nos decía: "barato casero, esto es casimir inglés" y nos metía gato por liebre. Ahora la producción china se esconde con etiquetas italianas, alemanas o lo que fuera; pero no por eso alcanza calidad. Lo mismo vemos en la oferta para la nueva cita a las urnas; ya nadie puede asegurar que lo que se ofrece esté de acuerdo a la realidad o que muestra calidad o virtud alguna. Ergo, los votantes, una vez más, tendrán que votar de acuerdo a los réclames del mercado y no los intereses de la patria. El mercado lo absorbe todo y lo contamina y, en lugar de desgarrarse las vestiduras por la manipulación o la desinformación, habría que discutir sobre estos males, buscar remedios y no hacer coro a los manipuladores; a los que quieren mostrarnos lo que hacen otros pero esconden lo que hacen ellos mismos.
La única forma de combatir esta manipulación es atendiendo a la realidad, a lo que uno percibe con sus propios ojos y no los ajenos, es decir, creer en lo que vio y no acudir a las páginas de los diarios para enterarse del partido al que sí asistió, que es una de las formas más nocivas en que uno cae sin pensarlo.
lunes, 28 de abril de 2014
APRESTOS BÉLICOS
Ucrania denuncia que Rusia pretende iniciar la "tercera guerra mundial" y pide la ayuda del mundo en general. Esto de los aprestos bélicos es tan antiguo como el hombre; sea con trompetas, flechas o armas nucleares siempre los unos han querido ir contra los otros por motivos baladíes, reales o escondidos. Si analizamos la verdadera historia de las dos primeras guerras "mundiales" nos encontraremos con que los motivos que, en su momento, se sostuvieron no fueron tales y, más bien, acomodos de la política económica y de explotación del hombre por el hombre. Tampoco la revolución bolchevique tuvo nada que ver ni con el socialismo ni con los proletarios del mundo. El planeta está así y mientras no haya quien empiece a construir la paz, que no es la simple ausencia de guerra, todo seguirá igual; en Ucrania como en Bolivia pues no hay que dejar de considerar que la declaración del mandamás de la diplomacia de la oligarquía chilena que ha cerrado las puertas para siempre al derecho de los bolivianos al mar, más que una muestra de nerviosismo, es la reiteración de la vieja política oligárquica que siempre ha servido a alguien; en la Guerra del Pacífico como en la Guerra de Las Malvinas y sería ridículo pensar que ahora no piensa intermediar los intereses del Norte.
Los aprestos bélicos son pues la constante; así como José María de Lera decía que la violencia era la misma cuando se aprobaba un incremento en los precios o en la colocación de una bomba, así también hay una declaración abierta o encubierta de guerra cuando se dice que si tal o cual país no se somete a esto o lo otro, no queda otra opción que la ocupación, pues no de otro modo se excusaría lo ocurrido en Afganistan, Irak, Bahía Cochinos o el Cuerno de África.
El hombre quiere convivir; pero los gobernantes pretenden imponerse. Por eso es que tantas veces Europa fracasó en su intento de unificación y también nuestra América, la latina, sufre los obstáculos que se generan lo mismo en la derecha que la izquierda. Los gobernantes cuando no responden a sus pueblos generalmente son sirvientes de los intereses de otros y esto no se traduce simplemente en la declaratoria de guerra o la invasión de los vecinos sino en los índices de pobreza o abandono de su propia población, como es el caso de Chile, donde los mapuches son los eternos ausentes de todo o los pobladores de las "callampas" que sólo cuando se incendian, como ocurrió en Valparaíso, llaman eventualmente la atención.
Los aprestos bélicos son pues la constante; así como José María de Lera decía que la violencia era la misma cuando se aprobaba un incremento en los precios o en la colocación de una bomba, así también hay una declaración abierta o encubierta de guerra cuando se dice que si tal o cual país no se somete a esto o lo otro, no queda otra opción que la ocupación, pues no de otro modo se excusaría lo ocurrido en Afganistan, Irak, Bahía Cochinos o el Cuerno de África.
El hombre quiere convivir; pero los gobernantes pretenden imponerse. Por eso es que tantas veces Europa fracasó en su intento de unificación y también nuestra América, la latina, sufre los obstáculos que se generan lo mismo en la derecha que la izquierda. Los gobernantes cuando no responden a sus pueblos generalmente son sirvientes de los intereses de otros y esto no se traduce simplemente en la declaratoria de guerra o la invasión de los vecinos sino en los índices de pobreza o abandono de su propia población, como es el caso de Chile, donde los mapuches son los eternos ausentes de todo o los pobladores de las "callampas" que sólo cuando se incendian, como ocurrió en Valparaíso, llaman eventualmente la atención.
domingo, 27 de abril de 2014
LAMENTABLE VULNERABILIDAD
Ayer se incendió el edificio de la Contraloría y cuando pasábamos por el lugar no había todavía bomberos y la gente se limitaba a mirar o tomar fotos con celulares o cámaras, quien sabe para qué o por qué. Aparte de las lenguas de fuego que salían del techo no se veía más que humo; pero hay algunas cosas que llaman la atención.
En primer lugar, todo auxilio depende mucho de la prontitud y eficiencia y del operativo que se desarrolle por parte de quienes deben intervenir; nada de eso vimos y sí más bien lo contrario; segundo, se supone que toda institución debiera contar con su propio sistema de emergencias como pueden ser extinguidores y otros; tampoco vimos nada aunque la voluntad de favorecer la asistencia y no perjudicar, hizo que nos alejáramos del lugar; en tercer lugar, una vez más, la falta de preparación de los policías se hizo evidente.
Como no llegaban los carros bomberos vimos a un carro cisterna tratar de abrirse paso por la calle 25 de mayo, al mando de una policía cuya voz de mando y resolución hizo que los pésimos ciudadanos acataran las medidas de emergencia, cediendo paso, aunque sea a la fuerza. Y esto es lo preocupante; no hay disciplina entre el ciudadano común y, peor todavía, entre los conductores de buses, micros, minibuses y taxis, que insisten en ir por donde no pueden y, los muy descerebrados, creen que atronando con bocinas y otros artilugios van a conseguir sus caprichos.
Inmediatamente que se produce un siniestro debiera establecerse un cerco alrededor que asegure no sólo la llegada de ayuda oportuna sino que evite la presencia de mirones que perjudican; nada de esto de vio ayer y hasta la moto particular que se colocó en la esquina de la 25 de mayo y Heroínas, cumplió a medias su papel porque la estulticia de los choferes es una muestra de fanatismo.
La cuestión es que, una vez más, se demuestra que tenemos una gran vulnerabilidad a los desastres porque, en primer lugar, las organizaciones de apoyo o ayuda tardan en reaccionar; segundo, porque no existen medidas preventivas en las propias instituciones y, tercero, porque la gente muestra que tampoco está preparada ni entrenada para estas circunstancias y hace lo que no debiera hacer.
Lo que se haya perdido materialmente es poco; lo que revela el incendio y la demora en el combate a las llamas y el comportamiento general, es lo preocupante.
En primer lugar, todo auxilio depende mucho de la prontitud y eficiencia y del operativo que se desarrolle por parte de quienes deben intervenir; nada de eso vimos y sí más bien lo contrario; segundo, se supone que toda institución debiera contar con su propio sistema de emergencias como pueden ser extinguidores y otros; tampoco vimos nada aunque la voluntad de favorecer la asistencia y no perjudicar, hizo que nos alejáramos del lugar; en tercer lugar, una vez más, la falta de preparación de los policías se hizo evidente.
Como no llegaban los carros bomberos vimos a un carro cisterna tratar de abrirse paso por la calle 25 de mayo, al mando de una policía cuya voz de mando y resolución hizo que los pésimos ciudadanos acataran las medidas de emergencia, cediendo paso, aunque sea a la fuerza. Y esto es lo preocupante; no hay disciplina entre el ciudadano común y, peor todavía, entre los conductores de buses, micros, minibuses y taxis, que insisten en ir por donde no pueden y, los muy descerebrados, creen que atronando con bocinas y otros artilugios van a conseguir sus caprichos.
Inmediatamente que se produce un siniestro debiera establecerse un cerco alrededor que asegure no sólo la llegada de ayuda oportuna sino que evite la presencia de mirones que perjudican; nada de esto de vio ayer y hasta la moto particular que se colocó en la esquina de la 25 de mayo y Heroínas, cumplió a medias su papel porque la estulticia de los choferes es una muestra de fanatismo.
La cuestión es que, una vez más, se demuestra que tenemos una gran vulnerabilidad a los desastres porque, en primer lugar, las organizaciones de apoyo o ayuda tardan en reaccionar; segundo, porque no existen medidas preventivas en las propias instituciones y, tercero, porque la gente muestra que tampoco está preparada ni entrenada para estas circunstancias y hace lo que no debiera hacer.
Lo que se haya perdido materialmente es poco; lo que revela el incendio y la demora en el combate a las llamas y el comportamiento general, es lo preocupante.
sábado, 26 de abril de 2014
VELA EN EL ENTIERRO
Muchas veces uno se pregunta qué vela tienen en el entierro los que aparecen de pronto como lloronas o acompañantes; es lo que sucede actualmente en el caso de los militares insubordinados que, al mando de sus mujeres, han tomado las calles y hasta quieren tomar los cuarteles por la fuerza. Que los majaderos aparezcan para aprovechar las circunstancias, como es el caso de los politiqueros, no extraña; pero que alguna gente se deje confundir, es ya otra cosa.
Porque no podemos acostumbrarnos a la aninstitucionalidad, a la subversión, a la impostura; si uno elige para su carrera y como fuente de trabajo la milicia, es decir, la técnica de hacer la guerra y disciplinar a los soldados, no puede quejarse por la verticalidad que ha aceptado ni por la forma de vida que ha adoptado. Es lo mismo que el médico se negara a atender a los enfermos o el profesor a los alumnos o los ingenieros a hacer puentes. No puede ser. Peor todavía cuando nadie ha obligado a hacer la elección y algunos, incluso, se han decidido por algunas preferencias y privilegios.
Lo de discriminación es simplemente sofisma porque en toda institución vertical tiene que haberla porque de la distinción entre tropa y mando hace su estructura, no puede haber un ejército "democrático" y, es más, las guerrillas han demostrado que suelen ser más expeditas en la toma de acciones disciplinarias con fusilamientos o expulsiones ignominiosas.
Llega a tal punto el humor de estas manifestaciones que hasta aparecen "ponchos" apoyándolos en una fehaciente comprobación que también la cuestión de la vestimenta campesina se ha distorsionado tanto que ya cualquiera puede ponerse el suyo y del color que le apetezca. Cosa completamente reñida con las tradiciones y costumbres de nuestros pueblos ancestrales donde la vestimenta no sólo era el distintivo de los pueblos sino también la forma de discriminar quienes podían considerarse con mando y quienes mandados. Si no acudiésemos al buen humor tendríamos que ir a la tragedia y romper en llanto.
Pero aquí surge otro elemento curioso, para decir lo menos, el machismo que tanto se denuncia en nuestras sociedades y que hasta se ha hecho clicé, está siendo desmentido por los hechos pues son las mujeres las que, en realidad, se enfrentan al alto mando castrence con lo que se desmiente la caprichosa caracterización que nos endilgan y porque, al menos que sepamos, lo mismo que las chicheras han hecho Cochabamba, las cocanis, las no los, han hecho Oruro, refiriéndonos a hitos en su desarrollo y constitución.
Porque no podemos acostumbrarnos a la aninstitucionalidad, a la subversión, a la impostura; si uno elige para su carrera y como fuente de trabajo la milicia, es decir, la técnica de hacer la guerra y disciplinar a los soldados, no puede quejarse por la verticalidad que ha aceptado ni por la forma de vida que ha adoptado. Es lo mismo que el médico se negara a atender a los enfermos o el profesor a los alumnos o los ingenieros a hacer puentes. No puede ser. Peor todavía cuando nadie ha obligado a hacer la elección y algunos, incluso, se han decidido por algunas preferencias y privilegios.
Lo de discriminación es simplemente sofisma porque en toda institución vertical tiene que haberla porque de la distinción entre tropa y mando hace su estructura, no puede haber un ejército "democrático" y, es más, las guerrillas han demostrado que suelen ser más expeditas en la toma de acciones disciplinarias con fusilamientos o expulsiones ignominiosas.
Llega a tal punto el humor de estas manifestaciones que hasta aparecen "ponchos" apoyándolos en una fehaciente comprobación que también la cuestión de la vestimenta campesina se ha distorsionado tanto que ya cualquiera puede ponerse el suyo y del color que le apetezca. Cosa completamente reñida con las tradiciones y costumbres de nuestros pueblos ancestrales donde la vestimenta no sólo era el distintivo de los pueblos sino también la forma de discriminar quienes podían considerarse con mando y quienes mandados. Si no acudiésemos al buen humor tendríamos que ir a la tragedia y romper en llanto.
Pero aquí surge otro elemento curioso, para decir lo menos, el machismo que tanto se denuncia en nuestras sociedades y que hasta se ha hecho clicé, está siendo desmentido por los hechos pues son las mujeres las que, en realidad, se enfrentan al alto mando castrence con lo que se desmiente la caprichosa caracterización que nos endilgan y porque, al menos que sepamos, lo mismo que las chicheras han hecho Cochabamba, las cocanis, las no los, han hecho Oruro, refiriéndonos a hitos en su desarrollo y constitución.
viernes, 25 de abril de 2014
"FUENTES DE TRABAJO"
En cierta oportunidad cuando el Tribunal de Honor de una institución inició varios procesos en contra de los malos miembros del sindicato; éstos respondieron con que se les estaba privando de sus fuentes de trabajo.
Hoy la frasesita se repite en boca, especialmente, de las esposas de los militares dado de baja; pero no se quiere tener en cuenta que cuando se cumple mal, quien pone en riesgo su labor no es el que juzga sino el que comete las arbitrariedades.
Pero como vivimos en un ambiente derechista, no únicamente por la hipertrofia de los derechos en contra de los deberes sino porque se hace demasiado hincapié en los derechos individuales, aunque ello suponga desconocer los de la sociedad, del colectivo, del bien común que, en última instancia, significa desconocer el socialismo y la misma realidad. Es como si los delincuentes rechazaran la acción de la policía porque estarían atentando contra sus derechos y su fuente laboral. Y no es ninguna teoría peregrina pues no sólo que ya se ha dado sino que los majaderos de eso que se hace llamar oposición en Bolivia están demostrado su franco apoyo a los indisciplinados, por no decir amotinados, y, con ello, lo que apoyan es el caos, la aninstitucionalidad, la juerga.
Uno de los efectos lamentables del intento de revolución, en la Francia de pasados siglos, ha sido el surgimiento del hombre aferrado a los derechos pero incapaz de comprender los deberes; así ha surgido el hombre mediocre, el consumista, el vividor, aquel al que no le interesa conocer por qué se mueven los automóviles pero se sube a uno de ellos y cree que no sólo que ha conseguido avanzar racial o intelectualmente sino que ha incrementado sus neuronas y que es la plaga de nuestras ciudades del mundo actual. Tan trágica se ha convertido esta situación que los teléfonos móviles o las computadoras portátiles están agudizando la idiotez de las personas, que mejorando su capacidad de aprendizaje o de adaptación; y no hay más que ver en derredor para comprobarlo.
