Es cada vez más frecuente que en Bolivia no sepamos cuándo vamos a pasar del llanto a la risa o viceversa. Lo último es lo que está ocurriendo con el fallo del Tribunal Constitucional que declaró legal la repostulación de Morales a la presidencia, pese a existir una cláusula transitoria en la CPE.
Pero, ¿para qué entrar en honduras jurídicas si sabemos que nos vamos a perder? Hace ya bastante tiempo uno de esos incapaces que fungió como presidente de los EEUU, afirmaba, lirondo y redondo, que no había en esta parte del Continente juristas que merezcan llamarse tales.
Claro que no recordaba, ni tenía tampoco por qué pues nunca se enteró, que nuestras facultades y carreras de abogados, juristas y políticos, funcionan al estilo de las demás del mundo: al revés. Pero tampoco eso es lo que viene al caso sino la forma cómo empiezan a desgarrarse las vestiduras los que ven un atentado en la interpretación, un sometimiento, o lo que su capricho quiera definir; porque tampoco quieren recordar y aquí sí que hay conciencia, sobre la forma de mercado que han aceptado y practican la democracia haciendo pactos y contubernios con gil y mil, fuera de los intereses de la patria, del sentido común o de la razón.
Y cuanto más "abogados" o "analistas" se sienten los ofendidos más se echan ceniza en la cara; lo que nos lleva al título de este comentario: ¿lloramos por la interpretación o reímos por las reacciones? ¿O reímos y lloramos alternativamente? Cada quien haga lo suyo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario