Socarronamente se habla de los defectos de los cochabambinos y, entre ellos, se menciona a ultranza su "oposición"; no sólo se dice que cuando se está tratando cualquier tema, el cochabambino pregunta: ¿de qué están hablando?, a lo que el otro puede decir: ¿para qué?, pues "para oponerme" y también un amigo aconseja: cuando llegues a Cochabamba no preguntes ¿cómo estás? sino ¿contra quién estás?
Pero bueno, la cosa es que esta tendencia regional parece haberse extendido en todo el territorio ya que cuando el Primer Mandatario anunció la construcción de un teleférico para unir las ciudades de La Paz y El Alto, después de un primer momento de sorpresa y estupor donde hasta los más recalcitrantes opositores tuvieron que felicitar al personaje, muy a sus pesares, ahora resulta que le empiezan a buscar tres pies al gato y sacan a relucir una serie de "dificultades", desde la oposición de los explotadores del transporte público, que no son los que conducen micros, colectivos o taxis, sino unos pocos empresarios avariciosos al extremo; hasta la posibilidad de su ocupación parcial en todas las horas del día.
No hay duda que el "oposicionismo" se ha reactivado y contagiado porque desde hace décadas que el proyecto estaba para quien quisiera redescubrirlo ya que es el único que puede, con ciertas ventajas, sustituir el actual sistema de transporte que ha colapsado porque no hay autoridad que ponga un poco de sentido común en las ciudades principales y la prepotencia de los autodenominados chóferes es tan evidente que uno, incluso, funge como tal habiendo perdido su licencia por borracho.
Me opongo, no sólo es la aparente reacción de la ciudadanía sino, principalmente, de esa incapacidad opositora que se advierte por doquier, tanto en los gobiernos departamentales como comunales o el nacional pintando un panorama donde difícilmente se podría convocar a un concurso para el aporte de ideas sino más bien para quien no aporta nada y así habría muchísimos postulantes.
El oponerse a algo está también en cualquier cosa, desde la construcción de una carretera de características importantes como la conexión inderdepartamental entre Beni y Cochabamba con una extensión a la vinculación entre Brasil y Bolivia, hasta la construcción del teleférico mencionado o la concesión de distinciones menores o mayores, como sucedió con alguna que, curiosamente, se estaba destinando a la protección de los derechos, cuando su receptora estaba acusada de estafa a sectores empobrecidos o pobres.
Uno pues ya no sabe si la oposición es verdadera o simple "chicana" o incidentalismo, como dicen los abogados, porque en este mundo traidor, nada es verdad ni es mentira y depende del cristal con que se mira. Que los bolivianos tengamos suficientes argumentos para oponernos porque son miles las frustraciones recibidas, es cierto; pero de eso a oponerse a todo, hay una buena distancia.
Y, a propósito de identidad regional, en ocasión de la última reunión de cancilleres que se efectuó en esta ciudad de Cochabamba, se sirvió a los visitantes un plato de avestruz; a la interrogante cómo, hay quien dice que en forma de "chanka", que es la forma regional de presentar el pollo en estas latitudes y consiste en la presentación de la mencionada ave, en sopa y acompañada de arvejas, cebollas y papas y con abundante "llajua", que es otra variedad regional.
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