La defensa de los derechos es pues un sofisma cuando se usa por quienes se niegan a cumplir con sus deberes y es muy lamentable cuando vemos, casi diariamente, a los dirigentes de los "maestros" recurrir a cualquier barbaridad para excusar su incapacidad, su ignorancia, sus omisiones y se está haciendo moda esta inconducta.
Hoy la frasesita se repite en boca, especialmente, de las esposas de los militares dado de baja; pero no se quiere tener en cuenta que cuando se cumple mal, quien pone en riesgo su labor no es el que juzga sino el que comete las arbitrariedades.
Pero como vivimos en un ambiente derechista, no únicamente por la hipertrofia de los derechos en contra de los deberes sino porque se hace demasiado hincapié en los derechos individuales, aunque ello suponga desconocer los de la sociedad, del colectivo, del bien común que, en última instancia, significa desconocer el socialismo y la misma realidad. Es como si los delincuentes rechazaran la acción de la policía porque estarían atentando contra sus derechos y su fuente laboral. Y no es ninguna teoría peregrina pues no sólo que ya se ha dado sino que los majaderos de eso que se hace llamar oposición en Bolivia están demostrado su franco apoyo a los indisciplinados, por no decir amotinados, y, con ello, lo que apoyan es el caos, la aninstitucionalidad, la juerga.
Uno de los efectos lamentables del intento de revolución, en la Francia de pasados siglos, ha sido el surgimiento del hombre aferrado a los derechos pero incapaz de comprender los deberes; así ha surgido el hombre mediocre, el consumista, el vividor, aquel al que no le interesa conocer por qué se mueven los automóviles pero se sube a uno de ellos y cree que no sólo que ha conseguido avanzar racial o intelectualmente sino que ha incrementado sus neuronas y que es la plaga de nuestras ciudades del mundo actual. Tan trágica se ha convertido esta situación que los teléfonos móviles o las computadoras portátiles están agudizando la idiotez de las personas, que mejorando su capacidad de aprendizaje o de adaptación; y no hay más que ver en derredor para comprobarlo.
La defensa de los derechos es pues un sofisma cuando se usa por quienes se niegan a cumplir con sus deberes y es muy lamentable cuando vemos, casi diariamente, a los dirigentes de los "maestros" recurrir a cualquier barbaridad para excusar su incapacidad, su ignorancia, sus omisiones y se está haciendo moda esta inconducta.
jueves, 24 de abril de 2014
LOS PRONÓSTICOS
Pronosticar el futuro se parece mucho a hacerlo en meteorología, puede que sea pero, generalmente, falla; lo mismo en los deportes donde los "comentaristas" que creen saber del asunto salen por peteneras con aquello de goles son amores, pero no buenas razones.
Por eso es que es difícil pronosticar lo que sucederá en el futuro inmediato en Bolivia, ahora que se ven movimientos raros que tratan de minar la institucionalidad, aunque se presenten como institucionalistas. Está sucediendo en las FFAA, en salud, especialmente en la Caja Nacional, en educación donde trotskistas tratan de sorprender la buena fe de los "maestros" o en los ambientes de la administración de la justicia donde no termina uno de maravillarse por las formas que se han instalado para corromper y corromperse.
Pero si analizamos un poco nuestra historia reciente podemos encontrarnos con que son los primeros signos de alternancias que antes se daban más cíclicamente entre gobernantes civiles y militares que dependían de la misma Embajada, por mucho que se quisieran teñir del color que sea.
La caída de la UDP se dio porque los supuestamente aliados empezaron a crear problemas y no faltaron especuladores y acaparadores que les acompañaron para crear un ambiente de hiperinflación que fue aprovechado para imponernos el neoliberalismo bajo el argumento que: "Bolivia se nos muere"; mientras los udepistas gozaban de buena salud y estaban aprovechando la venta de dólares preferenciales en las calles, la distribución de la ayuda internacional en alimentos o daban cuerda a los sindicatos para que sigan molestando.
No faltaron aquellos uniformados que hasta se atrevieron a secuestrar al propio presidente de la república y cuestionaban tanto el Alto Mando como la institucionalidad; mientras diputados y senadores se disputaban los espacios de los medios de información para tratar de robar protagonismo.
Hoy vuelven estos ominosos signos que anuncian tormentas en el cielo de la democracia y la política porque no sólo que tenemos, otra vez, a los oficiales se bajo rango queriendo subir por capricho e imposición sino que, por fuera de toda lógica, las que han tomado la sartén por el mango han sido sus mujeres; pero no sólo eso, los sindicatos trotskistas amenazan el sistema de la educación, con gran cantidad de problemas que se van acumulando, y los "trabajadores en salud" abandonan sus puestos, en contra de las especificaciones del Código Penal, para llevar agua a sus molinos de la demagogia y el oportunismo.
Una de las constantes, dizque, es que olvidamos nuestra historia y la repetimos una y otra vez; ¿será cierto?
Por eso es que es difícil pronosticar lo que sucederá en el futuro inmediato en Bolivia, ahora que se ven movimientos raros que tratan de minar la institucionalidad, aunque se presenten como institucionalistas. Está sucediendo en las FFAA, en salud, especialmente en la Caja Nacional, en educación donde trotskistas tratan de sorprender la buena fe de los "maestros" o en los ambientes de la administración de la justicia donde no termina uno de maravillarse por las formas que se han instalado para corromper y corromperse.
Pero si analizamos un poco nuestra historia reciente podemos encontrarnos con que son los primeros signos de alternancias que antes se daban más cíclicamente entre gobernantes civiles y militares que dependían de la misma Embajada, por mucho que se quisieran teñir del color que sea.
La caída de la UDP se dio porque los supuestamente aliados empezaron a crear problemas y no faltaron especuladores y acaparadores que les acompañaron para crear un ambiente de hiperinflación que fue aprovechado para imponernos el neoliberalismo bajo el argumento que: "Bolivia se nos muere"; mientras los udepistas gozaban de buena salud y estaban aprovechando la venta de dólares preferenciales en las calles, la distribución de la ayuda internacional en alimentos o daban cuerda a los sindicatos para que sigan molestando.
No faltaron aquellos uniformados que hasta se atrevieron a secuestrar al propio presidente de la república y cuestionaban tanto el Alto Mando como la institucionalidad; mientras diputados y senadores se disputaban los espacios de los medios de información para tratar de robar protagonismo.
Hoy vuelven estos ominosos signos que anuncian tormentas en el cielo de la democracia y la política porque no sólo que tenemos, otra vez, a los oficiales se bajo rango queriendo subir por capricho e imposición sino que, por fuera de toda lógica, las que han tomado la sartén por el mango han sido sus mujeres; pero no sólo eso, los sindicatos trotskistas amenazan el sistema de la educación, con gran cantidad de problemas que se van acumulando, y los "trabajadores en salud" abandonan sus puestos, en contra de las especificaciones del Código Penal, para llevar agua a sus molinos de la demagogia y el oportunismo.
Una de las constantes, dizque, es que olvidamos nuestra historia y la repetimos una y otra vez; ¿será cierto?
miércoles, 23 de abril de 2014
ORDEN EN EL DESORDEN
Hay muchos signos a los que no les solemos dar importancia hasta que es demasiado tarde y nos suelen llamar la atención porque son la muestra de la declinación, decadencia o claudicación. Uno de los mayores es que es difícil poner orden en el desorden no únicamente por que éste se ha arraigado sino porque el sectarismo o el partidismo nos lo impiden; pero son sumamente peligrosos si recordamos nuestra historia republicana tan llena de "revoluciones" y "contrarevoluciones" o restauraciones que debiéramos haber asimilado mejor para prevenir el futuro.
No siempre ni la justicia ni la ley se ha impuesto entre nosotros y, por el contrario, siempre han habido "vivos" que se creen por encima de cualquier circunstancia y pescan en río revuelto. No hay que olvidar la forma cómo se distribuían las áreas del contrabando y la aduana en plena "revolución nacional", la existencia casi permanente de privilegios que se concedían en la otorgación de la libre importación de esto o lo otro o la libertad de saltarse la obligación de pagar impuestos que, una veces, se concede a aquellos y otras a estos. El caso, últimamente, de "cooperativistas" mineros y de cocaleros es contundente al respecto.
Por eso, aunque no extraña la manifestación de miliitares por las calles de las ciudades, debe preocuparnos porque puede ser el signo evidente de la intención de cambiar el actual estado de cosas que aunque se caracteriza por la democracia de mercado y el liberalismo, curiosamente, se califica como socialista marxista desde otras vertientes.
Nunca, infelizmente, han faltado los "felipillos" en nuestras tierras, aquellos personajes de baja estopa dispuestos a vender su alma al diablo por unas monedas que así como se han prestado a las maquinaciones de la guerra internacional, lo han hecho también para hacernos perder el rumbo del crecimiento o, lo que es peor, la identidad. Tampoco, en muchos casos, la declinación se ha provocado desde fuera sino desde dentro, en vista de la gran cantidad de paracaidistas o tránsfugas que se dan modos para estar siempre en los entornos del poder.
Aunque es difícil, en un ambiente caraterizado por el materialismo y el desconocimiento de la historia, poner orden en el desorden, tendría que ser el objetivo de cualquier gobierno o gobernante porque, de otro modo, siempre serán sospechosas estas acciones en contra de la "discriminación" o los derechos o que las esposas decidan mostrar quiénes mandan en los cuarteles familiares y militares.
No siempre ni la justicia ni la ley se ha impuesto entre nosotros y, por el contrario, siempre han habido "vivos" que se creen por encima de cualquier circunstancia y pescan en río revuelto. No hay que olvidar la forma cómo se distribuían las áreas del contrabando y la aduana en plena "revolución nacional", la existencia casi permanente de privilegios que se concedían en la otorgación de la libre importación de esto o lo otro o la libertad de saltarse la obligación de pagar impuestos que, una veces, se concede a aquellos y otras a estos. El caso, últimamente, de "cooperativistas" mineros y de cocaleros es contundente al respecto.
Por eso, aunque no extraña la manifestación de miliitares por las calles de las ciudades, debe preocuparnos porque puede ser el signo evidente de la intención de cambiar el actual estado de cosas que aunque se caracteriza por la democracia de mercado y el liberalismo, curiosamente, se califica como socialista marxista desde otras vertientes.
Nunca, infelizmente, han faltado los "felipillos" en nuestras tierras, aquellos personajes de baja estopa dispuestos a vender su alma al diablo por unas monedas que así como se han prestado a las maquinaciones de la guerra internacional, lo han hecho también para hacernos perder el rumbo del crecimiento o, lo que es peor, la identidad. Tampoco, en muchos casos, la declinación se ha provocado desde fuera sino desde dentro, en vista de la gran cantidad de paracaidistas o tránsfugas que se dan modos para estar siempre en los entornos del poder.
Aunque es difícil, en un ambiente caraterizado por el materialismo y el desconocimiento de la historia, poner orden en el desorden, tendría que ser el objetivo de cualquier gobierno o gobernante porque, de otro modo, siempre serán sospechosas estas acciones en contra de la "discriminación" o los derechos o que las esposas decidan mostrar quiénes mandan en los cuarteles familiares y militares.
martes, 22 de abril de 2014
MÁS DE REALISMO MÁGICO
Esto del realismo mágico que, en realidad, se ha dado más en la vida "política" de nuestras naciones que en la literatura, da para más de un comentario porque de nuestra cotidianeidad se trata.
Y hay que recordar que hasta hace muy poco, y tal vez continúe, nuestros gobernantes debían decidir seguir los lineamientos de tal o cual imperio o los pasos de fulanos o zutanos que se alienaban con las geopolíticas del mundo. Esto hizo que naciones como la Argentina o el Brasil, en determinados momentos y circunstancias, jugaran al subimperialismo, es decir, a constituirse en los bedeles de sus vecinos para beneficio de los intereses del Norte. Y aunque no parezca mágico el que así haya sido no se aleja mucho del encantamiento, que muchos de nuestros gobernantes hayan estado detrás de los llamados, entonces, fondos golondrina que, ahora, se los llama "buitres" y que sólo permanecían unas horas en nuestras tierras, mientras duraba el anuncio, para retornar a las arcas de las transnacionales dejando migajas para nuestros pueblos que tenían que devolver el cien por ciento y más de la deuda sin chistar. Un verdadero saqueo consentido y hasta agradecido que nuestros gobernantes soportaban, como alguien dijo, con los pantalones abajo porque, a su vez, estaban convencidos que el servilismo era el norte.
Pero no sólo en la politiquería exterior se dio esta situación sino que la vivimos también en lo que podríamos llamar menudo. Por ejemplo, en la compra de palas para cereales que se entregaron para la explotación de las minas "nacionalizadas" sin que a nadie le importara el negocio pues la venia para robar; pero dar el diezmo venía del propio "libertador económico" que era el pelele de la Embajada y no sólo que lo sabía sino que lo consentía ante la alegre mirada de los "sindicalistas" que, a su vez, vieron cómo se les abría el ancho panorama de la corrupción donde podían medrar impunemente y sin que medie ideología alguna.
Así las "revolucionarias" milicias mineras o campesinas se convirtieron en las guardias de las cárceles y los campos de concentración, como una muestra de sus ansias de implantar la libertad, la justicia y la igualdad o, más curiosamente y como arte de magia, marxistas y trotskistas se apoderaron de las direcciones sindicales, especialmente en el magisterio, no para orientarlas o hasta ideologizarlas sino, simplemente, para gozar de la recaudación de las cuotas obligatorias de moros y cristianos y que aún hoy usufructúan.
¿Y no es acaso, realismo mágico que los oficiales de baja gradución, en una institución de disciplina vertical, se levanten ahora para exigir que todos sean capitanes? ¿Y que sean sus esposas que asuman las medidas de presión? ¿O no es realismo mágico sino de los que nos hablara Ortega y Gasset en su "Rebelión de las Masas"?
Y hay que recordar que hasta hace muy poco, y tal vez continúe, nuestros gobernantes debían decidir seguir los lineamientos de tal o cual imperio o los pasos de fulanos o zutanos que se alienaban con las geopolíticas del mundo. Esto hizo que naciones como la Argentina o el Brasil, en determinados momentos y circunstancias, jugaran al subimperialismo, es decir, a constituirse en los bedeles de sus vecinos para beneficio de los intereses del Norte. Y aunque no parezca mágico el que así haya sido no se aleja mucho del encantamiento, que muchos de nuestros gobernantes hayan estado detrás de los llamados, entonces, fondos golondrina que, ahora, se los llama "buitres" y que sólo permanecían unas horas en nuestras tierras, mientras duraba el anuncio, para retornar a las arcas de las transnacionales dejando migajas para nuestros pueblos que tenían que devolver el cien por ciento y más de la deuda sin chistar. Un verdadero saqueo consentido y hasta agradecido que nuestros gobernantes soportaban, como alguien dijo, con los pantalones abajo porque, a su vez, estaban convencidos que el servilismo era el norte.
