viernes, 10 de agosto de 2012

REPENSAR LA "U"

En varios países latinoamericanos y del mundo, se está proponiendo, cada vez con mayor frecuencia, repensar la universidad, es decir, reconducirla, recuperarla, reorientarla; porque está visto que, hasta ahora y con muy pocas excepciones, no ha respondido al reto ni de la ciencia ni de la sociedad.
El viejo lema de hacer ciencia y crear conciencia, no sólo se ha dejado en el olvido sino que se ha optado por mercantilizar el saber, la tecnología y hacerla discriminatoria y sin función social; por eso es que persiste la curiosidad, por decir algo, de la formación supuestamente marxista y materialista y la práctica profesional al mejor estilo del liberalismo y hasta la avaricia; donde Bolivia tiene un lugar importante.
Es cierto que hay que repensar la universidad y sacarla de la simple labor de vender títulos, que en muchos casos es lo que hace, y exigirle una responsabilidad social y una participación en el quehacer político de las naciones más directa. Pero, conste, que no nos referimos al partidismo; ese sectarismo que sí está presente en la universidad "autónoma", que la ha feudalizado rescatando todas las taras que la hacían detestable hasta la famosa Revolución de Córdoba y sus consecuencias y seguidores.
En realidad, no hay diferencia entre las universidades privadas o públicas, las supuestamente socialistas o elitistas; porque los resultados sólo excepcionalmente llegan al mundo en general y, las más de las veces, se reservan para la especulación, la explotación y la discriminación.
Si no nos ponemos anteojeras, podemos encontrar las mismas taras en las universidades más populares como las más restringidas en su ingreso y también la práctica docente sigue siendo discutible porque así como hay quienes celebran y dignifican la cátedra, hay más de los que la desprestigian y la hacen cuestionable permanentemente; también por esta práctica es que se hace presente el dicho aquel del siglo XVI,que nos advertía que la ignorancia se estaba titulando.
La Universidad, de ese microcosmos en que se de debía analizar la realidad para proyectar sus mejoras en el ámbito de la sociedad y los Estados, se ha convertido en un coto de caza de pocos privilegiados que no responden más que al reto del vulgar materialismo y la indiferencia social; del laboratorio de ideas, se ha vuelto en la tiranía del partidismo sectario; del creador de ciencia y conciencia se ha convertido en instrumento de imposición, alienación e hipocresía; del ambiente de dialogo y debate se ha transformado en tiranía eventual para eventuales usufructuarios de sus presupuestos.
La Universidad ya no es lo que queríamos ni lo que pensábamos o anhelábamos y no sólo hay que repensarla sino revolucionarla, una vez más, porque, curiosamente, es el lugar donde menos se busca la sabiduría y la conciencia individual y colectiva.
Y lo decimos y postulamos, tanto para la privada como pública, como para la nacional o la universal.

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