Volvemos sobre la envidia hispánica de que hablara Unamuno y que, infelizmente, nos cayó como legado en la América Latina.
Hace muy poco el vice presidente, en función de primer mandatario, aprobó un decreto mediante el cual se disponía el pago de viáticos a los familiares más cercanos de los dos altos funcionarios del Estado, en los viajes que realizaren por motivos diplomáticos.
Pues los majaderos que se hacen llamar opositores se desgarraron las vestiduras, se echaron ceniza en los rostros y, de puro envidiosos, pidieron la reversión de la medida; cosa que no se hizo esperar y se abrogó. Como no ha dejado de ser noticia, un canal nacional ha salido a las calles para preguntar al ciudadano común, ya no sobre los viáticos sino sobre el sueldo que perciben en el gobierno y si estarían de acuerdo en que suba; la respuestas han sido casi todas de apoyo a ese incremento pero una en particular parece reflejar mejor la realidad, cuando alguien decía: "sería conveniente que se aumente el sueldo, por jerarquía, sea o no sea él (Morales) el presidente". Lo que nos revela no sólo la envidia hispánica sino también la discriminación franca respecto al "indio"; que es lo que más les duele a los "intelectuales" que esté donde está y que no miran su propia imagen cuando critican, como el caso de un supuesto empresario que se ha hecho rico gracias a la "capitalización" y fue ministro en ese entonces donde, además, había una partida de gastos reservados que se erogaba a capricho y es el que más censura los gastos administrativos del Presidente. Además de envidioso, muestra una chatura personal que es suficiente para descalificarlo.
Pero, en general, son los estragos del legado de la conquista.
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