miércoles, 21 de agosto de 2013

LEYES Y ESTATUTOS

La aprobación y "socialización" de los estatutos regionales, está causando problemas en varios departamentos, las leyes que se aprueban en el Legislativo no dejan de suscitar observaciones de forma y de fondo; la propia Constitución Política del Estado, no es lo que debió haber sido.
¿Qué pasa? Es que no basta estar en el legislativo para legislar; hay que tener los conocimientos básicos para hacerlo y no es cuestión de levantar la mano para aprobar algo que ni siquiera se conoce o se entiende. Es lo que ha pasado en la Constituyente, donde se votó por consigna lo que "asesores" u organizaciones no gubernamentales introdujeron de contrabando, sin tener en cuenta la coherencia y, en general, las reglas básicas de la legislación.
En Santa Cruz, el estatuto "autonómico" que se aprobó apresuradamente y antes que se pusiera, incluso, en la consideración y conocimiento de los habitantes de ese departamento, no era otra cosa que una copia casi fiel del estatuto catalán que, como sabemos, se usa también para el separatismo o la independencia de España. Aunque no se quiera creer la tendencia continúa.
Pero otras leyes también está sujetas a la crítica y observación de personas e instituciones, sólo para citar algunas, pongamos como ejemplo, la de la consulta previa o la de acceso a la información, que son las más actuales.
¿Por qué? Independientemente de las observaciones que se han hecho conocer o del simple y majadero oposicionismo, porque no tienen relación con las máximas de la legislación; verbigracia, que hay que legislar para lo general y no para lo particular y que se traduce especialmente cuando hay que introducir "excepciones" dentro de la misma ley que, si nos atenemos a las reglas básicas del dar leyes, no pueden existir, no pueden darse, no son legales, aunque parezca una contradicción.
Que los legisladores no están a la altura de las circunstancias, sí; pero no porque sean nativos, "indígena-originarios" o simples oportunistas o improvisados pues hasta dentro de los profesionales universitarios vemos grandes deficiencias, sino porque no se ha seguido un curso previo de entrenamiento, de difusión de las reglas básicas de la legislación, para actuar con sentido común y en procura del bien común.

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