Aunque mal de muchos es consuelo de tontos, como se suele decir, no podemos dejar pasar que mientras algunas personas se desgarran las vestiduras y echan ceniza en sus caras por la revelación de unas imágenes de las "cámaras de seguridad" de la asamblea legislativa chuquisaqueña, que casi casi han dado la vuelta al mundo, muchos otros hechos pasan de distinto modo; pero son del mismo origen: La corrupción.
Ahí está el ejemplo de Mali, la liberación y muerte de secuestrados por grupos terroristas "no oficiales", las casi diaria revelaciones sobre lavado, sobresueldos y otros episodios de la corrupción de la "clase política" en España o Italia u otro país europeo, las sospechas de arreglo de partidos en varios deportes, el recetario del FMI cuyo objetivo parece ser salvar los bancos y el dinero, pese a las bajas en la humanidad de los pueblos o, finalmente, el caso del dopaje entre los atletas "profesionales" que se ha hecho algo casi cotidiano en competencias mayores o menores.
La diferencia entre estos "acontecimientos" es que mientras unos pueden escarnecer a los probables actores y autores, so capa de derechos, de justicia o lo que fuere, los otros pasan sin mayores rubores, "la vergüenza pasa, el beneficio queda", como dijera un conocido politiquero criollo que él mismo aceptó que sus gastos en la campaña electoral no eran eso sino una inversión porque se iba a recuperar en el gobierno.
¿Acaso la guerra misma no es una acto de barbarie y, por tanto, de corrupción? ¿O la intromisión en asuntos internos de otros países? ¿O el acaparamiento y especulación sobre la ciencia y la tecnología? ¿No será el dicho sobre el consuelo de los tontos también un sofisma corrupto? Juzgue el lector.
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