miércoles, 20 de noviembre de 2013

LA FILANTROPÍA

Según Freud, la filantropía no es sino una forma de sadismo; pero se ha hecho una costumbre hacer caridad con dinero ajeno, o solidaridad o como quieran llamarle. Pero lo que no se puede dejar de criticar es la propaganda, el revuelo que se arma en torno a lo que se hace con la derecha y no debe enterarse la izquierda; porque no sólo devela a quienes quieren aparecer como protagonistas de un acto que debiera ser anónimo sino que escarnece a la víctima, pues así hay que considerar al "beneficiado".
Los medios de información que han perdido su condición de tales y se han vuelto casi exclusivamente espectáculo, por mucho que no sea grotesco o pornográfico como en la mayoría, acuden frecuentemente a la "filantropía", la "solidaridad" y se encargan de recaudar dineros supuestamente para tal o para cual; pero como nadie controla efectivamente la situación hay serias sospechas al respecto y se ha hecho tan cotidiano que si no se recauda directamente algún dinero se distribuyen premios en especie que tampoco nadie sabe dónde van ni se puede controlar porque basta que cualquier improvisado tome un micrófono para decir que se rifará o adjudicará tal o cual cosa y hace lo que le viene en gana. Además, los "presentadores" son sospechosos muchas veces de quedarse con parte de lo recaudado por su "participación solidaria" en el espectáculo.
Si este es el tipo de "filantropía" que vemos en las pantallas no hay duda que Freud tiene toda la razón porque el disfrute o la muestra del dolor ajeno para sacar rédito personal o satisfacción no es sino sadismo. Y así hay que tomar estas cosas de tan mal gusto.
Por lo demás, hay empresas que buscan el circo que se arma para excusar sus malos o sospechosos manejos y si alguien critica esas acciones lo tildan de insolidario, egoísta o simple criticón cuando no hace otra cosa que salir por los fueros del sentido común y por la dignidad de las personas que, anónimamente, son las que dan el dinero para que otros se lleven los aplausos.
No estamos en contra ni de la caridad ni de la solidaridad; pero cuanto más anónima sea la acción más se acerca a la virtud y no es eso lo que ocurre con estas "campañas" que, además, nos hacen olvidar o tapan las deficiencias estructurales de nuestra sociedad y sus gobiernos.
Ojalá no se repitieran; pero es como pedir peras al olmo en un ambiente caracterizado por su ramplonería y mediocridad.

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