Eso de la autoregulación del mercado, siendo una de las más grandes falacias del mundo, está siendo hábilmente desmentida en el Brasil, no por los economistas, lógico, sino por los compradores.
Pues resulta que los productores de tomate decidieron aumentar el precio, simplemente, porque querían; la reacción de los consumidores no se dejó esperar, pese a la múltiple utilización de la herbácea, y optaron por no comprar el producto de la cultura nahuatl.
Los resultados aunque han sido los que se esperaban, inmediatamente rebajó el precio, continúa la acción de los compradores porque quieren ir más allá del capricho de unos cuantos: regular el mercado; pero no de acuerdo a los intereses de las empresas o los intermediarios sino de los productores, los verdaderos, y los consumidores.
En Bolivia hace apenas unos días se ha dado algo más o menos similar aunque con características y consecuencias diferentes. Los matarifes y carniceros han suspendido sus actividades porque no quieren pagar impuestos y, consiguientemente, la carne vacuna empezó a escasear; pero la reacción de la gente fue buscar sustitutos ya sea en el pollo o cualquier otro; ante la situación los "sindicalistas" tuvieron que invadir las granjas avícolas y obligar a sus dueños a adherirse al paro. La acción está penada por el código respectivo, Pero como en el país las leyes no sirven para nada, nadie la hizo cumplir y, por el contrario, fomentaron indirectamente la posición criminal de unos cuantos que se esconden bajo el "régimen simplificado", que es todo un atentado a la igualdad de los ciudadanos pero se usa en la democracia de mercado para firmar alianzas electorales.
Bueno fuera que por todas partes se emulara la acción de los compradores brasileños para que así no sigamos bajo la tiranía de un mercado que, fundamentalmente, depende de la especulación y el acaparamiento.
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