Pero no sólo en la politiquería exterior se dio esta situación sino que la vivimos también en lo que podríamos llamar menudo. Por ejemplo, en la compra de palas para cereales que se entregaron para la explotación de las minas "nacionalizadas" sin que a nadie le importara el negocio pues la venia para robar; pero dar el diezmo venía del propio "libertador económico" que era el pelele de la Embajada y no sólo que lo sabía sino que lo consentía ante la alegre mirada de los "sindicalistas" que, a su vez, vieron cómo se les abría el ancho panorama de la corrupción donde podían medrar impunemente y sin que medie ideología alguna.
Así las "revolucionarias" milicias mineras o campesinas se convirtieron en las guardias de las cárceles y los campos de concentración, como una muestra de sus ansias de implantar la libertad, la justicia y la igualdad o, más curiosamente y como arte de magia, marxistas y trotskistas se apoderaron de las direcciones sindicales, especialmente en el magisterio, no para orientarlas o hasta ideologizarlas sino, simplemente, para gozar de la recaudación de las cuotas obligatorias de moros y cristianos y que aún hoy usufructúan.
¿Y no es acaso, realismo mágico que los oficiales de baja gradución, en una institución de disciplina vertical, se levanten ahora para exigir que todos sean capitanes? ¿Y que sean sus esposas que asuman las medidas de presión? ¿O no es realismo mágico sino de los que nos hablara Ortega y Gasset en su "Rebelión de las Masas"?
lunes, 21 de abril de 2014
REALISMO MÁGICO
Con la muerte de García Márquez se habla mucho de realismo mágico y de cómo supo extenderlo e incentivarlo en otros escritores; pero, como sucede muchas veces, los comentarios suelen ser parciales y no se toman en cuenta no únicamente otros escritores sino otras áreas de la realidad.
¿Como no recordar, verbigracia, a José María Arguedas cuyas obras tienen más de realismo y de magia? Y es sólo un ejemplo de muchos que se pueden citar en la América Latina y el mundo. Mas, mientras se insiste sobre unos aspectos, no se dice nada o se dice poco sobre otros, como cuando hizo sus observaciones y críticas al "nuevo periodismo", al que no concedía virtudes sino defectos al grado de afirmar que las Carreras de Comunicación, como remedio, habían salido peor que la enfermedad y que el periodismo seguía en la tradición de hacerse en las salas de redacción que en las aulas.
Pero apartándonos de la literatura, tenemos que convenir que hay mucho más de magia, de increíble, en la situación política, económica y social de nuestros pueblos que en las obras de los artistas. Nos autodenominamos independientes y libres e, intencionalmente, escondemos nuestra calidad de colonias económicas o ideológicas por lo que las revoluciones o las liberaciones no son tales sino remedos o sustituciones de lo pasado; sea en el discurso o los actos de la derecha como de la izquierda, de los conservadores como los revolucionarios.
Pero el discurso de la liberación de los pueblos, del desarrollo, del progreso, de la democracia, de los derechos no se aparta de lo mágico para hacerse realidad; lo mismo si fulano o zutano se codea con Castro o con Bush o nos quieren imponer las recetas monetaristas del FMI o las del socialismo marxista.
Como lo hemos dicho, la muerte de García Márquez tiene que servir para la reflexión antes que para llevar agua a los molinos del sectarismo o el partidismo; para hacernos comprender que no conocemos nuestra literatura y preferimos los "empaquetados" extranjeros y para reafirmar nuestra búsqueda constante de una personalidad y una impronta que ya no puede ser de derechas o de izquierdas sino superarlas para ponerse encima de ellas, más allá de la "interpretación de la historia" materialista, que lo mismo se da en uno y otro polo, y en el perfeccionamiento de nuestro camino hacia la evolución espiritual.
¿Como no recordar, verbigracia, a José María Arguedas cuyas obras tienen más de realismo y de magia? Y es sólo un ejemplo de muchos que se pueden citar en la América Latina y el mundo. Mas, mientras se insiste sobre unos aspectos, no se dice nada o se dice poco sobre otros, como cuando hizo sus observaciones y críticas al "nuevo periodismo", al que no concedía virtudes sino defectos al grado de afirmar que las Carreras de Comunicación, como remedio, habían salido peor que la enfermedad y que el periodismo seguía en la tradición de hacerse en las salas de redacción que en las aulas.
Pero apartándonos de la literatura, tenemos que convenir que hay mucho más de magia, de increíble, en la situación política, económica y social de nuestros pueblos que en las obras de los artistas. Nos autodenominamos independientes y libres e, intencionalmente, escondemos nuestra calidad de colonias económicas o ideológicas por lo que las revoluciones o las liberaciones no son tales sino remedos o sustituciones de lo pasado; sea en el discurso o los actos de la derecha como de la izquierda, de los conservadores como los revolucionarios.
Pero el discurso de la liberación de los pueblos, del desarrollo, del progreso, de la democracia, de los derechos no se aparta de lo mágico para hacerse realidad; lo mismo si fulano o zutano se codea con Castro o con Bush o nos quieren imponer las recetas monetaristas del FMI o las del socialismo marxista.
Como lo hemos dicho, la muerte de García Márquez tiene que servir para la reflexión antes que para llevar agua a los molinos del sectarismo o el partidismo; para hacernos comprender que no conocemos nuestra literatura y preferimos los "empaquetados" extranjeros y para reafirmar nuestra búsqueda constante de una personalidad y una impronta que ya no puede ser de derechas o de izquierdas sino superarlas para ponerse encima de ellas, más allá de la "interpretación de la historia" materialista, que lo mismo se da en uno y otro polo, y en el perfeccionamiento de nuestro camino hacia la evolución espiritual.
domingo, 20 de abril de 2014
EL "BIG ONE"
Ayer hablábamos sobre la era de la angustia y, en verdad, da mucha tela para cortar porque hay infinidad de temas que son parte de ese fenómeno y muchas veces no logramos identificarlos así.
Es el caso del gran terremoto que se viene anunciando desde hace tiempo y que causaría mucha destrucción a lo largo y ancho de varios países y se extendería desde EEUU hasta Chile. Puede que sea así pero sobre lo que hay que admirarse es que, contrariamente a los oropeles de la ciencia y la técnica, no sepamos casi nada sobre la vida en el planeta.
Para los mayas y los tiwanakotas, que fueron capaces de hacer calendarios cuya precisión asombra y desconcierta a los "científicos", la tierra es parte del universo y, como tal, sujeto a una serie de cambios y variaciones que se dan cada cierto número de años, independientemente de lo que haga el hombre. La tierra ha cambiado su polaridad varias veces, lo mismo que el sol, y tiende a hacerlo una vez más; pero como no entendemos estos ciclos los achacamos y calificamos como "desastres naturales". Una gran contradicción pues siendo un fenómeno que trae mucha destrucción se lo achacamos a la naturaleza pero no porque sea natural sino porque no entendemos realmente las cosas y sospechamos que no sea natural.
Pero esta era de la angustia no sólo se refleja en eso o el temor a una nueva y última guerra sino en esa tendencia consumista que se ve por todas partes pues, al parecer, todos hacen práctica de aquello que vivir es gozar, es decir, comer, beber, tener sexo indiscriminado. Lo que nos aleja del verdadero desarrollo y evolución del planeta y del hombre ya que mientras pensamos en comer y beber, dejamos de pensar en la trascendencia, en la misión, en el destino del hombre como tal y como especie.
Y, lógicamente, las facetas negativas de esta actitud se hacen más patentes; a tal punto, que, curiosamente, los socialistas son los más fanáticos liberales o individualistas porque, por ejemplo, propugnan la "diversidad sexual", que cada quien puede entender como quiera y a su manera, pero sin entender que contribuye a destruir el núcleo de la sociedad y, por ende, del socialismo: la familia. Lo mismo que la insurgencia de sindicatos en las FFAA donde lo único que se ve es que todos quieren ser capitanes y ya no soldados, como apuntara Ortega y Gasset en su "Rebelión de las masas".
Hay pues signos, síntomas, que nos dan cuenta de la era de la angustia y es bueno reflexionar sobre ella porque mientras más la ignoremos, más nos alejaremos de la evolución y del conocimiento.
Es el caso del gran terremoto que se viene anunciando desde hace tiempo y que causaría mucha destrucción a lo largo y ancho de varios países y se extendería desde EEUU hasta Chile. Puede que sea así pero sobre lo que hay que admirarse es que, contrariamente a los oropeles de la ciencia y la técnica, no sepamos casi nada sobre la vida en el planeta.
Para los mayas y los tiwanakotas, que fueron capaces de hacer calendarios cuya precisión asombra y desconcierta a los "científicos", la tierra es parte del universo y, como tal, sujeto a una serie de cambios y variaciones que se dan cada cierto número de años, independientemente de lo que haga el hombre. La tierra ha cambiado su polaridad varias veces, lo mismo que el sol, y tiende a hacerlo una vez más; pero como no entendemos estos ciclos los achacamos y calificamos como "desastres naturales". Una gran contradicción pues siendo un fenómeno que trae mucha destrucción se lo achacamos a la naturaleza pero no porque sea natural sino porque no entendemos realmente las cosas y sospechamos que no sea natural.
Pero esta era de la angustia no sólo se refleja en eso o el temor a una nueva y última guerra sino en esa tendencia consumista que se ve por todas partes pues, al parecer, todos hacen práctica de aquello que vivir es gozar, es decir, comer, beber, tener sexo indiscriminado. Lo que nos aleja del verdadero desarrollo y evolución del planeta y del hombre ya que mientras pensamos en comer y beber, dejamos de pensar en la trascendencia, en la misión, en el destino del hombre como tal y como especie.
Y, lógicamente, las facetas negativas de esta actitud se hacen más patentes; a tal punto, que, curiosamente, los socialistas son los más fanáticos liberales o individualistas porque, por ejemplo, propugnan la "diversidad sexual", que cada quien puede entender como quiera y a su manera, pero sin entender que contribuye a destruir el núcleo de la sociedad y, por ende, del socialismo: la familia. Lo mismo que la insurgencia de sindicatos en las FFAA donde lo único que se ve es que todos quieren ser capitanes y ya no soldados, como apuntara Ortega y Gasset en su "Rebelión de las masas".
Hay pues signos, síntomas, que nos dan cuenta de la era de la angustia y es bueno reflexionar sobre ella porque mientras más la ignoremos, más nos alejaremos de la evolución y del conocimiento.
sábado, 19 de abril de 2014
LA ERA DE LA ANGUSTIA
Una de las cosas sobre la cual no va a usted hallar nada en los informativos o las noticias, es referencia alguna a la era de la angustia. ¿Cuándo se inició? Para algunos cuando la bomba caída en Hiroshima nos hizo comprender que estábamos en manos de cualquier loco que podía activar el arsenal nuclear sin responsabilidad alguna; para otros, comenzó cuando la razón sustituyó la revelación, es decir, cuando los ignorantes empezaron a titularse.
Pero no hay duda que la angustia se agudiza cada vez más, no sólo por la posibilidad que algún loco dispare un misil sin retorno sino también por los efectos del cambio climático o los desastres naturales que amenazan con un gran terremoto. También hay que tener en cuenta los flujos y reflujos de la moneda, los precios sometidos a los intereses de grandes empresas que sólo quieren más y más lucro y avaricia o las amenazas de revoluciones o tiranías con que derechistas o izquierdistas amagan diariamente.
Vivimos la era de la angustia por mucho que ni siquiera nos demos cuenta o que pensemos que todo es parte de la "modernidad" o el "progreso", aspectos sobre los que varios pensadores llamaron la atención descubriendo, más bien, sus efectos negativos en el crecimiento o la evolución de la especie y dándonos cuenta que los factores sobre los que se asienta la angustia son fácilmente reconocibles, como la disolución de la familia, la biología sin alma, la supresión de la intimidad, las amenazas del totalitarismo, las persecuciones políticas, el hombre como máquina, la impostura, la supresión de la conciencia de la muerte, la supresión de los sentimientos y la desconfianza en el futuro.
Hace décadas que ya Spengler llamó la atención sobre estos riesgos y sobre los que también nos ilustraron Orwell, Huxley, Bradbury y otros con sus obras de "ciencia ficción" que preveían el mundo que hoy vivimos. Factores que son tan evidentes, como la la disolución de la familia, que no sólo da paso a las madres solteras y sin compromiso ni vocación sino también a la impostura homosexual o la "libertad" que puede excusar todo, desde las aberraciones más lamentables hasta los crímenes que se hacen cotidianos, como el secuestro o la violación.
Esta era de la angustia, curiosamente, se palia con el consumismo, con el afán desmesurado de comprar o aparentar, de poseer y no ser o con la adicción a las drogas legales o ilegales que se expanden cada vez más indiscriminadamente entre adultos o menores.
Pero no hay duda que la angustia se agudiza cada vez más, no sólo por la posibilidad que algún loco dispare un misil sin retorno sino también por los efectos del cambio climático o los desastres naturales que amenazan con un gran terremoto. También hay que tener en cuenta los flujos y reflujos de la moneda, los precios sometidos a los intereses de grandes empresas que sólo quieren más y más lucro y avaricia o las amenazas de revoluciones o tiranías con que derechistas o izquierdistas amagan diariamente.
Vivimos la era de la angustia por mucho que ni siquiera nos demos cuenta o que pensemos que todo es parte de la "modernidad" o el "progreso", aspectos sobre los que varios pensadores llamaron la atención descubriendo, más bien, sus efectos negativos en el crecimiento o la evolución de la especie y dándonos cuenta que los factores sobre los que se asienta la angustia son fácilmente reconocibles, como la disolución de la familia, la biología sin alma, la supresión de la intimidad, las amenazas del totalitarismo, las persecuciones políticas, el hombre como máquina, la impostura, la supresión de la conciencia de la muerte, la supresión de los sentimientos y la desconfianza en el futuro.
Hace décadas que ya Spengler llamó la atención sobre estos riesgos y sobre los que también nos ilustraron Orwell, Huxley, Bradbury y otros con sus obras de "ciencia ficción" que preveían el mundo que hoy vivimos. Factores que son tan evidentes, como la la disolución de la familia, que no sólo da paso a las madres solteras y sin compromiso ni vocación sino también a la impostura homosexual o la "libertad" que puede excusar todo, desde las aberraciones más lamentables hasta los crímenes que se hacen cotidianos, como el secuestro o la violación.
Esta era de la angustia, curiosamente, se palia con el consumismo, con el afán desmesurado de comprar o aparentar, de poseer y no ser o con la adicción a las drogas legales o ilegales que se expanden cada vez más indiscriminadamente entre adultos o menores.
viernes, 18 de abril de 2014
LOS OSCAR O LOS NOBEL
La entrega de premios siempre será un tema controvertido y polémico pues nunca satisface todos los gustos; en el caso del cine es cuando se ve una mayor y mejor manipulación y por eso, para muchos, antes que una atracción es una advertencia para ir o no al cine. En el caso de los Nobel es peor, no por la selección misma sino porque habiendo tanto siempre se queda uno con la sensación debió darse a otro y no al que se dio.
