domingo, 4 de agosto de 2013

CORRUPCIÓN E IMPUNIDAD

Desde que Paz Estenssoro, el "libertador económico", arengara a sus conmilitones diciendo: "roben; pero den su diezmo al partido", ha pasado mucha agua bajo los puentes y hoy alguien aconseja que roben pero no tanto. En el Brasil, en las ultimas manifestaciones, habían letreros que decían que los ladrones estaban entre los políticos, en los palacios y no tanto entre los delincuentes vulgares y silvestres y las fabelas; en la Argentina hicieron otro tanto, como en México, España, Francia o el Reino Unido sin que se pueda ver esperanzas ciertas para acabar con este azote a la humanidad que, en muchas partes, se usa como el mejor instrumento de la dependencia, del sometimiento, de eso que se suele calificar como imperialismo y que resulta absolutamente diferente de la forma cómo, por ejemplo, se hizo el Tawantinsuyu que, ante todo, imponía normas morales y de buen gobierno, antes que consignas políticas o, incluso, religiosas.
Es tanta la corrupción y tan contundente la impunidad que hasta nos hemos acostumbrado y para, supuestamente, surgir, pensamos que hay que ser diputado, senador, ministro, concejal, consejero o pinche de alguna oficina del gobierno; no importa si estamos calificados moral o profesionalmente, es lo que menos valor tiene, la cuestión es hacerse presupuestívoro, acceder a la mamadera, como vulgarmente se dice,
Y es tan profundo este convencimiento que en las mismas universidades sólo se busca el cartón de un  título cualquiera, no para ejercer con idoneidad sino para hacer alarde y mamar mejor; por eso es que están fracasando esas instituciones que debieran buscar no únicamente la ciencia y la tecnología sino también la moral.
El problema es tan grave, pues la corrupción implica impunidad y tiene relación directa con la dependencia, que ya no sabemos qué hacer, si recoger la recomendación del mono o seguir haciendo de la vista gorda.
Son estas algunas de las reflexiones que debiéramos hacer cuando conmemoramos un aniversario más del nacimiento del Estado boliviano.

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