domingo, 18 de noviembre de 2012

BUENOS NEGOCIOS

Se comenta que en Europa, el negocio del transporte arroja utilidades por encima de 30.000 Euros al mes; en América Latina y Bolivia las cosas no deben ir muy distantes puesto que, desde que la "revolución nacional" distribuyó camiones casi nuevos como material obsoleto entre los "compañeros", hemos podido ver cómo se convirtieron en los nuevos ricos y en los que sustituyeron a los inhumanos explotadores de las minas.
Actualmente, en la ciudad de Santa Cruz y no hace mucho, se reveló que un empresario tenía 34 microbuses en el transporte público de la ciudad; en Cochabamba hay algunos que no sólo tienen más de seis o diez sino que los hacen trabajar con placas "gemelas" o "trillizas" y cuentan también con varios "taxis" o minibuses del transporte "no federado".
Aparte del suculento negocio en que se ha convertido el transporte, existe una serie de privilegios que se han conseguido en el partidismo reinante y que no sólo implica la exención tributaria sino también la subvención a los carburantes, la importación de repuestos y otros insumos sin pago de los impuestos correspondientes, la falta de control de los contratos entre los chóferes, la omisión del acatamiento a las leyes laborales en dichos contratos, la rebaja de las multas en las oficinas policiales correspondientes, lo mismo que se hace en el costo de la revisión técnica y hasta la instalación de oficinas "sindicales" en los mismos espacios de las oficinas policiales.
Tratar de tocar alguno de estos privilegios discriminatorios y atentatorios contra la justicia e igualdad consagradas por las leyes, se ha convertido en la explosión de manifestaciones, bloqueos y otras argucias, como la amenaza de subir el precio de los pasajes, que la gente tiene que soportar y los gobernantes evitar en una actitud cínicamente represiva de los explotadores del transporte que, como en Europa, deben estar ganando decenas de miles de dólares sin apenas esfuerzo alguno porque, supuestamente, están sindicalizados; lo que hay que aceptar, pero al estilo de los sindicatos de Chicago y otras ciudades donde la mafias hacen e hicieron su agosto.

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