Ha muerto Gabriel García Márquez, uno de los pocos latinoamericanos distinguidos con el premio del creador de la dinamita y hay que reconocer que se mereció la distinción; no tal vez, por su obra más conocida: Cien años de soledad, sino por otras "menores" o sus cuentos que tienen menos de magia y sí más de realidad.
No hay que olvidar que "el Gabo" fue parte del movimiento literario e ideológico denominado como el "boom" y del que, otro grande, José María Arguedas, no quiso participar porque lo veía dirigido y hay en él tanto o más "realismo mágico" que en la obra del colombiano, sin ningún ánimo de disminuir nada sino como simple comparación.
"La hojarasca", sus cuentos peregrinos o "Doña Eréndira y su abuela desalmada" o su última obra autobiográfica, tienen más del periodista dedicado a la literatura que el clicé. Pero no hay duda que fue uno de los artífices de la expansión y mejor conocimiento de la literatura latinoamericana, donde hay que seguir lamentando el desconocimiento de varios de ellos entre bolivianos, peruanos, argentinos o ecuatorianos que no tuvieron la misma "suerte". Incluso, algunos fueron parte de siniestras conspiraciones para no darles lo que merecían, como en el caso patético de Franz Tamayo que, para muchos, no sólo sigue siendo un desconocido sino muy controvertido, para decir lo menos; aunque sus obras sean, en verdad, todo un portento.
La muerte de García Márquez puede pues servir no únicamente para rendirle homenaje sino para repasar y repasar nuestra literatura donde hay tantos que merecen reconocimiento; pero que no lo obtienen por muy diversas causas, así como se suele aupar a otros mediocres o más que mediocres.
Ha muerto Gabriel García Márquez, uno de los pocos latinoamericanos distinguidos con el premio del creador de la dinamita y hay que reconocer que se mereció la distinción; no tal vez, por su obra más conocida: Cien años de soledad, sino por otras "menores" o sus cuentos que tienen menos de magia y sí más de realidad.
No hay que olvidar que "el Gabo" fue parte del movimiento literario e ideológico denominado como el "boom" y del que, otro grande, José María Arguedas, no quiso participar porque lo veía dirigido y hay en él tanto o más "realismo mágico" que en la obra del colombiano, sin ningún ánimo de disminuir nada sino como simple comparación.
"La hojarasca", sus cuentos peregrinos o "Doña Eréndira y su abuela desalmada" o su última obra autobiográfica, tienen más del periodista dedicado a la literatura que el clicé. Pero no hay duda que fue uno de los artífices de la expansión y mejor conocimiento de la literatura latinoamericana, donde hay que seguir lamentando el desconocimiento de varios de ellos entre bolivianos, peruanos, argentinos o ecuatorianos que no tuvieron la misma "suerte". Incluso, algunos fueron parte de siniestras conspiraciones para no darles lo que merecían, como en el caso patético de Franz Tamayo que, para muchos, no sólo sigue siendo un desconocido sino muy controvertido, para decir lo menos; aunque sus obras sean, en verdad, todo un portento.
La muerte de García Márquez puede pues servir no únicamente para rendirle homenaje sino para repasar y repasar nuestra literatura donde hay tantos que merecen reconocimiento; pero que no lo obtienen por muy diversas causas, así como se suele aupar a otros mediocres o más que mediocres.
jueves, 17 de abril de 2014
"ESTADO LAICO"
A estas alturas de la historia es imposible que exista un Estado clerical pues supondría la existencia de la república de los franciscanos, descalzos o lo que fuere, pero compuesto casi unánimemente por curas y monjas. Pero se sigue hablando, mal, del Estado laico que es Bolivia creyendo que lo que se quiere decir es que es ateo o animista o quién sabe qué.
Y es una pena porque son las autoridades que incurren en falta por no saber o no investigar lo que quieren decir las cosas, sean simples pinches o encumbrados dirigentes sindicales, partidistas o sectarios; infelizmente, quienes les hacen coro son los "periodistas" que se ve que tampoco manejan el idioma como debieran hacerlo si es su fuente de labor y de sustento.
Bolivia es un Estado laico, efectivamente, porque no depende de ninguna teocracia ni está fanatizada al extremo de no permitir la libertad de fe; pero como es mayoritariamente católica sus autoridades están en la obligación moral y política de atender esta situación y proceder a defender esa población en contra, incluso, de los propios sacerdotes que, las más de la veces, son los que ahuyentan, más que atraen, a los feligreses. Ergo, se justifican legal y moralmente, las ordenanzas sobre restricción a las libertades individuales, como el comercio de alcohol en estas fiestas, porque lo del consumo depende ya de cada uno conciencialmente.
Esta pésima interpretación de lo que es el Estado laico, sin embargo, nos lleva a sospechar que existen otras intenciones porque no puede ser que quienes se sientan o se crean ideólogos del proceso no sepan distinguir lo que es una y otra cosa y aunque se ve más bien cierta nostalgia de lo que pudo haber sido y no fue, pues, como dijera Taine si no me equivoco, no hay nada más peligroso y fanático que eso que se llama ideólogo; tal y como se ha demostrado con la revolución francesa, la rusa, la mexicana y muchas otras que más que cambio significaron terror.
Tenemos un Estado laico que bien puede ser absolutamente de fe, por mucho que la religión ya no sea ni la inspiración ni la fortaleza que fueran antes del racionalismo o del denominado Renacimiento; pero no por nada dijo García Márquez alguna vez: "déjennos hacer nuestro propio medioevo" en atención a esas interpretaciones que más que eso son desinformación, clara y concreta.
Estado laico, es una cosa; creencia o fe religiosa, es otra, muy diferente pese que, muchas veces, los aparentes ateos suelen ser los más creyentes y lo tradujo muy bien Buñuel decir aquello de: "gracias a Dios soy ateo".
Y es una pena porque son las autoridades que incurren en falta por no saber o no investigar lo que quieren decir las cosas, sean simples pinches o encumbrados dirigentes sindicales, partidistas o sectarios; infelizmente, quienes les hacen coro son los "periodistas" que se ve que tampoco manejan el idioma como debieran hacerlo si es su fuente de labor y de sustento.
Bolivia es un Estado laico, efectivamente, porque no depende de ninguna teocracia ni está fanatizada al extremo de no permitir la libertad de fe; pero como es mayoritariamente católica sus autoridades están en la obligación moral y política de atender esta situación y proceder a defender esa población en contra, incluso, de los propios sacerdotes que, las más de la veces, son los que ahuyentan, más que atraen, a los feligreses. Ergo, se justifican legal y moralmente, las ordenanzas sobre restricción a las libertades individuales, como el comercio de alcohol en estas fiestas, porque lo del consumo depende ya de cada uno conciencialmente.
Esta pésima interpretación de lo que es el Estado laico, sin embargo, nos lleva a sospechar que existen otras intenciones porque no puede ser que quienes se sientan o se crean ideólogos del proceso no sepan distinguir lo que es una y otra cosa y aunque se ve más bien cierta nostalgia de lo que pudo haber sido y no fue, pues, como dijera Taine si no me equivoco, no hay nada más peligroso y fanático que eso que se llama ideólogo; tal y como se ha demostrado con la revolución francesa, la rusa, la mexicana y muchas otras que más que cambio significaron terror.
Tenemos un Estado laico que bien puede ser absolutamente de fe, por mucho que la religión ya no sea ni la inspiración ni la fortaleza que fueran antes del racionalismo o del denominado Renacimiento; pero no por nada dijo García Márquez alguna vez: "déjennos hacer nuestro propio medioevo" en atención a esas interpretaciones que más que eso son desinformación, clara y concreta.
Estado laico, es una cosa; creencia o fe religiosa, es otra, muy diferente pese que, muchas veces, los aparentes ateos suelen ser los más creyentes y lo tradujo muy bien Buñuel decir aquello de: "gracias a Dios soy ateo".
miércoles, 16 de abril de 2014
LA DEMANDA ANTE LA HAYA
Finalmente se ha presentado la demanda ante los tribunales internacionales de justicia en procura de una reparación histórica a la usurpación e invasión de 1879, por parte del imperio inglés y a través del ejército de la oligarquía chilena.
La cuestión tiene muchos aspectos para analizar y el primero de ellos es que, por primera vez, las logias han dejado de funcionar y hacer lo que les viene en gana pues fueron las que condicionaron tanto la pérdida del mar como las repetidas frustraciones de los abrazos de Arica, Charaña y otros oficiosos o románticos simplemente.
Si nos atenemos a cuestiones de derecho, la demanda no puede desvirtuarse ni dejar de ser atendida en su plenitud porque, aunque no se funda en el incumplimiento del Tratado de 1904, éste debiera ser analizado por expertos en lingüística pues contiene un reconocimiento implícito al carácter usurpador de Chile y la promesa de enmienda y reparación en el porvenir.
La única forma de burlar esta demanda es ratificar, una vez más, que no existe justicia en el planeta y que los intereses pequeños o mezquinos se imponen ante los de la humanidad, las naciones o los Estados y que nos golpea brutalmente con lo que ha sucedido en Afganistan, Iraq o lo que viene sucediendo en Crimea. Pero la esperanza es lo último que se pierde.
El papel de las logias ha sido fundamental en el tema porque, aparte de condicionar la invasión y evitar la reacción oportuna y suficiente, fueron ellas que, en estricto sometimiento a la geopolítica imperial del materialismo, montaron los teatros de los abrazos o de las solidaridades ideológicas sin otro objetivo que el espectáculo.
Que el Canciller de La Moneda califique como artificiosa la demanda no es sino parte de su rol, de su papel, de su intermediación y no hay que preocuparse porque nadie puede rebatir los argumentos de la historia, la naturaleza y las leyes jurídicas y de la convivencia, como nadie puede tapar el sol con un dedo.
Las cosas están cambiando en el mundo, todavía muchas de ellas para mal; pero hay también las otras: las buenas, como nos muestra el poco poder de las logias que no pudieron impedir, una vez más, que la demanda se presente en el concierto internacional aunque sea en un cielo donde las nubes de tormenta son más que las de paz y concordia.
La cuestión tiene muchos aspectos para analizar y el primero de ellos es que, por primera vez, las logias han dejado de funcionar y hacer lo que les viene en gana pues fueron las que condicionaron tanto la pérdida del mar como las repetidas frustraciones de los abrazos de Arica, Charaña y otros oficiosos o románticos simplemente.
Si nos atenemos a cuestiones de derecho, la demanda no puede desvirtuarse ni dejar de ser atendida en su plenitud porque, aunque no se funda en el incumplimiento del Tratado de 1904, éste debiera ser analizado por expertos en lingüística pues contiene un reconocimiento implícito al carácter usurpador de Chile y la promesa de enmienda y reparación en el porvenir.
La única forma de burlar esta demanda es ratificar, una vez más, que no existe justicia en el planeta y que los intereses pequeños o mezquinos se imponen ante los de la humanidad, las naciones o los Estados y que nos golpea brutalmente con lo que ha sucedido en Afganistan, Iraq o lo que viene sucediendo en Crimea. Pero la esperanza es lo último que se pierde.
El papel de las logias ha sido fundamental en el tema porque, aparte de condicionar la invasión y evitar la reacción oportuna y suficiente, fueron ellas que, en estricto sometimiento a la geopolítica imperial del materialismo, montaron los teatros de los abrazos o de las solidaridades ideológicas sin otro objetivo que el espectáculo.
Que el Canciller de La Moneda califique como artificiosa la demanda no es sino parte de su rol, de su papel, de su intermediación y no hay que preocuparse porque nadie puede rebatir los argumentos de la historia, la naturaleza y las leyes jurídicas y de la convivencia, como nadie puede tapar el sol con un dedo.
Las cosas están cambiando en el mundo, todavía muchas de ellas para mal; pero hay también las otras: las buenas, como nos muestra el poco poder de las logias que no pudieron impedir, una vez más, que la demanda se presente en el concierto internacional aunque sea en un cielo donde las nubes de tormenta son más que las de paz y concordia.
martes, 15 de abril de 2014
TRADICIONES
Hace muchos años que la "semana santa" se celebraba como feriado de lunes a domingo y habían muchas actividades a realizar; todas ellas centradas en la parroquia.
Hoy que la religión se ha convertido más en una tradición, no sólo que el feriado se ha reducido a un día, el viernes, sino que se hace promoción de turismo para atraer personas a distintos lugares de nuestra geografía, desde sitios arqueológicos hasta los de expansión.
Resulta curioso que los "peregrinos", a Copacabana por ejemplo, no hayan disminuido o incluso hayan aumentado; pero nadie podría asegurar que sus motivos sean la fe o la devoción pues se ha denunciado que, algunas veces al menos, el consumo de alcohol en las playas de ese sitio es abundante.
¿Pero existe una diferencia entre tradición y religión? A la luz de la opinión de varios historiadores se podría decir que una o que una depende de la otra o que son la misma cosa, con distintas facetas. Cualquiera que sea la interpretación que se le pueda dar al asunto lo que sí está establecido es que mientras disminuyen los seguidores de las diferentes religiones del mundo o hay un crecimiento en algunas en desmedro de las otras; lo que está pasando en el planeta nos lleva a la conclusión que algo nos falta para completar al hombre mismo y, aunque no se diga completa y claramente, puede ser la fe. Y cuando hablamos de ella no nos referimos a tal o cual Dios sino a la necesidad de trascendencia, de inmortalidad del hombre mismo que, es lo que lo hace humano, simplemente humano, al contrario de lo que decía Niezstche.
Ya los mayas o los tiwanakotas, con ser las civilizaciones más antiguas que se conocen, creían en la existencia de un más allá o de una trascendencia superior a la existencia terrenal del hombre y aunque los investigadores no sepan exactamente definir esta cuestión, el hecho está ahí: hay algo superior.
Y no hay duda que ambas civilizaciones o, más que eso, culturas, se caracterizaban tanto que sus tradiciones eran arraigadas.
Una vez más, vemos la tradición unida a la religión, es decir la creencia, a la creencia; por mucho que los investigadores quieran encontrar diferencias entre ellas que sí las hay y que, tal vez, signifiquen algo que no logramos comprender aún.
Pero mientras no establezcamos bien si las creencias en un Ser Superior o en las costumbres deben o están ligadas o no, seguiremos en esa desorientación que produce el consumismo y se traduce en un aparente materialismo que se sigue más por moda que por convicción.
Hoy que la religión se ha convertido más en una tradición, no sólo que el feriado se ha reducido a un día, el viernes, sino que se hace promoción de turismo para atraer personas a distintos lugares de nuestra geografía, desde sitios arqueológicos hasta los de expansión.
Resulta curioso que los "peregrinos", a Copacabana por ejemplo, no hayan disminuido o incluso hayan aumentado; pero nadie podría asegurar que sus motivos sean la fe o la devoción pues se ha denunciado que, algunas veces al menos, el consumo de alcohol en las playas de ese sitio es abundante.
¿Pero existe una diferencia entre tradición y religión? A la luz de la opinión de varios historiadores se podría decir que una o que una depende de la otra o que son la misma cosa, con distintas facetas. Cualquiera que sea la interpretación que se le pueda dar al asunto lo que sí está establecido es que mientras disminuyen los seguidores de las diferentes religiones del mundo o hay un crecimiento en algunas en desmedro de las otras; lo que está pasando en el planeta nos lleva a la conclusión que algo nos falta para completar al hombre mismo y, aunque no se diga completa y claramente, puede ser la fe. Y cuando hablamos de ella no nos referimos a tal o cual Dios sino a la necesidad de trascendencia, de inmortalidad del hombre mismo que, es lo que lo hace humano, simplemente humano, al contrario de lo que decía Niezstche.
