Siendo un "homo politicus", cualquier miembro de la especie puede, y tal vez debe, hacer política; pero de ahí a hacer partidismo sectario, es diferente.
Pero muchas veces se confunden las cosas intencional o involuntariamente; pero es difícil saber cuándo es lo primero o lo segundo; y el mejor ejemplo está en la actuación del clero católico que, las más de las veces y con pocas excepciones, hace partidismo y no política y se arroga la totalidad de la iglesia.
Ayer el Cardenal Terrazas en su "homilía" ha pedido que no se manipulen los datos del censo y la curiosidad no está sólo en que parece recoger las voces del sectarismo regional o empresarial sino en que, prejuiciosamente, como hace todo lo que hace la majadería oposicionista, supone una arbitrariedad; incluso, antes de hacerse conocer los datos definitivos y pormenorizados al respecto.
Si el prelado ejerciera de político, tal vez, hubiese pedido que se atiendan mejor las necesidades y aspiraciones de los pobres y que los números sirvan para asignarles mejores presupuestos; pero como aparece sectario y partidista, parece echar leña al fuego del regionalismo que, en más de una oportunidad, ha sido más bien separatismo.
Esta actitud no le hace bien ni a la Iglesia Católica, de la que es sólo parte, ni a la política como ciencia y arte y es necesaria la enmienda; aunque muchas veces se ha usado el sentimiento regional o nacional para el sectarismo y la manipulación de los destinos de la nación.
Como hombre o sacerdote, tiene derecho a hacer política; pero en ningún caso a hacer sectarismo aprovechando su situación.
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