miércoles, 17 de abril de 2013

PARAÍSOS FISCALES

Quienes conocen el submundo de los denominados paraísos fiscales, donde se pueden lavar tranquilamente los dineros producidos por el delito abierto o encubierto, hace tiempo que vienen denunciando que su existencia es más peligrosa que los arsenales nucleares de que se jactan los gobernantes que permiten o participan de estas áreas geográficas donde se hace de la vista gorda a la moral.
Pero no se vaya a pensar que únicamente en esos Estados es donde se cuecen habas. Aunque usted no lo crea, también en varias de nuestras naciones existen paraísos fiscales disimulados como tratamiento privilegiado a "gremialistas"o "minoristas" que, en realidad, son grandes negociantes con muy buenos capitales y que, casi particularmente, se dedican al contrabando, la piratería, cuando no al narcotráfico.
Y si cualquier gobierno trata de identificarlos y ponerlos de acuerdo al estado de derecho que debiéramos vivir todos y sin discriminaciones, pues lanzan a las calles a sus miles de explotados; que no son otros que esos pobres que, ante la falta de fuentes de trabajo o los fuegos fatuos de la civilización , deben dedicarse a vender lo que sea y, generalmente, es la mercadería que se pone en el mercado por los que disfrutan de estos paraísos fiscales; con la complicidad consentida o no de los sindicatos que reaccionan como gato al que se le pisó la cola.
En este ambiente, no resulta curioso que un profesional que ha gastado su vida y su dinero en su formación, esté obligado a tributar, dar factura y presentar estados de cuenta; mientras los comerciantes informales, ilegales y estafadores cuentan con todas las garantías del gobierno para seguir disfrutando de la arbitraria exención tributaria.
Este fenómeno está ampliamente comprobado por la ostentación, u ocultación, de mansiones, vehículos de lujo y una alienación alucinante al consumismo. Y no es necesario repetir lo de Ripley.

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