viernes, 30 de agosto de 2013

¿CÁRCELES O JUECES?

Con esa ramplonería que es el común de los analistas, asesores y otras yerbas que pululan entre los medios y la burocracia, y muy sueltos de cuerpo, se dice que la prioridad es construir más cárceles para no repetir lo de Palmasola.
Curiosa prelación que, como comentamos hace unos días, hubo quien lleva, incluso, a no construir escuelas sino penales. Pero es que ya no analizamos la realidad, ya no distinguimos lo que es ella y el sofisma o el eufemismo. Nos desgarramos las vestiduras defendiendo la vida o la dignidad de las mujeres; pero a la hora de querer legalizar el aborto nos olvidamos de eso mismo. Alguien cuenta como un chiste la fama de una mujer a la que todos consideraban mala; pero él no, porque a nadie le decía no, la pobre.
Si existe hacinamiento en las cárceles, si hay sectores de poder que controlan los penales, que esos centros de reclusión se han vuelto escuelas de delincuencia; no es porque se desatienda su existencia sino porque la administración de la justicia es lenta y corrupta; desde el abogado defensor o acusador que promete cielo y tierra mientras cobra, hasta el magistrado que asiste puntualmente a comer su platito en el "garaje", que es donde se arreglan los "autos".
El problema no está en los penales sino en los jueces, en los fiscales, en los abogados; en verdad, hay escasísimas excepciones a la venalidad de la mayoría de los egresados de la Carrera de Derecho; no sólo porque hay una deficiente formación académica sino porque se ha perdido la formación moral y ética y siguen siendo las de mayor aceptación entre los postulantes al cientificismo de moda.
Contrariamente a lo que la propia ONU recomienda; no hay que reestructurar el sistema penitenciario sino el judicial, desde las aulas de las facultades respectivas hasta el sistema de elección de magistrados, si es que verdaderamente apuntamos a soluciones estructurales.
Otra vez, confundimos las cosas y entramos en ese ambiente donde ya nadie sabe qué es falso o verdadero.

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