Hablábamos sobre los sofismas y eufemismos que nos tienen en la luna de Babia, mientras los que gobiernan el mundo desde las sombras hacen lo que les viene en gana. Se nos ha acostumbrado, por ejemplo, a que nuestras ciudades sean a imitación de tal o cual de América del Norte o Europa; a tal punto que en Sucre tenemos hasta una Torre Eiffel de imitación o, en Cochabamba, hubo quien quería que fuéramos iguales a Miami; incluso los puentes trillizos de La Paz han sido cuestionados por muchos por varios factores que no es el momento para analizarlos. Lo cierto es que pecamos de urbanistería o urbanitis, en lugar de dedicarnos al urbanismo.
Hace ya décadas que el modelo de Corbusier ha sido abandonado y sustituido por otro que trata de hacer de las ciudades del mundo "sostenibles"; en Alemania, verbigracia, se ha sustituido el cemento o el asfalto de muchas avenidas, debajo de los puentes y hasta lugares insólitos por jardines; en otros lugares se está fomentando el huerto familiar o huerto urbano para hacer frente a las necesidades primordiales y los riesgos que ocasiona la comida chatarra, los herbicidas contaminantes o los abonos petroquímicos. En fin hay ejemplos en los que se puede abundar sobre lo que es realmente la realidad, aunque parezca una contradicción o una redundancia.
En Cochabamba, según las estadísticas del censo, hay una vivienda por cada tres habitantes; lo que hace una estupidez mayor que nuestras autoridades se dejen presionar por loteadores y otros impostores para ampliar la "mancha urbana" o que se estén dando enfrentamientos entre agricultores y supuestos compradores, como ayer se dio en la zona de la ex ZOFRACO.
En el ámbito internacional resulta toda una incongruencia o estulticia pura el anuncio de Obama de hacer un "espionaje transparente".
Pero así va el mundo.
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