Ya algunas personas empiezan a darse cuenta del rol de la tecnología o de su mal uso y empiezan a cuestionar la moda que nos "enchufa" a la sofistería.
Y, la verdad, hay muchísimos ejemplos de lo que sucede en la realidad y lo que, supuestamente, nos ofrece el avance del cientificismo. Por ejemplo, hay infinidad de chicas que se quejan de incomunicación hasta con sus parejas pues, afirman, si nos reunimos alguna vez es sólo para tener sexo porque después charlar, no lo hacemos sino por medio de la red y desde una posición estúpidamente hipócrita porque si se usa o no emoticonos puede ser causa de discusiones y si nos regalan algo es virtual, que no cuesta nada, sean bombones, flores o lo que fuera.
Pero no sólo se resiente el romance, para no decir el amor, sino también el propio lenguaje pues vemos cada palabra que se usa mal, se escribe peor y se entiende menos, que da vergüenza decir que estamos adelantando algo o que el lenguaje se hace más fácil o comprensible; no, lo que pasa es que estamos construyendo una torre de Babel que, al final, se puede derrumbar y terminar con todo sólo por la estupidez humana y la sofistería.
Incluso, para algunas personas, la propia hipocresía se resiente porque ya no es posible tener un diálogo platónico o "romántico", como antes se hacía por teléfono, porque la camarita de la web y el micrófono ya no nos permiten disfrazar un poco la realidad o, en sentido inverso, nos dan imágenes completamente falsas o mentirosas.
Hay pues una infinidad de contradicciones evidentes en esto de la tecnología y el avance de la humanidad y basta recordar las investigaciones en cierto país latinoamericano de científicos foráneos que al preguntarle a cierta mujer, por qué usaba de la telepatía con su esposo, respondió tranquilamente: "porque no tengo teléfono".
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