domingo, 17 de noviembre de 2013

LA DEMOCRACIA EN RIESGO

Dicen que el hombre es artífice de su propio destino y, para mostrarlo, recuerdan la maldición de ganar el pan con el sudor de la frente, en lugar de disfrutar de un edén, por haber comido la fruta del árbol prohibido y, lógicamente, hay muchos más ejemplos de por qué el bípedo ha perdido su condición divina igual a la del creador.
Pues bien, la democracia se está poniendo en serio riesgo y no queremos darnos cuenta porque es un negocio redondo para el mercado. En Chile, hoy hay asistencia a las urnas, aunque un 53% del electorado ha anunciado que no asistirá; si ese es el caso y la principal aspirante gana con alrededor del 50% de los votos, resulta que su respaldo, popularidad o lo que fuere, apenas alcanzará al 25%. En Bolivia aunque ya los galgos han largado, el panorama parece no cambiar pues al favorito no hay quien le haga sombra por una diversidad de circunstancias, desde la majadería, hasta la falta de ideas. En todo caso, dependiendo la concurrencia a las urnas y los porcentajes de votación, el panorama puede enrarecerse para la democracia como sistema porque el mercado no llena las expectativas de los consumidores, que en eso nos hemos convertido.
Y, como si fuera poco, reaparecen los con alma de esclavos que piden a los organismos internacionales intervenir en los asuntos internos o se desgarran las vestiduras porque no hay candidato de la embajada que, por lo menos hasta ahora, se haya destapado. Y no sólo eso sino que otros quieren aprovechar la situación y se lanzan a lucubraciones sobre el socialismo marxista o trotskista como si, para ellos, la interpretación marxista de la historia nunca hubiera existido o la alienación fuese todavía una opción de liberación.
A mayor abundamiento, los candidatos a curules y otras canonjías está haciendo lo suyo y arman "junthuchas" o aconchabamientos con más ardor todavía que si estuviesen peleando por la silla presidencial y, dentro de ellos, se cuelan toda clase de bichos de la politiquería, tránsfugas, terroristas, demagogos, vagabundos, comisionistas y hasta monos con navaja que, anteriormente, fungían en las filas del oficialismo.
Y todo este desolador panorama no hace otra cosa que sabotear la democracia porque quiere ponerla al servicio o del mercado o del sectarismo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario