En algunas partes de Bolivia es un modismo el "chipear", que significa el realizar robos o hurtos de poca importancia o menores; pero a lo que nos referimos ahora es a la tendencia de introducir un "chip" en todo cuanto sea posible.
Por ejemplo, se ha anunciado que en las cédulas de identidad que se pondrán en circulación el año que viene se introducirá un "chip" conteniendo todos los datos del portador; lo mismo se ha determinado ya en las tarjetas de crédito que, en lugar de la banda magnética, deberán llevar este minúsculo elemento que contiene todas las referencias del cliente. Hasta ahí, nada parece sospechoso ni discutible; pero cuando existen denuncias sobre un registro mundial de la población por parte del gobierno encubierto del mundo y que estaría pretendiendo, incluso, introducir estos nanoelementos hasta en las vacunas, todo se tiñe de un tinte obscuro y siniestro al que, involuntariamente suponemos, nos estamos prestando como casi todo aquello que se pone de moda y sin saber si es un beneficio o un perjuicio.
No hay que olvidar este tipo de registro de las personas se ha convertido, en los últimos tiempo, en el mejor negocio y que se disputan las transnacionales y otros organismos internacionales y en los que se involucra también hasta a los patrocinadores u organizadores de redes sociales; por algo debe ser.
Todo este manejo descarado o encubierto nos recuerda mucho una obra de ciencia-ficción, Fahrenheith y tantos, que está resultando toda una descripción de lo que se prevía iba a suceder en el mundo, la tecnología y el control de la humanidad en un futuro que muchos creían pura ficción; pero que, como decimos, está resultando todo una realidad contundente y abrumadora.
Si nos están "chipeando", no será para robarnos algo insignificante y de bajo costo sino algo gordo y hasta nuestra identidad y futuro.
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