Aunque hay una larga tradición sobre el asilo, no faltan los problemas que cuestionan esta práctica mundial por una variedad de circunstancias. Es lo que sucede, por ejemplo, con el concedido por el Ecuador a Asange, un sueco que tuvo a bien destapar información confidencial de organismos que casi nunca actúan de frente y con sinceridad y que están metidos en las políticas expansionistas, represivas o subversivas de nuestras naciones.
Pero la cuestión va más allá porque, en cierto modo, es como dice el dicho popular "papita para el lorito", pues puede darle a EEUU, vía Reino Unido, la ocasión de poner en marcha sus planes de invasión a la América Latina para intentar retrasar su caída imperial; no otra cosa se puede esperar después de haber restaurado ya una flota marina de características bélicas que estaba ausente de los mares por decenios, de haber intentado encender la mecha en la "triple frontera" con motivo de las Torres Gemelas y el supuesto terrorismo y de haber hecho lo mismo con motivo de la lucha contra el narcotráfico y sus respectivas manipulaciones en Colombia y otras naciones donde, no por nada, ha restablecido bases militares o las ha ampliado.
Dentro de las mismas publicaciones que se han hecho de documentos secretos o confidenciales, aunque no por el sueco, hay una variedad de intenciones e instructivos que están esperando la oportunidad para efectuarse e influir en las naciones al sur del río Bravo, con la misma impunidad y desfachatez con que se hizo mediante el sistema de dependencia-corrupción-impunidad, que ha servido eficientemente en determinados momentos como en Nicaragua, El Salvador, Guatemala, Panamá, Chile, la Argentina o Bolivia y a través del "plan cóndor", el "big stick" o la "dollar diplomacy", apoyando tiranías sangrientas o democracias perfectamente controladas.
A la ocasión la pintan calva, dicen, y esta puede ser la que se aproveche porque, conciente o inconcientemente, Asange ha metido al Ecuador y la América Latina en su conjunto, en un problema que puede resultar mucho más espinoso y riesgoso que lo que la majadería boliviana de la oposición considera y usa para comparar con la negativa de Bolivia a darle salvoconducto a un senador acusado de delitos públicos y comunes.
De la manera cómo reaccionemos depende mucho y, hasta ahora, la forma solidaria como se está haciendo puede ser mejor que dejar al tema a las relaciones bilaterales porque tiene la trascendencia de un peligro subcontinental. En cuanto a las condiciones de la solicitud y la respuesta, basta recordar 2 o 3 memorándumes filtrados para saber que no se trata de intentos o violaciones a mujeres sino de algo que hace a la impunidad de algunos Estados y su relación con sus vecinos y otros.
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