Mejor que muchos periodistas, los eurodiputados pusieron en verdaderos aprietos al rico presidente chileno, interrogándole sobre diversos problemas de su país; uno de ellos, el conflicto sobre el mar con Bolivia, que trató de saldar con la muletilla de siempre, los tratados; pero lo que develó en cuanto a su economía es lo realmente trascendente: la pobreza, pues dice que en un tiempo más se acabarán "200 años de pobreza", que es lo que se ha estado escondiendo durante siglos de gobiernos intermediarios de los imperios del mundo, de burguesías avariciosas o de dependientes del vil metal.
Porque hace ya varias décadas, cuando se mostraba a Chile como ejemplo del neoliberalismo, se escondía que no sólo que tenía una pobreza de más del 40% sino que muchos de sus pobladores aún no habían conseguido la plena vigencia de sus derechos constitucionales básicos, los mapuches, por ejemplo. Hoy, con las declaraciones de su primer mandatario el panorama es otro al que cierta prensa encubre.
En cuanto a la muletilla de los tratados, hay que aprovechar la ocasión para repetir que no únicamente es eso sino que es también una cínica mentira, cualquiera que tenga acceso a ese documento puede concluir fácilmente que su país es el que nunca lo ha cumplido y lo ha impuesto por la fuerza y la amenaza de las armas, lo que, de principio, lo invalida y lo hace cínico.
Si los tribunales internacionales tienen la misma entereza y ánimo de los eurodiputados que incomodaron a Piñera, Bolivia puede estar absolutamente segura de ganar el juicio que le piensa incoar a la oligarquía chilena en cuanto a su justa demanda de reivindicación marítima.
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