Ya los mayas o los tiwanakotas, con ser las civilizaciones más antiguas que se conocen, creían en la existencia de un más allá o de una trascendencia superior a la existencia terrenal del hombre y aunque los investigadores no sepan exactamente definir esta cuestión, el hecho está ahí: hay algo superior.
Y no hay duda que ambas civilizaciones o, más que eso, culturas, se caracterizaban tanto que sus tradiciones eran arraigadas.
Una vez más, vemos la tradición unida a la religión, es decir la creencia, a la creencia; por mucho que los investigadores quieran encontrar diferencias entre ellas que sí las hay y que, tal vez, signifiquen algo que no logramos comprender aún.
Pero mientras no establezcamos bien si las creencias en un Ser Superior o en las costumbres deben o están ligadas o no, seguiremos en esa desorientación que produce el consumismo y se traduce en un aparente materialismo que se sigue más por moda que por convicción.
lunes, 14 de abril de 2014
INDEPENDIENTE - IMPARCIAL
Decía Don Demetrio Canelas, fundador de LA PATRIA y LOS TIEMPOS, que no era posible ser independiente pero había que procurar ser imparcial. Y es que eso de la independencia es un mito, porque ningún boliviano, verbigracia, puede ser independiente respecto a la demanda de reivindicación marítima y no hay sofismas sobre doble nacionalidad u otras monsergas; o se está a favor o en contra.
Pero se ha hecho una costumbre que cuando alguien condena o critica la parcialidad de los medios se acuda al expediente de la libertad de información o de opinión, cuando todos sabemos cuánto mueve el poder y el dinero.
Por eso es que es hasta ridículo hablar de periodismo de investigación, que no es sino uno de los sofismas para la creación de las carrreras de comunicación, para tormento del periodismo, porque cualquier información, opinión o comunicación supone, implícitamente, la investigación, la indagación, aunque sea para confirmar las fuentes y sólo los desinformados o los ignorantes pueden creer en tales mitos.
Nadie, absolutamente nadie puede ser independiente, por mucho que haya absorbido las lecciones de Rousseau porque él mismo se alienó al culto a la razón, al materialismo, en sustitución de la revelación, de la integridad cuerpo-espíritu. Nadie puede pues engañar con su supuesta independencia y el lector se puede dar cuenta cuándo es parcial o imparcial, que es otra cosa; porque atañe a la forma de desempeñar el oficio y la propia vocación.
Pero los "medios" -habría que preguntarse: ¿medios para qué?- siempre tienden a confundir a la gente y si no logran establecer una fe ciega en lo que dicen, se alzan en contra de la verdad y hasta de la realidad, en comunión con los intereses que persiguen o que aceptan que les sean impuestos a través de los dueños, los directores o los jefes de área.
No es pues primera vez ni va a ser la última, que veamos en los medios expresiones de independencia o "investigaciones", que nos hablen de medios "paraestatales" o seudoindependientes, cuando no sólo se manipula la información y la verdad sino el propio lenguaje. Y es ridículo que se haga cuando todos podemos acercarnos a la información del mundo, por la red, y ver cuándo la información o el informante están alineados o alienados a esto o lo otro.
Pero se ha hecho una costumbre que cuando alguien condena o critica la parcialidad de los medios se acuda al expediente de la libertad de información o de opinión, cuando todos sabemos cuánto mueve el poder y el dinero.
Por eso es que es hasta ridículo hablar de periodismo de investigación, que no es sino uno de los sofismas para la creación de las carrreras de comunicación, para tormento del periodismo, porque cualquier información, opinión o comunicación supone, implícitamente, la investigación, la indagación, aunque sea para confirmar las fuentes y sólo los desinformados o los ignorantes pueden creer en tales mitos.
Nadie, absolutamente nadie puede ser independiente, por mucho que haya absorbido las lecciones de Rousseau porque él mismo se alienó al culto a la razón, al materialismo, en sustitución de la revelación, de la integridad cuerpo-espíritu. Nadie puede pues engañar con su supuesta independencia y el lector se puede dar cuenta cuándo es parcial o imparcial, que es otra cosa; porque atañe a la forma de desempeñar el oficio y la propia vocación.
Pero los "medios" -habría que preguntarse: ¿medios para qué?- siempre tienden a confundir a la gente y si no logran establecer una fe ciega en lo que dicen, se alzan en contra de la verdad y hasta de la realidad, en comunión con los intereses que persiguen o que aceptan que les sean impuestos a través de los dueños, los directores o los jefes de área.
No es pues primera vez ni va a ser la última, que veamos en los medios expresiones de independencia o "investigaciones", que nos hablen de medios "paraestatales" o seudoindependientes, cuando no sólo se manipula la información y la verdad sino el propio lenguaje. Y es ridículo que se haga cuando todos podemos acercarnos a la información del mundo, por la red, y ver cuándo la información o el informante están alineados o alienados a esto o lo otro.
domingo, 13 de abril de 2014
¿PARTIDOS O SINDICATOS?
Desde hace décadas que los sindicatos se han convertido en partidos, tanto en Bolivia como la Argentina, el Perú o Francia.
De este modo se consigue no únicamente distorsionar la lucha de por los derechos de los gremios sino también la política como el arte y la ciencia de gobernar en base a la defensa del bien común. En estos días se están dando dos fenómenos de un mismo origen: la pelea por el poder puro y simple.
En Bolivia la Central Obrera Boliviana, creada al calor del poder en los inicios de la "revolución nacional", ha firmado un pacto de alianza con el partido de gobierno, en vistas a las próximas elecciones, y en la Argentina, los dirigentes "sindicales" no han visto mejor manera de presionar por mejores posiciones de gobierno que hacerle un paro a la presidente que habita la Casa Rosada que, curiosamente, afirma tener los mismo nexos y orígenes que sus detractores: el peronismo.
La cosa viene de lejos; de cuando los anarquistas se expandieron por todo el mundo y, a instancias de ellos, los "comunistas" crecieron como parásitos; desde entonces no se puede definir bien dónde empieza la defensa de los derechos gremiales y termina el partidismo y nadie tampoco puede afirmar, a ciencia cierta, qué es lo que finalmente se persigue, si el poder o el derecho.
Se ha hecho una costumbre que cuando el gobierno se dice populista o socialista, los autodenominados dirigentes sindicales, ocupen puestos en la administración pública u otras instancias del mismo; mientras que cuando los ocupantes de Palacio Quemado se definen como cualquier otra cosa que no sea socialismo a secas o entrecomillado, las organizaciones sindicales se manifestarán ante cualquier estornudo sin oponer otra cosa que la oposición por la oposición.
Esta es una forma característica del anarquismo de cuestionar el ambiente en que se dé y los partidos "socialistas", especialmente de tendencia marxista o trotskista, que se han apoderado de los sindicatos no desaprovechan la ocasión para decir que se oponen o que están en contra de esto o lo otro, sin jamás aclarar por qué. Es el caso patético de los sindicatos y federaciones de los "trabajadores de la educación" o de "maestros" en Bolivia que se oponen a todo y contra todo, sin dejar de servirse del sindicalismo como fuente de subvención económica y parasitismo social. Lo mismo ocurre en México donde se ha denunciado el enriquecimiento "milagroso" de sus principales dirigentes y también en la Argentina u otros países.
De este modo se consigue no únicamente distorsionar la lucha de por los derechos de los gremios sino también la política como el arte y la ciencia de gobernar en base a la defensa del bien común. En estos días se están dando dos fenómenos de un mismo origen: la pelea por el poder puro y simple.
En Bolivia la Central Obrera Boliviana, creada al calor del poder en los inicios de la "revolución nacional", ha firmado un pacto de alianza con el partido de gobierno, en vistas a las próximas elecciones, y en la Argentina, los dirigentes "sindicales" no han visto mejor manera de presionar por mejores posiciones de gobierno que hacerle un paro a la presidente que habita la Casa Rosada que, curiosamente, afirma tener los mismo nexos y orígenes que sus detractores: el peronismo.
La cosa viene de lejos; de cuando los anarquistas se expandieron por todo el mundo y, a instancias de ellos, los "comunistas" crecieron como parásitos; desde entonces no se puede definir bien dónde empieza la defensa de los derechos gremiales y termina el partidismo y nadie tampoco puede afirmar, a ciencia cierta, qué es lo que finalmente se persigue, si el poder o el derecho.
Se ha hecho una costumbre que cuando el gobierno se dice populista o socialista, los autodenominados dirigentes sindicales, ocupen puestos en la administración pública u otras instancias del mismo; mientras que cuando los ocupantes de Palacio Quemado se definen como cualquier otra cosa que no sea socialismo a secas o entrecomillado, las organizaciones sindicales se manifestarán ante cualquier estornudo sin oponer otra cosa que la oposición por la oposición.
Esta es una forma característica del anarquismo de cuestionar el ambiente en que se dé y los partidos "socialistas", especialmente de tendencia marxista o trotskista, que se han apoderado de los sindicatos no desaprovechan la ocasión para decir que se oponen o que están en contra de esto o lo otro, sin jamás aclarar por qué. Es el caso patético de los sindicatos y federaciones de los "trabajadores de la educación" o de "maestros" en Bolivia que se oponen a todo y contra todo, sin dejar de servirse del sindicalismo como fuente de subvención económica y parasitismo social. Lo mismo ocurre en México donde se ha denunciado el enriquecimiento "milagroso" de sus principales dirigentes y también en la Argentina u otros países.
sábado, 12 de abril de 2014
GASTOS EN COMER
Como alguna vez les comentaba, una señora "muy,muy" se lamentaba, en cierta oportunidad, que todavía los bolivianos no tuviésemos la transnacional de las hamburguesas que, en esas épocas, estaba invadiendo Moscú que tambaleaba en la ex URSS; pues bien, las sucursales vinieron,se abrieron y se fueron, en una derrota que todavía no se ha analizado en sus verdaderas dimensiones.
Pero de lo que no hay duda es que, en Bolivia, el gasto a la hora de comer se ha incrementado considerablemente si tenemos en cuenta no sólo la cantidad de nuevos sitios que se han abierto sino el número de personas que asisten y gastan sus dineros dispendiosamente.
Que tienen todo el derecho, hay que aceptarlo; pero lo que hay que observar es que la comida tradicional, la criolla, la que caracterizaba ciertas regiones de nuestro país, va cediendo al empuje de platillos que no son tan recomendables a la hora de hacer balance de calorías, grasas, hidratos de carbono y proteínas que, en cierto modo son la antípoda de "lawas", "chakes", "watias", "chankas" y otras variedades de fuerte raigambre campesina, especialmente.
Se gasta; pero no se elige convenientemente y las costumbres van cambiando en dietas que tienen una abundante cantidad de hidratos de carbono que se suman y complementan en platos que tienen arroz, fideos, chuños, papas, que sirven de sustento a grasas y escazas cantidades de proteínas llevándonos a suponer que más vale cantidad que calidad. Lo mismo pasa con las variedades que derrotaron la invasora hamburguesa: las salteñas, los "trancapechos" o los "sillpanchos".
No hay una política de alimentación en Bolivia que, aunque no se crea, debiera existir para preservar la higiene y la salud de niños, jóvenes y adultos y es una lástima porque, a veces, van languideciendo sitios tradicionales donde se podía degustar un conejo "lambreado" o en "chanka", un cabrito bien horneado o un pavo, o unas papas cocinadas con cáscara y todo, mezcladas con carnes de cerdo o pato y todo cocinado bajo tierra envuelto en hojas y yerbas aromáticas y no esos artificios que hoy se usan y que, en en realidad, son hornos de nuevo tipo y se venden como "pampaku".
La cosa pareciera no tener más aristas o antecedentes; pero si nos atenemos a las investigaciones que ciertas universidades europeas efectuaron sobre el consumo de la papa, su llegada a esas latitudes, su aporte al combate del hambre en el mundo y sus formas presentación y elaboración, tenemos que concluir que la pérdida de nuestras tradiciones culinarias nos está conduciendo a la irracionalidad con que se maneja el consumismo y el mercado. Ejemplo, ¿sabía usted que la papa se debe consumir y cocinar con cáscara y todo?
Pero de lo que no hay duda es que, en Bolivia, el gasto a la hora de comer se ha incrementado considerablemente si tenemos en cuenta no sólo la cantidad de nuevos sitios que se han abierto sino el número de personas que asisten y gastan sus dineros dispendiosamente.
Que tienen todo el derecho, hay que aceptarlo; pero lo que hay que observar es que la comida tradicional, la criolla, la que caracterizaba ciertas regiones de nuestro país, va cediendo al empuje de platillos que no son tan recomendables a la hora de hacer balance de calorías, grasas, hidratos de carbono y proteínas que, en cierto modo son la antípoda de "lawas", "chakes", "watias", "chankas" y otras variedades de fuerte raigambre campesina, especialmente.
Se gasta; pero no se elige convenientemente y las costumbres van cambiando en dietas que tienen una abundante cantidad de hidratos de carbono que se suman y complementan en platos que tienen arroz, fideos, chuños, papas, que sirven de sustento a grasas y escazas cantidades de proteínas llevándonos a suponer que más vale cantidad que calidad. Lo mismo pasa con las variedades que derrotaron la invasora hamburguesa: las salteñas, los "trancapechos" o los "sillpanchos".
No hay una política de alimentación en Bolivia que, aunque no se crea, debiera existir para preservar la higiene y la salud de niños, jóvenes y adultos y es una lástima porque, a veces, van languideciendo sitios tradicionales donde se podía degustar un conejo "lambreado" o en "chanka", un cabrito bien horneado o un pavo, o unas papas cocinadas con cáscara y todo, mezcladas con carnes de cerdo o pato y todo cocinado bajo tierra envuelto en hojas y yerbas aromáticas y no esos artificios que hoy se usan y que, en en realidad, son hornos de nuevo tipo y se venden como "pampaku".
La cosa pareciera no tener más aristas o antecedentes; pero si nos atenemos a las investigaciones que ciertas universidades europeas efectuaron sobre el consumo de la papa, su llegada a esas latitudes, su aporte al combate del hambre en el mundo y sus formas presentación y elaboración, tenemos que concluir que la pérdida de nuestras tradiciones culinarias nos está conduciendo a la irracionalidad con que se maneja el consumismo y el mercado. Ejemplo, ¿sabía usted que la papa se debe consumir y cocinar con cáscara y todo?
viernes, 11 de abril de 2014
CIRCO INFAME
No hay nada más escarnecedor que enseñar a los niños a fingir, a usurpar funciones, hacer circo barato. Pero esto es lo que se les ofrece como "homenaje" por su día y ya se aprestan los demagogos a festejarlo.
