Es increíble la forma cómo está creciendo la evodependencia o evomanía porque hay personas y hasta partidos que no pueden estar sin señalar a Evo Morales como culpable de lo que sea; hace viento: Evo tiene la culpa porque no hay rompevientos; llueve: él tiene la culpa porque no hace que los vientos arrastren los cúmulos a otra parte; si sube el costo de vida es porque no encarcela a los especuladores; si se aprehende a algunos agiotistas, está violando los derechos humanos.
Esta situación no pasaría de la anécdota o el chiste si no estuviera comprometiendo el futuro de la política o, mejor, de la politiquería ya que no hay oposición ni líder alguno que le haga frente. A tal punto, que el propio oficialismo estaría tratando de resucitar uno de los muertos-vivientes de la "clase política", que no sólo ha recibido la visita gubernamental en su finca sino que hasta se ha animado a hacer apariciones públicas, aunque desmintiendo que sea parte de algún proceso de resurrección.
Por otro lado, se persiste en la idea de elegir nombres y no hombres; nos explicamos, hasta ahora lo que se ha hecho es elegir nombres con cierto arrastre en las urnas; pero se ha evitado optar por las ideas, por las filosofías, por las ideologías que es lo que quiere el hombre o la humanidad.
Muchas veces en la historia mundial, incluso, se han eliminado las ideologías y se las ha sustituido por tiranías sin sentido o por simple servilismo y hay ejemplos por doquier; pero no es lo que le conviene al planeta y al ser humano porque lo somete a la impostura, a la farsa, a la distorsión. Por esto es que, internamente, quienes se apuntan a la evodependencia no sólo le están haciendo daño a la política sino que están fomentando la evomanía. Ojalá quienes, especialmente, se dicen de la oposición pudieran aprender a vivir sin Evo Morales y empezar a pensar; que es lo que más falta les está haciendo la panorama electoral que ha sido adelantado sin motivo y sólo por el temor de no haber concurrentes u opositores al oficialismo.
La Evodependencia, como cualquier otro daño físico o psicológico, si no se acepta, no puede ser combatido; ojalá quienes padecen del mal se den cuenta.
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