En lugar de mitificar nuestra historia nacional, que bien se lo merece, la estamos mistificando. No otra cosa supone que, según encuestas, Paz Estenssoro esté entre los "mejores" presidentes cuando si analizamos bien las cosas debiéramos ponerlo entre los peores, entre los entreguistas, entre los falsos a más no poder.
Por que de las supuestas reformas que introdujo, vía "revolución nacional", ninguna se tradujo en resultados positivos para la nación y el Estado. Verbigracia, la "reforma agraria", que destruyó el eficiente aparato de autoabastecimiento alimentario que funcionaba en departamentos como Cochabamba y Chuquisaca, especialmente, hizo todo lo contrario con el Oriente, donde se crearon los mayores latifundios, en la expresión correcta del término, y permitieron la creación de logias y beneficiarios de la riqueza de todos; el "voto universal" hizo la "democracia del cero" donde votaban por el oficialismo hasta los muertos y los habitantes de pueblos inexistentes y la "nacionalización de las minas", que no fue tal, nos condujo a la quiebra de la minería en general y, lo peor, a la consolidación de la dependencia que nos fue impuesta y que se sirvió de instrumentos como el "stock pile" y la devaluación de la moneda para sumirnos en la penuria y en el servilismo a "la embajada", gracias a la estulticia del "libertador económico" y sus seguidores "nacionalistas" y "socialistas", a los que, en otra oportunidad, desenmascararemos mejor.
La historia oficial no sólo miente descaradamente en cuanto a la creación de la patria, echando en el olvido y la marginación a los más de los que dieron su sangre por ella, sino que la distorsiona alevosamente para seguir imponiéndonos la impostura, la usurpación la antihistoria.
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