Estaría bien que las autoridades les recibieran en audiencias especiales para conocer sus necesidades, sus sueños, sus juegos; pero los que creen que cobrar dietas y andar de sandios es hacer servicio, los usarán como simples objetos de la compra venta del mercado de la democracia y, ésta última, es lo que menos aprenderán porque este sistema de gobierno se funda en el respeto al prójimo, a la ley, al derecho ajeno y no en espectáculos de mal gusto, imposturas o imitaciones.
Lo que hay que hacer por los niños es alejarlos de los curules o los escritorios de la politiquería y acercarlos al conocimiento de diferentes sistemas de gobierno, a las corrientes ideológicas del pensamiento o de la filosofía; pero usarlos para la propaganda de la antítesis de la democracia, del sectarismo o de la demagogia, es el colmo.
Sólo mejorando la educación y la salud se puede luchar por el porvenir de los niños y, para eso, hay que alejarlos del circo infame; ese que no hacen los que se dedican de vocación a él sino los impostores, los mentirosos, los viles.
Hay que darles de comer y no hacerles tragar píldoras cuadradas; hay que respetarlos y no obligarles a hacer el papel para el que no están ni habilitados ni preparados; por mucha buena voluntad que ellos o sus padres pongan en cumplir su rol en la comedia. Porque, ésta, de comedia se vuelve en tragedia.
Hay que velar por su salud mental y física y obligarlos a hacer el papel de concejales, consejeros o ministros, es hacerles daño y traumatizarlos; ahora que tan en boga están los que se desgarran las vestiduras por esto o aquello; pero que contribuyen a ese circo infame donde se usa a la niñez.
Y esta evidente falta de respeto a los niños, nos descubre algo más tenebroso: la falta de ideas de los mayores; de los que fungen de autoridades o de políticos, de los que debieran ser ejemplo y darlo con su conducta
Es una lástima que, en lugar de respetarlos, se use a los niños para lo soez, lo interesado, lo bastardo.
Estaría bien que las autoridades les recibieran en audiencias especiales para conocer sus necesidades, sus sueños, sus juegos; pero los que creen que cobrar dietas y andar de sandios es hacer servicio, los usarán como simples objetos de la compra venta del mercado de la democracia y, ésta última, es lo que menos aprenderán porque este sistema de gobierno se funda en el respeto al prójimo, a la ley, al derecho ajeno y no en espectáculos de mal gusto, imposturas o imitaciones.
Lo que hay que hacer por los niños es alejarlos de los curules o los escritorios de la politiquería y acercarlos al conocimiento de diferentes sistemas de gobierno, a las corrientes ideológicas del pensamiento o de la filosofía; pero usarlos para la propaganda de la antítesis de la democracia, del sectarismo o de la demagogia, es el colmo.
Sólo mejorando la educación y la salud se puede luchar por el porvenir de los niños y, para eso, hay que alejarlos del circo infame; ese que no hacen los que se dedican de vocación a él sino los impostores, los mentirosos, los viles.
Hay que darles de comer y no hacerles tragar píldoras cuadradas; hay que respetarlos y no obligarles a hacer el papel para el que no están ni habilitados ni preparados; por mucha buena voluntad que ellos o sus padres pongan en cumplir su rol en la comedia. Porque, ésta, de comedia se vuelve en tragedia.
Hay que velar por su salud mental y física y obligarlos a hacer el papel de concejales, consejeros o ministros, es hacerles daño y traumatizarlos; ahora que tan en boga están los que se desgarran las vestiduras por esto o aquello; pero que contribuyen a ese circo infame donde se usa a la niñez.
Y esta evidente falta de respeto a los niños, nos descubre algo más tenebroso: la falta de ideas de los mayores; de los que fungen de autoridades o de políticos, de los que debieran ser ejemplo y darlo con su conducta
Es una lástima que, en lugar de respetarlos, se use a los niños para lo soez, lo interesado, lo bastardo.
jueves, 10 de abril de 2014
LA REVOLUCIÓN FANTASMA
Aunque algunos todavía quieren recordar el 9 de abril como el día de la "revolución nacional", ya no hay duda que fue todo menos eso. Desde frustración y decepción hasta traición.
Bastarían dos frases de su "monolítico líder" para saber exactamente de qué se trataba y que se descubrió cuando arengaba a sus conmilitones diciendo: "roben; pero den su diezmo al partido" o, como cuando los mineros fueron a pedirle aumento de salarios, saliendo al balcón presidencial les dijo que fueran donde el embajador norteamericano a pedírselo pues él era quien realmente gobernaba.
Pero los "historiadores" no quieren hacer referencia a estas palabras y tampoco indagan cómo y por qué y quién dispuso que Paz fuera el presidente, cuando estaba ausente del país y quienes intervinieron en la asonada y entraron en Palacio de Gobierno, aunque uno de ellos regresaba de una fuga fallida, tuvieron que contentarse con papeles secundarios. Tampoco hay quien haya investigado las causas de la derrota militar cuando, a la cabeza de los cadetes, se intentaba un rearticulamiento y, curiosamente, desaparecieron sus mandos naturales cuando, a su vez, aparecieron misteriosos maletines pródigamente repartidos.
Hay pues mucho para descubrir, para restablecer la verdad y ver que así como el voto universal se convirtió en la "democracia del cero", el pueblo tuvo que sufrir persecuciones, torturas y muerte en los campos de concentración, en las cárceles o en el exilio. Tampoco ningún historiador nos informa de cómo fue posible que un régimen movi-comunista, tuviera el pleno respaldo de la Embajada Norteamericana y qué se jugaba en ello; es decir, algunos simplemente copian lo que otros dicen pero sin consultar las fuentes de la historia, los hombres, las instituciones, la prensa, la literatura; aunque sabemos que casi siempre todo movimiento "revolucionario" tuvo áulicos o críticos, como se dieron durante y después de las revoluciones francesa, rusa o mexicana y cuyas teorías o especulaciones no coinciden con lo que vivimos actualmente donde, verbigracia, no hay "libertad, igualdad, fraternidad" que postulaban los racionalistas franceses y que dio campo al terror y hasta la restauración.
Y no es que mal de muchos sea consuelo de tontos sino que no podemos seguir viviendo de mentiras y hay que buscar la verdad.
Bastarían dos frases de su "monolítico líder" para saber exactamente de qué se trataba y que se descubrió cuando arengaba a sus conmilitones diciendo: "roben; pero den su diezmo al partido" o, como cuando los mineros fueron a pedirle aumento de salarios, saliendo al balcón presidencial les dijo que fueran donde el embajador norteamericano a pedírselo pues él era quien realmente gobernaba.
Pero los "historiadores" no quieren hacer referencia a estas palabras y tampoco indagan cómo y por qué y quién dispuso que Paz fuera el presidente, cuando estaba ausente del país y quienes intervinieron en la asonada y entraron en Palacio de Gobierno, aunque uno de ellos regresaba de una fuga fallida, tuvieron que contentarse con papeles secundarios. Tampoco hay quien haya investigado las causas de la derrota militar cuando, a la cabeza de los cadetes, se intentaba un rearticulamiento y, curiosamente, desaparecieron sus mandos naturales cuando, a su vez, aparecieron misteriosos maletines pródigamente repartidos.
Hay pues mucho para descubrir, para restablecer la verdad y ver que así como el voto universal se convirtió en la "democracia del cero", el pueblo tuvo que sufrir persecuciones, torturas y muerte en los campos de concentración, en las cárceles o en el exilio. Tampoco ningún historiador nos informa de cómo fue posible que un régimen movi-comunista, tuviera el pleno respaldo de la Embajada Norteamericana y qué se jugaba en ello; es decir, algunos simplemente copian lo que otros dicen pero sin consultar las fuentes de la historia, los hombres, las instituciones, la prensa, la literatura; aunque sabemos que casi siempre todo movimiento "revolucionario" tuvo áulicos o críticos, como se dieron durante y después de las revoluciones francesa, rusa o mexicana y cuyas teorías o especulaciones no coinciden con lo que vivimos actualmente donde, verbigracia, no hay "libertad, igualdad, fraternidad" que postulaban los racionalistas franceses y que dio campo al terror y hasta la restauración.
Y no es que mal de muchos sea consuelo de tontos sino que no podemos seguir viviendo de mentiras y hay que buscar la verdad.
miércoles, 9 de abril de 2014
EL DÍA DE .....
Desde que se instituyó el día de esto o lo otro, como una manera sofistica o eufemística de enfrentar los problemas, nada ha cambiado.
Ayer se "celebró" el respectivo día dedicado a la salud y, aparte de las estadísticas, no se hizo otra cosa que postergar los graves problemas del sector hasta el año siguiente. Y esta es la regla de cada día dedicado a lo que fuera, la tiranía o la democracia o cualquier monserga.
Y no sólo que es paradójico, si nos atenemos a la propaganda sobre el cientificismo reinante, sino hasta escarnecedor que sigamos con los mismos problemas de hace décadas o siglos porque, como reza el dicho, no hay nada nuevo bajo el sol. Y no lo hay porque nos negamos a ver la realidad, a interpretarla en su justa dimensión y a cambiarla, no de acuerdo a sustituciones o mal entendidas iconoclastias sino en beneficio del bien común, del porvenir; de eso de que se habla muchas veces sin comprender nada: la historia.
La salud sigue siendo un problema tanto en EEUU como en Bolivia o Cuba porque si nos ponemos a escarbar un poco la realidad, nos encontraremos que los éxitos de la "democracia", la "ciencia" o la "tiranía", respecto al tema, no dejan más que dudas; no depende pues del avance de la ciencia, del enfoque social o socialista de la política sino de la acción del individuo en compromiso con su comunidad.
Hubo un tiempo en que se propuso los médicos "descalzos", para que la medicina llegase hasta donde había necesidad; se ha hecho y se ha imitado y se sigue imitando; pero los problemas persisten porque tampoco la salud es el simple resultado de la ausencia de enfermedad sino de ecuaciones más complejas donde la estabilidad del sistema autoinmune no depende del aporte de fármacos o de la asistencia a los hospitales sino de un equilibrio que, hasta ahora, el hombre se niega sistemáticamente a aceptar: la salud espiritual, que compromete un equilibrio entre el cuerpo y el espíritu.
Habría que investigar más entre nuestros pueblos antiguos: mayas, tiwanakotas o algonquinos, para tratar de entender mejor no únicamente su sistema de vida política sino su mundo mitológico, sus creencias, para entender así que no todo es ciencia o, peor aún cientificismo, sino una complejidad que supera el materialismo que se nos impone cada día en el mundo; desde el mercado de consumo hasta un supuesto ateísmo que, en realidad, tampoco es tal.
Ayer se "celebró" el respectivo día dedicado a la salud y, aparte de las estadísticas, no se hizo otra cosa que postergar los graves problemas del sector hasta el año siguiente. Y esta es la regla de cada día dedicado a lo que fuera, la tiranía o la democracia o cualquier monserga.
Y no sólo que es paradójico, si nos atenemos a la propaganda sobre el cientificismo reinante, sino hasta escarnecedor que sigamos con los mismos problemas de hace décadas o siglos porque, como reza el dicho, no hay nada nuevo bajo el sol. Y no lo hay porque nos negamos a ver la realidad, a interpretarla en su justa dimensión y a cambiarla, no de acuerdo a sustituciones o mal entendidas iconoclastias sino en beneficio del bien común, del porvenir; de eso de que se habla muchas veces sin comprender nada: la historia.
La salud sigue siendo un problema tanto en EEUU como en Bolivia o Cuba porque si nos ponemos a escarbar un poco la realidad, nos encontraremos que los éxitos de la "democracia", la "ciencia" o la "tiranía", respecto al tema, no dejan más que dudas; no depende pues del avance de la ciencia, del enfoque social o socialista de la política sino de la acción del individuo en compromiso con su comunidad.
Hubo un tiempo en que se propuso los médicos "descalzos", para que la medicina llegase hasta donde había necesidad; se ha hecho y se ha imitado y se sigue imitando; pero los problemas persisten porque tampoco la salud es el simple resultado de la ausencia de enfermedad sino de ecuaciones más complejas donde la estabilidad del sistema autoinmune no depende del aporte de fármacos o de la asistencia a los hospitales sino de un equilibrio que, hasta ahora, el hombre se niega sistemáticamente a aceptar: la salud espiritual, que compromete un equilibrio entre el cuerpo y el espíritu.
Habría que investigar más entre nuestros pueblos antiguos: mayas, tiwanakotas o algonquinos, para tratar de entender mejor no únicamente su sistema de vida política sino su mundo mitológico, sus creencias, para entender así que no todo es ciencia o, peor aún cientificismo, sino una complejidad que supera el materialismo que se nos impone cada día en el mundo; desde el mercado de consumo hasta un supuesto ateísmo que, en realidad, tampoco es tal.
martes, 8 de abril de 2014
MÁS DEL MERCADO EN COCHABAMBA
Aunque debe darse también en otras partes, hay algunas peculiaridades que muchos no conocen. Por ejemplo, la intermediación. Como en el cine, si usted no cuenta con intermediarios para llegar al mercado no importa la calidad de su producción. Lo mismo pasa con locotos, papas, tomates, lechugas.
En los mal llamados mercados "campesinos", a varios kilómetros fuera de la ciudad, se produce la primera intermediación donde los "transportistas" que han acaparado la producción de los campesinos venden a los primeros intermediarios, llamados "mayoristas", que se trasladan unos kilómetros más hacia el centro para hacer lo mismo; conformando una red que acaba en los puestos de venta en la ciudad a precios realmente increíbles. Verbigracia, el precio de una arroba, de un producto determinado, es el precio de una carga (8 o más @) en el "mercado campesino"; más claro si compra una arroba de acelgas, por decir algo, con ese mismo dinero podría haber comprado 8 o más arrobas.
Se ha hecho poco menos que imposible el encuentro entre productores y consumidores; hay en la ciudad algunos mercados que se dicen, mal, campesinos; pero que no son tales ya que los impostores e intermediarios se han apoderado de ellos.
Hace varios años, con unos amigos de cierto diario, intentamos restablecer las cosas en las provincias alrededor de la capital; estas ferias que tenían el propósito de rescatar el encuentro entre productores y consumidores iban acompañadas de otras actividades como la recuperación de folcloristas, folclore, instrumentos antiguos, como la concertina, y coloquios respecto a ellos. Al principio fue todo bien y de acuerdo a las expectativas; hasta que los intermediarios y comerciantes de la ciudad capital empezaron a infiltrarse en las ferias y distorsionarlas. A tal punto, que hoy se han convertido en simples y vulgares mercados donde nadie controla nada y menos los precios. Una vez más, los verdaderos actores del mercado, productores y consumidores, han sido desplazados por los especuladores intermediarios.
Aparte, pues, de clicés, como eso de si busca un calzado "de vestir" o, me imagino, "de desvestir", hay "sutilezas" que hacen del mercado valluno algo que hay que conocer para enmendar lo que haya que enmendar.
En los mal llamados mercados "campesinos", a varios kilómetros fuera de la ciudad, se produce la primera intermediación donde los "transportistas" que han acaparado la producción de los campesinos venden a los primeros intermediarios, llamados "mayoristas", que se trasladan unos kilómetros más hacia el centro para hacer lo mismo; conformando una red que acaba en los puestos de venta en la ciudad a precios realmente increíbles. Verbigracia, el precio de una arroba, de un producto determinado, es el precio de una carga (8 o más @) en el "mercado campesino"; más claro si compra una arroba de acelgas, por decir algo, con ese mismo dinero podría haber comprado 8 o más arrobas.
Se ha hecho poco menos que imposible el encuentro entre productores y consumidores; hay en la ciudad algunos mercados que se dicen, mal, campesinos; pero que no son tales ya que los impostores e intermediarios se han apoderado de ellos.
Hace varios años, con unos amigos de cierto diario, intentamos restablecer las cosas en las provincias alrededor de la capital; estas ferias que tenían el propósito de rescatar el encuentro entre productores y consumidores iban acompañadas de otras actividades como la recuperación de folcloristas, folclore, instrumentos antiguos, como la concertina, y coloquios respecto a ellos. Al principio fue todo bien y de acuerdo a las expectativas; hasta que los intermediarios y comerciantes de la ciudad capital empezaron a infiltrarse en las ferias y distorsionarlas. A tal punto, que hoy se han convertido en simples y vulgares mercados donde nadie controla nada y menos los precios. Una vez más, los verdaderos actores del mercado, productores y consumidores, han sido desplazados por los especuladores intermediarios.
Aparte, pues, de clicés, como eso de si busca un calzado "de vestir" o, me imagino, "de desvestir", hay "sutilezas" que hacen del mercado valluno algo que hay que conocer para enmendar lo que haya que enmendar.
lunes, 7 de abril de 2014
EL MERCADO EN COCHABAMBA
Este lugar debe ser uno de los pocos donde mandan las leyes que van en contra del mercado. En primer lugar, aquí no tiene nunca razón el cliente; en segundo lugar, si le dicen "yo lo uso", quiere decir que el vendedor es el non plus ultra de lo que sea; en tercer lugar, no hay ninguna ley que rija ese espacio de compra y venta.
Aunque el mercado regional se extiende por toda su geografía, sin respetar lugares específicos, áreas verdes, aceras o calzadas y, aunque usted no lo crea, está en manos de pocas familias; no es una de sus mejores características el que venda más contrabando o piratería sino que sus reglas son completamente disímiles a las que se acuerdan en otros sitios. No hay amabilidad en el vendedor que, de entrada, lo mira como un intruso molestoso que está turbando su paz, y si existen precios fijos o móviles no son para que el cliente vea lo que le conviene sino para que el negociante ejercite sus facutades histriónicas o de lo que fuera. Eso del cliente siempre tiene la razón, es un absurdo.
Los precios se rigen no por la ley de la oferta y la demanda, si es que funcionase, sino por la especulación; si hoy han subido los mismos es por las lluvias, los bloqueos, demasiado sol o lo que sea; si mañana bajan, es por hacerle un favor que usted debe tomar en cuenta. En cuanto a pesas y medidas hay todo el margen que quiera, como si Bolivia no hubiese firmado el acuerdo internacional sobre el sistema métrico decimal; no se vende en kilos sino en libras (dos libras un kilo y ay de quien reclame), se usa también la arroba o, incluso, otras medidas, como en el caso del maní que no se vende por kilos, libras o arrobas sino en otra medida, cuyo nombre no recuerdo. Si le dan unos gramos menos (digamos 100) no puede reclamar y si lo hace corre el riesgo de ser perseguido cuchillo en mano por todo el mercado; y no es broma.
En cuanto a la calidad, cuidado con ponerla en duda, corre el mismo riesgo si observa el peso porque, se supone, que los vendedores sólo le ofrecen lo mejor, lo más barato y conveniente porque no hay vendedor en el mundo que vea mejor sus intereses que los que venden en Cochabamba.
Por lo demás, no hay reglas sobre nada, ni sobre precios, medidas, higiene o espacios; los que venden reinan sobre al aparente caos, aunque lo cierto es que imponen su propias reglas que nada tienen que ver ni con el mercado, la economía o el sentido común.
Aunque el mercado regional se extiende por toda su geografía, sin respetar lugares específicos, áreas verdes, aceras o calzadas y, aunque usted no lo crea, está en manos de pocas familias; no es una de sus mejores características el que venda más contrabando o piratería sino que sus reglas son completamente disímiles a las que se acuerdan en otros sitios. No hay amabilidad en el vendedor que, de entrada, lo mira como un intruso molestoso que está turbando su paz, y si existen precios fijos o móviles no son para que el cliente vea lo que le conviene sino para que el negociante ejercite sus facutades histriónicas o de lo que fuera. Eso del cliente siempre tiene la razón, es un absurdo.
Los precios se rigen no por la ley de la oferta y la demanda, si es que funcionase, sino por la especulación; si hoy han subido los mismos es por las lluvias, los bloqueos, demasiado sol o lo que sea; si mañana bajan, es por hacerle un favor que usted debe tomar en cuenta. En cuanto a pesas y medidas hay todo el margen que quiera, como si Bolivia no hubiese firmado el acuerdo internacional sobre el sistema métrico decimal; no se vende en kilos sino en libras (dos libras un kilo y ay de quien reclame), se usa también la arroba o, incluso, otras medidas, como en el caso del maní que no se vende por kilos, libras o arrobas sino en otra medida, cuyo nombre no recuerdo. Si le dan unos gramos menos (digamos 100) no puede reclamar y si lo hace corre el riesgo de ser perseguido cuchillo en mano por todo el mercado; y no es broma.
En cuanto a la calidad, cuidado con ponerla en duda, corre el mismo riesgo si observa el peso porque, se supone, que los vendedores sólo le ofrecen lo mejor, lo más barato y conveniente porque no hay vendedor en el mundo que vea mejor sus intereses que los que venden en Cochabamba.
Por lo demás, no hay reglas sobre nada, ni sobre precios, medidas, higiene o espacios; los que venden reinan sobre al aparente caos, aunque lo cierto es que imponen su propias reglas que nada tienen que ver ni con el mercado, la economía o el sentido común.
domingo, 6 de abril de 2014
MEDIDAS OPORTUNAS
Aunque no conocemos el efecto en general, no hay duda que la medida de enviar a las FFAA chilenas a las calles para controlar las consecuencias del terremoto han sido oportunas. No sólo porque evitaron saqueos sino también porque enviaron, "ipso facto", "ipso jure", a la cárcel a los especuladores, que son los sinvergüenzas que suelen acaparar más ganancias con el sufrimiento de los demás.
Sin embargo, se han presentado protestas, especialmente en Iquique, porque, al parecer, las medidas de salvataje y suministro no están funcionando como debieran y hay desesperación entre la gente afectada.
Independientemente de los pormenores, lo que se debiera imitar en muchas partes del mundo, es el combate a la especulación. Que es el verdadero mal de nuestros pueblos sujetos a la tiranía de un mercado que, sofísticamente, se regula a sí mismo; pero que no es así y tiene en su espíritu el cáncer del mal: la especulación, que se suele complementar bien con el acaparamiento y el ocultamiento.
En las épocas de la llamada UDP, en Bolivia, se desató un verdadero proceso de hiperinflación y especulación que no tenía motivos económicos normales para darse; pero se dio con el contento de muchos partidarios del udepismo que vieron la oportunidad para amasar fortunas con la especulación de la harina, la compra venta de divisas o la propia hiperinflación. Que no fue un fenómeno raro ni nuevo, que se se había repetido a lo largo y ancho del mundo, es cierto; pero en situaciones de emergencia natural, de desventaja social es cuando más duele su impacto.
Lo conveniente sería que tanto en épocas de emergencia como de normalidad, la lucha contra la especulación fuese una norma, una conducta diaria, porque los mercaderes se dan modos hasta sorprendentes para especular, como les haremos conocer en un comentario sobre el mercado local que reservamos para después por sus peculiaridades.
Luchar contra la especulación es, quizá, más estructural y oportuno que hacerlo contra los saqueadores que, algunas veces, son el producto de las circunstancias y del hambre; pero reaccionar con pertinencia tampoco debe quedarse en la lucha penal o policial sino complementarse con las medidas económicas estructurales para producir un verdadero ambiente de paz y crecimiento, que es lo que hace rato le falta a Chile.
Sin embargo, se han presentado protestas, especialmente en Iquique, porque, al parecer, las medidas de salvataje y suministro no están funcionando como debieran y hay desesperación entre la gente afectada.
Independientemente de los pormenores, lo que se debiera imitar en muchas partes del mundo, es el combate a la especulación. Que es el verdadero mal de nuestros pueblos sujetos a la tiranía de un mercado que, sofísticamente, se regula a sí mismo; pero que no es así y tiene en su espíritu el cáncer del mal: la especulación, que se suele complementar bien con el acaparamiento y el ocultamiento.
En las épocas de la llamada UDP, en Bolivia, se desató un verdadero proceso de hiperinflación y especulación que no tenía motivos económicos normales para darse; pero se dio con el contento de muchos partidarios del udepismo que vieron la oportunidad para amasar fortunas con la especulación de la harina, la compra venta de divisas o la propia hiperinflación. Que no fue un fenómeno raro ni nuevo, que se se había repetido a lo largo y ancho del mundo, es cierto; pero en situaciones de emergencia natural, de desventaja social es cuando más duele su impacto.
Lo conveniente sería que tanto en épocas de emergencia como de normalidad, la lucha contra la especulación fuese una norma, una conducta diaria, porque los mercaderes se dan modos hasta sorprendentes para especular, como les haremos conocer en un comentario sobre el mercado local que reservamos para después por sus peculiaridades.
Luchar contra la especulación es, quizá, más estructural y oportuno que hacerlo contra los saqueadores que, algunas veces, son el producto de las circunstancias y del hambre; pero reaccionar con pertinencia tampoco debe quedarse en la lucha penal o policial sino complementarse con las medidas económicas estructurales para producir un verdadero ambiente de paz y crecimiento, que es lo que hace rato le falta a Chile.
sábado, 5 de abril de 2014
LA EDUCACION Y SUS SABOTEADORES
Ayer los "maestros" salieron a las calles para protestar en contra del gobierno y pedir que no se ejecute la reforma en curso. Podemos estar de acuerdo con ellos por una variedad de motivos; pero sabiendo cual es la actitud que siempre han tomado, hay que reír o llorar porque marxistas y trotskistas han sido la eterna pesadilla de la educción que, sin embargo, los mantiene en permanente usufructo, no únicamente de cuotas o viáticos y demás prebendas sino de salarios que se consiguen en cualquier lugar de la administración de ese sistema, desde las porterías hasta la docencia en las Normales.
Mientras tanto, nunca han aportado una idea, un plan, un programa y siempre se han limitado a especulaciones o eslogans como aquello de popular sin mayor contenido que la demagogia; pero en los decenios que llevan acaparado el sistema en su beneficio no han parido nada. Y ahí están por ejemplo, los congresos "pedagogicos" que han llevado a cabo donde los que mas aportaron no fueron ellos sino los invitados o los que nunca pertenecieron a sus filas.
La manifestación de ayer es pues una majaderia mas de los trotskistas, mientras sus pares, los "comunistas" se hallan felices y contentos disfrutando de la ampliación de las mal llamadas normales que son otro obstáculo insalvable para que el sistema mejore o encuentre mejores derroteros.
Que la educacion necesita una reforma urgente y eficaz; es cierto; pero que no la van a dar los que se hacen llamar maestros y los que se han apoderado de la dirigencia sindical por décadas; también es cierto.
Pueden sorprender a los que no los conocen o a los ingenuos que creen en papa noel; pero a los que conocen la realidad del sistema educativo en Bolivia, no.
Aunque la situación tampoco es tan rara como aparece porque hace muchos años que vivimos en la impostura, no solo en la política sino también en los sindicatos, las agrupaciones civicas, universitarias o deportivas; tal es la falsedad que la politiqueria condiciona.
Y, antes de terminar, disculpen las falla en la acentuación pero como cambie de sistema, todavía no encuentro la forma de acentuar y otras cosillas.
Mientras tanto, nunca han aportado una idea, un plan, un programa y siempre se han limitado a especulaciones o eslogans como aquello de popular sin mayor contenido que la demagogia; pero en los decenios que llevan acaparado el sistema en su beneficio no han parido nada. Y ahí están por ejemplo, los congresos "pedagogicos" que han llevado a cabo donde los que mas aportaron no fueron ellos sino los invitados o los que nunca pertenecieron a sus filas.
La manifestación de ayer es pues una majaderia mas de los trotskistas, mientras sus pares, los "comunistas" se hallan felices y contentos disfrutando de la ampliación de las mal llamadas normales que son otro obstáculo insalvable para que el sistema mejore o encuentre mejores derroteros.
Que la educacion necesita una reforma urgente y eficaz; es cierto; pero que no la van a dar los que se hacen llamar maestros y los que se han apoderado de la dirigencia sindical por décadas; también es cierto.
Pueden sorprender a los que no los conocen o a los ingenuos que creen en papa noel; pero a los que conocen la realidad del sistema educativo en Bolivia, no.
Aunque la situación tampoco es tan rara como aparece porque hace muchos años que vivimos en la impostura, no solo en la política sino también en los sindicatos, las agrupaciones civicas, universitarias o deportivas; tal es la falsedad que la politiqueria condiciona.
Y, antes de terminar, disculpen las falla en la acentuación pero como cambie de sistema, todavía no encuentro la forma de acentuar y otras cosillas.
viernes, 4 de abril de 2014
¿DEBATE O INTERPRETACIÓN?
Es interesante ver cómo nos vamos por peteneras, cuando de hallar solución a nuestras metidas de pata se trata. Es el caso de la solicitud de los mineros mal llamados cooperativistas que quieren estar al margen de la ley y bloquean las carreteras y sus mentes por ello.
Porque, por mucha buena voluntad de dialogar que se tenga, no se puede ir contra la ley escrita y del sentido común y, entonces, hay que acudir a la interpretación que para eso tenemos un Tribunal Constitucional.
Porque los caprichos de los nuevos ricos de las minas aun siendo ilegales, son más bien inmorales. ¿Se puede vivir al margen de la ley, cuando se tiene un estado de derecho, aunque sea sólo teórico, en el país? Porque esto es lo que pasa cuando muchos gobiernos asumen sus funciones, se acuerdan de la ley y de la economía jurídica y moral para los otros; no para ellos; se dicen demócratas cuando les conviene pero se olvidan que la esencia de la democracia es el bien común.
En las circunstancias, lo que debe hacerse es que el proyecto de ley aprobado en la Asamblea Legislativa de los diputados se someta al control constitucional respectivo y se acaten sus resoluciones. Porque todos los bolivianos estamos obligados a pagar impuestos, respetar la CPE y atenernos a las leyes secundarias y especiales.
Ni los "cooperativistas" ni los cocaleros ni nadie puede tener privilegios de burlar la ley y esta es la situación que enfrentamos, agravada por la violencia de los impostores y la desorientación de los gobernantes tanto del oficialismo y de la oposición que, en lugar, se acudir al sentido común, prefieren enfrascarse en majaderías.
Si se ha violado la economía jurídica vigente se debe investigar por qué y establecer las sanciones respectivas no únicamente en quienes han incurrido de hecho sino en quienes la han permitido a sabiendas de la ilegalidad y de la inmoralidad; pero el ambiente de politiquería continúa lejos de estas "sutilezas" porque todavía se piensa que se puede negociar la ley, que la democracia no es más que mercado y que la moral sigue siendo un aspiración.
Porque, por mucha buena voluntad de dialogar que se tenga, no se puede ir contra la ley escrita y del sentido común y, entonces, hay que acudir a la interpretación que para eso tenemos un Tribunal Constitucional.
Porque los caprichos de los nuevos ricos de las minas aun siendo ilegales, son más bien inmorales. ¿Se puede vivir al margen de la ley, cuando se tiene un estado de derecho, aunque sea sólo teórico, en el país? Porque esto es lo que pasa cuando muchos gobiernos asumen sus funciones, se acuerdan de la ley y de la economía jurídica y moral para los otros; no para ellos; se dicen demócratas cuando les conviene pero se olvidan que la esencia de la democracia es el bien común.
En las circunstancias, lo que debe hacerse es que el proyecto de ley aprobado en la Asamblea Legislativa de los diputados se someta al control constitucional respectivo y se acaten sus resoluciones. Porque todos los bolivianos estamos obligados a pagar impuestos, respetar la CPE y atenernos a las leyes secundarias y especiales.
Ni los "cooperativistas" ni los cocaleros ni nadie puede tener privilegios de burlar la ley y esta es la situación que enfrentamos, agravada por la violencia de los impostores y la desorientación de los gobernantes tanto del oficialismo y de la oposición que, en lugar, se acudir al sentido común, prefieren enfrascarse en majaderías.
Si se ha violado la economía jurídica vigente se debe investigar por qué y establecer las sanciones respectivas no únicamente en quienes han incurrido de hecho sino en quienes la han permitido a sabiendas de la ilegalidad y de la inmoralidad; pero el ambiente de politiquería continúa lejos de estas "sutilezas" porque todavía se piensa que se puede negociar la ley, que la democracia no es más que mercado y que la moral sigue siendo un aspiración.
jueves, 3 de abril de 2014
ENCUESTAS Y ESTADÍSTICAS
Ayer hablábamos sobre las estadísticas y varias veces nos hemos referido también a las encuestas, que pueden mostrarnos el punto de vista del que las paga o sumirnos en la confusión.
Por eso no hemos prestado demasiada atención a las últimas encuestas que dan a Evo Morales un amplio respaldo ciudadano que, paradójicamente, aparece más bien en las ciudades que en el área rural, donde los encuestadores no llegaron.
Pero, independientemente de los resultados y las interpretaciones, lo que se debe percibir es que sus acciones no pueden esconderse o maquillarse y, el sólo hecho de ampliar la red de carreteras, por ejemplo, es ya un punto positivo y así hay otros. Lo que sigue llamando la atención es la ausencia de opositores; claro que hay quienes se arrogan esos papeles; mas, son tan majaderos e inútiles que más que oponerse a Morales lo favorecen directa indirectamente.
Porque es esta ausencia de oposición que da piedra libre al sectarismo que quieren imponer algunos de los que se proclaman como aliados del oficialismo; ahí está el caso de los mal llamados mineros cooperativistas que, incluso, amenazan ahora con el "voto castigo" porque se les quiere cortar el flujo de privilegios y ganancias inmorales a que se estaban acostumbrando a costa de los recursos de todos, la explotación del hombre por el hombre y la adopción de las actitudes que ellos mismos llaman neoliberales.
Y hay otros donde el sectarismo es evidente, como el sólo hecho de monopolizar la palabra "indígena" que no sólo es mal usada sino abusada para discriminar a los otros, a los que llaman de acuerdo a sus gustos. Claro que habrá quien diga que, en realidad, las revoluciones en el mundo no son sino mitos, sueños, utopías y hay que concordar con ellos, aunque con algunas reservas pues la propia evolución del hombre exige un crecimiento y desarrollo que sólo puede darse en un ambiente de libertad e igualdad que no existe en el mundo pero no por ello imposible.
Lo que también hay que analizar es la sustitución de la política por la politiquería; tanto en Bolivia, como España, EEUU, Rusia, el Reino Unido o Etiopía que tampoco quiere decir que hay que renegar de ella sino hacer una buena distinción de lo que es una y lo que es la otra.
En todo caso, las encuestas y estadísticas, nos sirven para reflexionar sobre estos y otros temas.
Por eso no hemos prestado demasiada atención a las últimas encuestas que dan a Evo Morales un amplio respaldo ciudadano que, paradójicamente, aparece más bien en las ciudades que en el área rural, donde los encuestadores no llegaron.
Pero, independientemente de los resultados y las interpretaciones, lo que se debe percibir es que sus acciones no pueden esconderse o maquillarse y, el sólo hecho de ampliar la red de carreteras, por ejemplo, es ya un punto positivo y así hay otros. Lo que sigue llamando la atención es la ausencia de opositores; claro que hay quienes se arrogan esos papeles; mas, son tan majaderos e inútiles que más que oponerse a Morales lo favorecen directa indirectamente.
Porque es esta ausencia de oposición que da piedra libre al sectarismo que quieren imponer algunos de los que se proclaman como aliados del oficialismo; ahí está el caso de los mal llamados mineros cooperativistas que, incluso, amenazan ahora con el "voto castigo" porque se les quiere cortar el flujo de privilegios y ganancias inmorales a que se estaban acostumbrando a costa de los recursos de todos, la explotación del hombre por el hombre y la adopción de las actitudes que ellos mismos llaman neoliberales.
Y hay otros donde el sectarismo es evidente, como el sólo hecho de monopolizar la palabra "indígena" que no sólo es mal usada sino abusada para discriminar a los otros, a los que llaman de acuerdo a sus gustos. Claro que habrá quien diga que, en realidad, las revoluciones en el mundo no son sino mitos, sueños, utopías y hay que concordar con ellos, aunque con algunas reservas pues la propia evolución del hombre exige un crecimiento y desarrollo que sólo puede darse en un ambiente de libertad e igualdad que no existe en el mundo pero no por ello imposible.
Lo que también hay que analizar es la sustitución de la política por la politiquería; tanto en Bolivia, como España, EEUU, Rusia, el Reino Unido o Etiopía que tampoco quiere decir que hay que renegar de ella sino hacer una buena distinción de lo que es una y lo que es la otra.
En todo caso, las encuestas y estadísticas, nos sirven para reflexionar sobre estos y otros temas.
miércoles, 2 de abril de 2014
SIGNOS IGNORADOS
El principal defecto de las estadísticas es que saca promedios, es decir, la media y ella puede más esconder que revelar. Por eso es que cuando se publican uno no sabe si le están dando gato por liebre o se acercan a la verdad, independientemente de lo que dijera Churchill al respecto, que él no creía en las que no manipulaba personalmente.
Un signo de estos, de los escondidos, se acaba de revelar en Chile como consecuencia del sismo sufrido en su territorio y que también se sintió en algunas ciudades bolivianas: el saqueo. Pues, aunque no se crea, empezaron cuando las alarmas advertían sobre el fenómeno natural y la posibilidad de un tsunami y que hizo que la presidenta ordenará inmediatamente la intervención de las FFAA.
Tampoco se tiene en cuenta, a la hora de presentar estadísticas de propaganda, la situación de la educación en ese país ya que se ha privatizado de tal modo, que sólo los que tienen el suficiente dinero pueden tener acceso a un sistema más o menos eficaz; los demás, o se lo pierden o no pueden aspirar sino a la mediocridad.
No es pues suficiente manipular los resultados de las estadísticas sino que también se pueden tener o no en cuenta ciertos signos, por muy evidentes que ellos sean. Es como cuando se califica a los países como subdesarrollados, en desarrollo o cualquier otro eufemismo, por no calificarlo de colonial específicamente.
Lo malo es que la gente se deja llevar por títulos, estadísticas o eufemismos. Es lo que está pasando en nuestra tierra donde la aspiración de cambio se ha trocado en sustitución y donde los sectores privilegiados de ayer han sido reemplazados por otros: los mineros "cooperativistas", los cocaleros, los del "instrumento político" o los del entorno de tal o cual alcalde, gobernador o ministro.
Pero si se pregunta sobre la democracia, los propagandistas dirán que marcha viento en popa, lo mismo del oficialismo que la oposición porque viven del mercado que ella genera; aunque desplace de manera lamentable la ideología, el programa o, finalmente, las ideas.
Y la situación es similar aquí como en EEUU, Inglaterra o Cuba porque a nadie se le ocurre ver mejor cuáles pueden ser los signos de esto o aquello y se contenta con lo que otros prefieren o muestran.
Es lamentable el terremoto producido en Chile, con todas sus consecuencias; pero es más lamentable que la gente tenga que acudir al saqueo, apenas ve la oportunidad de tener algo en la despensa.
Un signo de estos, de los escondidos, se acaba de revelar en Chile como consecuencia del sismo sufrido en su territorio y que también se sintió en algunas ciudades bolivianas: el saqueo. Pues, aunque no se crea, empezaron cuando las alarmas advertían sobre el fenómeno natural y la posibilidad de un tsunami y que hizo que la presidenta ordenará inmediatamente la intervención de las FFAA.
Tampoco se tiene en cuenta, a la hora de presentar estadísticas de propaganda, la situación de la educación en ese país ya que se ha privatizado de tal modo, que sólo los que tienen el suficiente dinero pueden tener acceso a un sistema más o menos eficaz; los demás, o se lo pierden o no pueden aspirar sino a la mediocridad.
No es pues suficiente manipular los resultados de las estadísticas sino que también se pueden tener o no en cuenta ciertos signos, por muy evidentes que ellos sean. Es como cuando se califica a los países como subdesarrollados, en desarrollo o cualquier otro eufemismo, por no calificarlo de colonial específicamente.
Lo malo es que la gente se deja llevar por títulos, estadísticas o eufemismos. Es lo que está pasando en nuestra tierra donde la aspiración de cambio se ha trocado en sustitución y donde los sectores privilegiados de ayer han sido reemplazados por otros: los mineros "cooperativistas", los cocaleros, los del "instrumento político" o los del entorno de tal o cual alcalde, gobernador o ministro.
Pero si se pregunta sobre la democracia, los propagandistas dirán que marcha viento en popa, lo mismo del oficialismo que la oposición porque viven del mercado que ella genera; aunque desplace de manera lamentable la ideología, el programa o, finalmente, las ideas.
Y la situación es similar aquí como en EEUU, Inglaterra o Cuba porque a nadie se le ocurre ver mejor cuáles pueden ser los signos de esto o aquello y se contenta con lo que otros prefieren o muestran.
Es lamentable el terremoto producido en Chile, con todas sus consecuencias; pero es más lamentable que la gente tenga que acudir al saqueo, apenas ve la oportunidad de tener algo en la despensa.
martes, 1 de abril de 2014
TENÍA QUE SUCEDER
¿Qué está sucediendo en Bolivia? Pues algo que se veía venir: el sectarismo. Y es que cuando se defienden los intereses del sector con la pasión y el calor del sectarismo, es decir, no sólo "yo tengo la razón" sino "yo soy la razón" o la verdad o lo que fuera, se olvidan los principios de la democracia, del bien común, de la legalidad, de la moral y de cualquier ideología política y desde el rato en que los "cooperativistas" mineros mostraron su espíritu "revolucionario", subiendo indiscriminadamente los salarios de los dirigentes y contratando obreros para explotarlos, se veía venir que cuando se acabaran los privilegios, la reacción iba a ser violenta.
El sistema cooperativo es un buen medio de evitar la explotación del hombre por el hombre o del capital sobre éste; pero cuando se pone en práctica sus principios. Pero si se los distorsiona a placer, entonces, aparecen una suerte de sociedades anónimas donde unos ganan como pachás y otros sirven como esclavos. Pasa en la "cooperativas" mineras, de comunicaciones y de otra índole y cuando se quiere hablar al respecto los beneficiarios hacen causa común para acallar las observaciones.
Lo malo no está en la insurgencia de "vivos" sino en la mentalidad de los "revolucionarios" que lo que buscan no es la igualdad, la justicia o el acatamiento a la ley natural y jurídica sino la simple sustitución, el turno, el relevo de los explotadores y se manifiesta en actitudes intransigentes supuestamente sindicales o de defensa del "fuero", que es la trinchera donde se escondieron muchos de los nuevos corruptos, los nuevos ricos, los nuevos impunes.
Hoy son los mineros "cooperativistas", ayer fueron simplemente los mineros o los fabriles o los que fuera; mimetizados con discursos marxistas o trotskistas, socialistas o anarquistas, demócratas al estilo de la ex URSS o de Cuba. Pero, como vemos, aspirantes sólo a nuevos ricos, a quienes no les interesa ni el Estado, ni la justicia, ni el socialismo y se estornudan en ellos. Y esta apariencia revolucionaria se ha mantenido por años al calor de un "fervor revolucionario" y de cambio que tenía que hacer crisis cuando se impusiera la realidad, la razón, las leyes.
Como varias veces lo hemos dicho, a caballo del sofisma popular o revolucionario, se ha ido estableciendo el sectarismo; los pobres de ayer quieren ser los ricos de hoy, los discriminados pretenden discriminar, los que no comieron bien quieren hartarse en banquetes ininterrumpidos y la Constitución neoliberal que se ha aprobado, bajo el poncho, da pie para todo ello.
El sistema cooperativo es un buen medio de evitar la explotación del hombre por el hombre o del capital sobre éste; pero cuando se pone en práctica sus principios. Pero si se los distorsiona a placer, entonces, aparecen una suerte de sociedades anónimas donde unos ganan como pachás y otros sirven como esclavos. Pasa en la "cooperativas" mineras, de comunicaciones y de otra índole y cuando se quiere hablar al respecto los beneficiarios hacen causa común para acallar las observaciones.
Lo malo no está en la insurgencia de "vivos" sino en la mentalidad de los "revolucionarios" que lo que buscan no es la igualdad, la justicia o el acatamiento a la ley natural y jurídica sino la simple sustitución, el turno, el relevo de los explotadores y se manifiesta en actitudes intransigentes supuestamente sindicales o de defensa del "fuero", que es la trinchera donde se escondieron muchos de los nuevos corruptos, los nuevos ricos, los nuevos impunes.
Hoy son los mineros "cooperativistas", ayer fueron simplemente los mineros o los fabriles o los que fuera; mimetizados con discursos marxistas o trotskistas, socialistas o anarquistas, demócratas al estilo de la ex URSS o de Cuba. Pero, como vemos, aspirantes sólo a nuevos ricos, a quienes no les interesa ni el Estado, ni la justicia, ni el socialismo y se estornudan en ellos. Y esta apariencia revolucionaria se ha mantenido por años al calor de un "fervor revolucionario" y de cambio que tenía que hacer crisis cuando se impusiera la realidad, la razón, las leyes.
Como varias veces lo hemos dicho, a caballo del sofisma popular o revolucionario, se ha ido estableciendo el sectarismo; los pobres de ayer quieren ser los ricos de hoy, los discriminados pretenden discriminar, los que no comieron bien quieren hartarse en banquetes ininterrumpidos y la Constitución neoliberal que se ha aprobado, bajo el poncho, da pie para todo ello.
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