lunes, 11 de noviembre de 2013

SAN SIMÓN

Para quienes pasamos por las aulas de la UMSS, no sólo es motivo de regocijo que esa institución cumpla 181 años de existencia sino también causa de reflexión.
Porque, como en otras partes, la "U" se ha encasillado demasiado en su alienación, en su sectarismo, en su simple estar ahí que se aprovecha por el partidismo sectario. Todas las universidades de la América Latina están en deuda con sus pueblos porque no han podido, o no han querido, recoger los retos de la ciencia y la cultura en general para crear desarrollo y orientar el destino de sus gentes. Porque esa alienación al marxismo o, últimamente, al trotskismo es otro daño más que se hace en nombre de la ocupación. Porque es ocupación el que nuestras "élites" se hayan alineado con el europeísmo o con el materialismo, cuando la realidad de nuestras naciones pasa por una historia ni bien contada ni bien recogida que sigue siendo un reto para el conocimiento del hombre en el mundo y, por tato, la mejor comprobación de la inutilidad o frustración con nuestras casas superiores de estudio que sólo excepcionalmente, nos han dado algo en tecnología o investigación.
Es más, la tiranía de los "comunistas" ha desatado al interior de los predios universitarios la misma o peor persecución que se criticaba a tal o cual gobierno; llegaba a tal grado que la propia cátedra se utilizó como instrumento de represión y hasta de discriminación. Por eso, muchas veces, esta nuestra institución ha sufrido también sus crisis revolucionarias y sus frustraciones, como la de finales de los sesenta que, habiendo dado los pasos iniciales hacia la reforma académica, dio marcha atrás porque el sectarismo partidista no pudo ser vencido y se reinstaló en los campus.
La "autonomía" ha servido para ese propósito y muchos otros más sectarios y es un tema tabú cuando se quiere discutir la eficiencia o ineficiencia la universidad, la tiranía de la alienación ideológica o la reforma pedagógica que abra un mayor abanico de posibilidades tanto a la juventud como a la propia ciencia y tecnología.
En un aniversario más es fácil optar por el halago que, muchas veces, hace más daño que la crítica severa. Por eso es que al recordar los 181 años de existencia de la UMSS preferimos la reflexión, el análisis de su existencia y no continuar con esa política que la ha hecho feudo del partidismo sectario y la mediocridad.
La Universidad tiene que ser abierta, especialmente, a las ideas y las ideologías.

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