martes, 6 de agosto de 2013

LA REPÚBLICA DE BOLIVIA

Usamos indistintamente, y mal, conceptos como nación, Estado, país o república, para referirnos a Bolivia y, etimológicamente, hay que saber a qué se refieren para usar mejor de las palabras.
Uno de los errores que se ha cometido, verbigracia, por algunos constitucionalistas, a instancias de asesores o entrometidos, es querer hacer desaparecer el concepto de república de la CPE, cuando lo que más corresponde a un Estado con sistema democrático es, precisamente, el de república, es decir, la res pública, la cosa pública, el interés de todos, el bien común.
Ya Bolívar se preguntaba: ¿Qué es Bolivia? y él mismo respondía: "Es un ansia infinita de libertad". Porque nuestra patria no es la que aparece en los textos de pésima historia, en las elucubraciones seudofilosóficas de los "ideólogos" o en los intereses del sectarismo, cualquiera que fuese. Bolivia es una unidad con un pasado plural de razas y costumbres que decidieron crear una nueva identidad y no ser simples agregados de algo. Por eso es que Sucre, en carta a las municipalidades de La Paz, Cochabamba, Chuquisaca y Potosí, les comunicaba: "les dejaremos su más amplio y absoluto albedrío para que resuelvan sobre sí lo que gusten, para que se organicen del modo que más proporcione su libertad"; pues ya en otra correspondencia a Bolívar también había advertido que los habitantes del Alto Perú, "no quieren ser más que de sí mismos". Bolivia no es pues lo que nos cuenta la historia oficial sino aquella que hicieron los guerrilleros como los Lanza, los Catacora, los Guzmán, los Chinchilla, los Azurduy y tantos otros a los que ni siquiera se nombra en las calles en los textos. "Bolivia no es un pueblo enfermo, es una historia enferma la de Arguedas", decía Unzaga de la Vega, porque, como también decía Julio Méndez: "Si Bolivia no existiera, habría habido necesidad de crearla".
Esta es la república de Bolivia, fuera de esa historia destinada a mantener cierto complejo de inferioridad, cuando somos, por el contrario, nudo y abrazo de todo el continente.
No basta decir Viva Bolivia; hay que entenderla, conocerla y identificarla con nuestros más caros sueños y anhelos.

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