Dice una cueca tarijeña: "tantas idas y venidas/ tanto pasar por aquí/ se han de acabar tus zapatos/ y no has de gozar de mí", algo similar pasa con nuestras naciones y el desarrollo. Como tiene parámetros y hasta la concepción del materialismo occidental, no sólo que no se ajusta a nuestras necesidades sino que nos condiciona a seguir en la dependencia.
Porque desde el establecimiento de la industrialización; primero con la sustitución de importaciones, la creación y fomento del mercado interno y el ahorro interno, el establecimiento de una tecnología básica y la calificación de la mano de obra, hasta la tendencia neoliberal de "exportar o morir", lo que en realidad se ha hecho ha sido manipular nuestro destino por medio de idas y venidas de políticas que nunca estuvieron en nuestras manos sino en la imposición de organismos extranjeros o asesores internacionales que nos decían qué podíamos hacer y qué no.
Y como no hemos podido elaborar siquiera nuestro propio proyecto, nuestra identidad y expresar nuestras ansias de autenticidad, se nos ha ido el "tren del progreso" o hemos estado corriendo inútilmente detrás del último vagón. Lo mismo en la Argentina con el Proyecto Nacional de Tucumán, el Perú con su proyecto Inca yTupac Amaru o Bolivia con su urgencia de establecer definitivamente su mestizaje como identidad; las aguas que aparentemente bajaban con fuerza, han terminado en remansos de duda y postergación porque el descrédito de nuestra politiquería ha condicionado no sólo una perspectiva materialista sino la frustración eterna como meta.
Cuando varias naciones a principios de la década de los cincuentas, del anterior siglo, estábamos en situación de optar por el desarrollo porque teníamos algunas de las condiciones que arriba detallamos, vientos de "revolución" lo confundieron todo y desmantelaron nuestras opciones dejándonos atados al sistema de dependencia-corrupción e impunidad que, desde entonces, se ha hecho fuerte en los regímenes civiles como militares al sur del río Bravo, que nunca respondieron a sus pueblos sino a la manipulación del vil metal y del concepto de desarrollo que, unas veces, se nos hacía aparecer como la varita mágica y, otras, como la zanahoria delante del asno.
Por eso es necesario recordar y reafirmar que mientras no hagamos nuestro propio proyecto, no determinemos nuestra propia identidad y no establezcamos nuestras propias miras y perspectivas, seguiremos como dice la cueca en idas y venidas sin disfrutar de nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario