sábado, 9 de noviembre de 2013

EL MURO O LA CORTINA

Hoy se recuerda cómo, a finales de los noventa, caía lo que se llamó el "muro de Berlín", el "muro de la vergüenza" o la "cortina de hierro" arrastrando tras de sí mucho más que un simple relevo de gobierno o la disolución de una unión que había amagado al mundo entero.
Y es que desde principios del siglo anterior y aún antes se presentaba la "lucha de clases" no sólo como la forma más eficaz para luchar por las reivindicaciones de los trabajadores sino también como exclusiva y excluyente; tan es así que como efecto de la "revolución bolchevique" se dio nacimiento a lo que fuera la URSS que, después de la segunda guerra mundial donde actuó al lado de los EEUU y líder del capitalismo, dividió al mundo en dos: el materialismo socialista y el materialismo capitalista que nos condujo a la "guerra fría" que más que un enfrentamiento ideológico fue un espectáculo donde unos actuaban al lado de las derechas o las izquierdas que, luego se descubriría, estaban aconchabadas.
Desde 1998 eso es historia. Pero, al parecer, no suficiente como percibir realmente lo que sucedió en el planeta o lo que viene sucediendo actualmente pues todavía hay nostálgicos que creen en la resurrección de la lucha de clases y la tiranía de los trabajadores; mientras otros creen que ese fracaso reafirmó la teoría del libre mercado y su correspondiente tiranía y explotación.
De lo que no quieren darse cuenta es que el socialismo marxista no sirvió para encontrar soluciones a la explotación del hombre por el hombre, no únicamente por sus deficiencias ideológicas sino por las prácticas dictatoriales, o mejor tiránicas, que se dieron entre los sometidos al régimen del materialismo que devino en un estalinismo todavía mucho más censurable; pero tampoco el liberalismo o neoliberalismo ha aportado lo suyo, lo que quiere decir que está por verse qué tipo de socialismo es posible en la tierra para encontrar la esperanza de la igualdad, la fraternidad y la libertad.
Por lo demás y especialmente para los pueblos de la América Latina no fue sino una nueva alienación que tampoco aportó estructuralmente nada, lo que se puede percibir mejor ahí donde hizo feudo del sectarismo y la intransigencia: La Universidad.
La caída del muro o la cortina hay que verla pues desde ese punto de vista: La inviabilidad del materialismo y, consiguientemente, hay que buscar los senderos de la real integridad del sujeto de la historia: el hombre.
Y tal vez es aquí donde nuestros pueblos pueden ofrecer  no sólo soluciones sino valores que hacen a esa integridad y la vida armónica con la naturaleza.

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