Es siempre conveniente releer algunos autores pues se reencuentran enseñanzas y novedades. Haciendo eso con Unamuno, y al hablar éste de un escritor portugués y su hombridad, reitera que no es lo mismo referirse al humanismo que la humanidad; como no es igual hablar de la argentinidad o el argentinismo o los argentinos.
Y lo mismo podríamos decir en muchas partes del mundo; no sólo que es ya casi imposible hablar, verbigracia, de la masculinidad porque inmediatamente le salen con insultos o malas interpretaciones pues ahora la tendencia es ser homosexual o seguir cualquier otra perversión, sino que a la nacionalidad, se le antepone el indigenismo, el etnicismo y muchos otros macaneos, es decir, mentiras o disparates.
Y así, en lugar de procurar la americanidad y perseguir la integración en la diversidad, nos aferramos al patrioterismo, al sectarismo o cualquier otro ismo de los muchísimos que se persiguen y se han perseguido a través de la historia. La bolivianidad, no es pues algo que se esté procurando en la actualidad porque el sectarismo neoliberal, y lo decimos porque el "reconocimiento de las minorías" no es más que una táctica de la economía especulativa y avariciosa del mundo, se impone sobre el razonamiento del común de las gentes que se deja llevar por sofismas y eufemismos.
Y, lo importante es fortalecer la bolivianidad, la argentinidad, la colombianidad, para llegar a esa americanidad que nos va a fortalecer; pero que tiene tantos enemigos y tropiezos porque nos hacen seguir más bien los ismos que lo verdaderamente importante a la identidad.
Y, aunque no se crea, el indigenismo, el bolivianismo, el argentinismo son totalmente contrarios no sólo a la americanidad sino también a la humanidad.
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