Se ha apoderado de ciertas personas y organizaciones, el aire más grosero de la veleta; lo que ayer era malo, hoy es bueno por puro oportunismo.
Es lo que ocurre con el magistrado Cusi que, buscando protagonismo, ya no sabe qué decir y contra quien; pero aprovechando ese temperamento, los opositores que, ayer nomas cuestionaban su elección y sus declaraciones respecto a la consulta de la hoja de coca; hoy se desgarran las vestiduras porque, supuesta mente, hay un intento de defenestrarlo, aunque no explican cómo y con qué atribuciones.
Pero no sólo ellos actúan sectaria y convenientemente sino también los explotadores del transporte público, que es un error llamarlos chóferes o sindicalistas porque constituyen un sector minoritario que maneja el tema desde hace tiempo al amparo del poder sectario y prepotente y está compuesto de unas pocas personas que tienen millones de dólares en activos, y que se oponen a los proyectos de algunas leyes porque, es lógico, temen ser víctimas por su permanente evasión de impuestos y porque se terminaría su forma de comerciar el poder con los partidos o las logias.
También algunos "movimientos sociales" actúan caprichosamente cuando no obtienen lo que piden con violencia y chantaje lo que no sólo importa una arbitrariedad sino el desprestigio de ese tipo de organizaciones que, en determinado momento, se pensó podían sustituir los partidos que resultaron eso: partidos, excesivamente sectarios y oportunistas del clientelismo politiquero.
Cualquiera diría que es para preocuparse porque nos puede llevar al caos y la anarquía; pero comprendiendo los tiempos en que vivimos no es para tanto porque estaba previsto que lo de arriba sea de abajo y lo obscuro, claro y al revés; todo al revés.
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