jueves, 23 de agosto de 2012

ALGO A IMITAR O EMULAR

En algunos países europeos, los colegios de arquitectos se han ofrecido voluntariamente para asesorar al ciudadano común no únicamente en la compra de los miles o millones de departamentos que existen sino también para demandar de los constructores la reparación suficiente a las deficiencias de esas construcciones, pues, lo mismo que en otras partes, muchos de esos condominios, ciudades privadas o cárceles de lujo, el principal motivo del negocio no es el de proporcionar algo al cliente sino la simple y vulgar especulación y que ya se ha conocido a través de la denominada "burbuja inmobiliaria", que es una de las profundas causas de la crisis de la economía actual.
También en Bolivia, al amparo de vacíos legales y la corrupción burocrática, han empezado a surgir como hongos estas edificaciones y las condiciones de su entrega y venta no siempre son las mejores; todo lo contrario, hay muchas cosas que observar y demandar y no hay una legislación suficiente para hacerlo y tampoco el asesoramiento respectivo.
En cierta ocasión y cuando visitábamos una de estas construcciones y observamos sus deficiencias a la vendedora, que también resultó ser la arquitecta y proyectista, nos reveló que, en realidad no se había construido el proyecto original sino uno de acuerdo a las exigencias e intereses del constructor; pero también en la aprobación de planos hay demasiadas sospechas porque no se entiende cómo pueden firmar la misma, en familia, o que no hayan espacios verdes de acuerdo a un mínimo de sentido común.
Hay pues suficiente tela para cortar y propiciar que los arquitectos colegiados intervengan con su asesoramiento en beneficio de los compradores, y posteriores víctimas, así como en las tareas burocráticas que hacen a la aprobación de planos y proyectos, tal y como se hacía antes pero que fue degenerando al calor del burocratismo y que se ha manifestado últimamente en algunas obras que desafían no sólo el sentido común y las casi siempre insuficientes arcas municipales sino la propia arquitectura e ingeniería.
Esta función de asesoramiento debiera hacerla también la Universidad por medio de las Carreras respectivas, pero es como pedir peras al olmo, en vista de la feudalización que esas instituciones han sufrido por el partidismo sectario y el manejo conveniente e interesado de la "autonomía" que sirve para todo y para nada.
En todo caso, la intervención de los profesionales asociados es un ejemplo que habría que imitar o, mejor, emular en beneficio de nuestra sociedad y de la racionalidad.

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